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CONTRA LA CORRIENTE

APLASTAR LAS MANIOBRAS DEL GOBIERNO:DEL “PARO SOCIAL” A LA HUELGA GENERAL

APLASTAR LAS MANIOBRAS DEL GOBIERNO:DEL “PARO SOCIAL” A LA HUELGA GENERAL

1.- Estos días se han refrescado en las masas, al calor de la gran movilización estudiantil, el ímpetu de lucha, la solidaridad de clase y la noción de que sólo por la vía de la acción directa es posible arrancar a los explotadores nuestras reivindicaciones. Por otro lado, esto ha ayudado también para poner en evidencia el carácter de clase (burgués) del gobierno de Bachelet, el cual se ha valido tanto de la represión y del terror, como de campañas de desinformación, como de las propias direcciones sindicales y políticas, para contener el movimiento y derrotarlo. 2.- La conducta de Carabineros intimidando, golpeando y abusando de los estudiantes una vez detenidos, es parte de la tradición más enraizada en el aparato represivo del régimen pinochetista, bautizado por los capitanes de la transición como “democracia”. Son los genocidas legitimados por la impunidad del régimen, los que vuelven a las andadas. Durante el fin de semana los medios de comunicación echaron a correr rumores de división, amenazas de desalojo y la especie de que la cra. María Jesús Sanhueza habría sido “destituida” por la Asamblea de los Secundarios (ACES), dando a entender que las bases estudiantiles rechazaban la idea de combatir a la LOCE y estaban contentos con las migajas que anunció Bachelet el pasado jueves. Utilizaron krumiros,  organizaciones fantasmas de apoderados, le han dado toda la tribuna del mundo a los dirigentes de derecha del movimiento (Westhoff, del INBA) y no han logrado quebrar al movimiento. La respuesta hoy día en las calles de todas las ciudades del país es clara y contundente: NI DIVIDIDOS NI DESGASTADOS.3.- Esta fortaleza ha arrastrado a otros sectores sociales. Por más que los medios de comunicación repitan hasta la saciedad la estupidez de que el conflicto “no se debe contaminar” y se amplifique a escala nacional la opinión de cualquier imbécil que pontifique de gremialismo y de que no debe “politizarse” el conflicto, no han logrado quebrar el movimiento. Frente a esta campaña, la voz de los secundarios es clara, contra todo el aparataje del Gobierno, de sus escribas y policías: 800.000 estudiantes paralizan hoy, ocupan más de 500 escuelas a lo largo del país y están dispuestos a seguir en la lucha contra la  educación privatizada que consagra la LOCE. 4.- Los burócratas de la CUT, del Colegio de Profesores, de CONFENATS, ANEF, del CONFECH, han sido OBLIGADOS por las bases y la fuerza del movimiento a plegarse a la movilización. El “Paro Social”, como gustan decir lo burócratas para quitarle todo contenido político a su llamado, es un triunfo ya de los movilizados y debe profundizarse y extenderse como HUELGA GENERAL con ocupación de los lugares de trabajo y estudio. Esta es la perspectiva de desarrollo del movimiento, cualquier otra medida significa hoy una capitulación al Gobierno, a los sostenedores, las municipalidades y a todos los privatizadores de la educación.5.- Llamamos a los militantes y activistas de izquierda a sumarse a la lucha de todas las formas posibles, buscando llevar el movimiento a su extensión bajo la consigna de que la única Solidaridad es la Huelga General. En esta perspectiva debemos ser muy claros, se hace igualmente necesario la construcción del partido obrero revolucionario, el estado mayor de las masas en lucha, porque este conflicto no puede resolverse dentro de lo marcos de la democracia y dominación burguesas. Los reclamos estudiantiles sólo pueden ser resueltos si se ataca la propiedad de los establecimientos educacionales y su financiamiento subvencionado, esto hace necesaria la intervención del conjunto de la clase obrera y de los explotados. Barrer con la LOCE, como reclamamos hoy día junto a casi un millón de secundarios, supone expropiar a los sostenedores (privados y municipios) bajo control obrero-estudiantil (profesores y empleados) y del conjunto de la comunidad educativa.6.- Bajo estas banderas marchamos hoy día, como parte del movimiento que sacude al país, reclamando educación pública y gratuita, bajo control obrero-estudiantil, educación científica integradora de la teoría y la práctica, al servicio de la liberación social y nacional. Son los hijos de los obreros los que han encendido la llama de este verdadero levantamiento de masas. Bachelet hoy día viaja a juntarse con el genocida imperialista Bush, para recibir instrucciones de cómo aplastar a los escolares y a todos los que hemos salido al combate. Que Bachelet se quede allá con su jefe. Los secundarios ya han iniciado un camino al que nos sumamos el conjunto de los obreros y explotados. El camino que iniciamos por la Revolución y Dictadura Proletarias. ¡VIVA LA LUCHA ESTUDIANTIL!¡ABAJO LA LOCE Y LA PRIVATIZACIÓN!¡ABAJO LA MANIOBRAS REPRESIVAS Y MIGAJAS DEL GOBIERNO!¡POR UNA EDUCACIÓN PÚBLICA, GRATUITA Y AL SERVICIO DE LA LIBERACIÓN SOCIAL Y NACIONAL!¡VIVA LA UNIDAD OBRERO ESTUDIANTIL! Grupo Obrero Revolucionario – Contra la CorrienteValparaíso, 5 de junio de 2005 http://gor-contralacorriente.blogia.com

ÚNICA SOLIDARIDAD CON LOS SECUNDARIOS:HUELGA GENERAL POR TIEMPO INDEFINIDO CONTRA BACHELET

ÚNICA SOLIDARIDAD CON LOS SECUNDARIOS:HUELGA GENERAL POR TIEMPO INDEFINIDO CONTRA BACHELET

 La gigantesca movilización de secundarios -600.000 a escala nacional- más de 500 establecimientos paralizados y en toma, constituye por sí misma la más grande lucha del sector en más de treinta años, el movimiento más grande desde el Paro de agosto del 2003 y la más dura prueba para el gobierno pro-imperialista de la Bachelet, que ve así abruptamente terminada su “luna de miel” con el electorado.        La lucha Secundaria comenzó con objetivos mínimos: gratuidad del pase escolar y de la PSU. Sin embargo, en la medida que el movimiento se fue masificando y arrastrando a cada vez más vastos sectores, comenzó a radicalizarse y a atacar los cimientos del sistema educacional: la llamada ley LOCE (Orgánica Constitucional de Educación). Esta última cuestión marca un antes y un después de la movilización. Pelear por la derogación de la LOCE -sumándose al reclamo que ha venido levantando el estudiantado universitario- significa apuntar al régimen de privatización y municipalización de la educación pública, significa echar abajo el financiamiento de subvención por alumno asistente a clases, significa parar en seco la multimillonaria transferencias de recursos públicos al puñado de pulpos que son las empresas sostenedoras de la actividad educacional del estado. Significa barrer con la educación municipalizada que está en quiebra.        El pasado martes 30, la represión gubernamental –incapaz de contener el movimiento- llegó a mayores, alcanzando de forma escandalosa a los medios de prensa. La pateadura al camarógrafo, televisada a todo el país, hizo manifiesto algo que ya venía haciendo el Gobierno desde el inicio de las movilizaciones: reprimir brutal y salvajemente para aterrorizar a los estudiantes. Ya el pasado 21 de mayo carabineros de civil, infiltrados en la marcha hacia el Congreso, provocaron la represión lanzando ellos mismos bombas lacrimógenas a los gorilas de Fuerzas Especiales. Al servicio de esta misma tarea represiva se han abocado las bandas lúmpenes de neonazis, formadas al alero del aparato represivo del régimen.        Pero la represión no es la única herramienta con la que cuenta el Gobierno. Su instrumento más eficaz lo conforman las direcciones burocráticas de la CUT, Colegio de Profesores, CONFENATS y el propio CONFECH. Estas direcciones en su totalidad ligadas al PC y al Gobierno, han mantenido un silencio infame que persigue asfixiar el movimiento secundario e impedir que éste se extienda como un movimiento generalizado en contra de Bachelet. Ni Martínez, ni Pavez, ni Araya, ni Grau, ni toda la cáfila de traidores que usurpan las direcciones de las principales organizaciones obreras y de masas de escala nacional, han movido un dedo en solidaridad con los secundarios. De nada nos sirven los “gestos” de apoyo, como de forma infame expresara la Secretaria General de la CUT el día de ayer, cuando indica que no tienen contemplado llamados a movilización.        La razón es muy simple, tanto los gobiernistas como el PC (que sólo se preocupa por modificar el “sistema binominal”), no tienen ningún interés en que la lucha secundaria siga extendiéndose. La radicalización y crecimiento del movimiento conspira en contra de los intereses que ellos defienden, los de los empresarios sostenedores, congregaciones religiosas y también de las multinacionales que ya han puesto sus ojos en los fondos con que el Estado subvenciona a estos piratas de la educación. Esto es lo que llaman “libertad de enseñanza” y es el caballo de batalla de los privatizadores y destructores de la educación pública que se impusieran a sangre y fuego durante la Dictadura pinochetista.        El aislamiento, la asfixia del movimiento, a manos de las direcciones traidoras constituye la principal amenaza para el movimiento secundario. La debilidad de su dirección, que hasta hoy se ha mantenido sólida por su generación asamblearia, sólo puede superarse en la medida que sea capaz de pasar por encima del cerco que le ha tendido el Gobierno, se mantenga ligada a sus bases y tenga la capacidad de convocar al resto de los estudiantes universitarios y al conjunto de los trabajadores. La perspectiva de la unidad obrero-estudiantil es el camino por el que obligadamente han de transitar los secundarios para imponerse en el combate por la Educación Pública y Gratuita.        Desde las filas trotskistas del Grupo Obrero Revolucionario – Contra la Corriente, llamamos al conjunto de la militancia y activistas que se reclaman de la izquierda y la revolución proletaria, a apoyar desde todos los lugares de trabajo y estudio al movimiento secundario. No se trata de una simple asonada de los “pingüinos”. Ellos son sólo la vanguardia, los más esclarecidos del conjunto de las masas explotadas y oprimidas, que han levantado la cabeza y han iniciado una lucha que es la lucha de todos los que combatimos este régimen de explotación y miseria que nos venden como democracia. La democracia de los patrones, de los genocidas, de la banca y del imperialismo.        La única solidaridad posible con este movimiento lo constituye el PARO, la HUELGA GENERAL por tiempo indefinido con ocupación de lugares de trabajo y estudio. Las colectas, las declaraciones y demases son ayuda pero de rango menor, insignificante. Los distintos sectores hemos de levantar nuestros reclamos no sólo para salir en auxilio de la heroica lucha secundaria, sino también para hacer fuerza e imponer nuestras reivindicaciones. Hemos de preparar esa HUELGA GENERAL, exigir de la CUT, del Colegio de Profesores, de la ANEF y demás organizaciones de masas que se convoque esta huelga AHORA, sin dilaciones.        El triunfo de este movimiento, que se anticipa con la enorme y unánime simpatía con que cuenta en todos los sectores de trabajadores, ha de abrir paso a un nuevo tiempo en la lucha de masas. El triunfo secundario es gravitante en esta perspectiva, de ahí que Bachelet ha sido inflexible y no ha cedido un milímetro frente a los movilizados, pero esta línea se está quebrando. Primero el Ministro Zilic exigía el cese de las movilizaciones como condición para negociar, anteayer debió esperar más de tres horas el debate estudiantil para lograr sentarse a la mesa.         La lucha no puede terminar mientras no se acabe con la LOCE y su inmundo régimen de privatización de la educación, que está totalmente quebrado. La burguesía es incapaz de educar a los hijos de los obreros y explotados, ante esto sólo la acción directa, la lucha multitudinaria y decidida –como nos señalan los secundarios- es la respuesta. Acabar con la LOCE, aplastar la privatización e imponer una educación pública, gratuita, bajo control obrero y de la comunidad educativa. Una verdadera educación científica, que integre teoría y práctica, al servicio de la liberación social y nacional. ¡VIVA LA MOVILIZACIÓN DE LOS SECUNDARIOS!¡ABAJO LA LOCE,LA PRIVATIZACIÓN Y MUNICIPALIZACIÓN DE LA EDUCACIÓN!¡EXPROPIAR A LOS SOSTENEDORES SIN INDEMNIZACIÓN!¡FIN AL RÉGIMEN DE SUBVENCIÓN!¡UNIDAD OBRERO ESTUDIANTIL PARA BARRER EN LA CALLE CON EL GOBIERNO, SU REPRESIÓN Y LA BASURA NEONAZI!¡POR UNA EDUCACIÓN PÚBLICA Y GRATUITAAL SERVICIO DE LA LIBERACIÓN SOCIAL Y NACIONAL!¡A CONSTRUIR EL PARTIDO DE LA REVOLUCIÓN Y DICTADURA PROLETARIAS! GOR-Contra la Corriente, 1º de junio de 2006

EL P.O.R. ANTE LA "NACIONALIZACIÓN" DE LOS HIDROCARBUROS EN BOLIVIA

EL P.O.R. ANTE LA "NACIONALIZACIÓN" DE LOS HIDROCARBUROS EN BOLIVIA

EL DECRETO 28701 DEL GOBIERNO DEL M.A.S. DE NACIONALIZACIÓN ES LA MATERIALIZACIÓN DE LA TESIS MASISTA DE CONVERTIR AL ESTADO BURGUÉS EN SOCIO DE LAS TRANSNACIONALES

El decreto de “nacionalización” 28701, promulgado este primero de Mayo con gran bullicio por el gobierno del MAS, es la aplicación de su concepción de asociación entre el Estado burgués y las transnacionales para la explotación de los recursos hidrocarburíferos que tiene el país.

Según dicho decreto, el Estado burgués, a través de YPFB refundada recupera la potestad de decidir sobre volúmenes, precios y comercialización del gas tanto en el mercado interno como al exterior, para el gobierno, esto es recuperar la “propiedad total” de los hidrocarburos; sube la participación del Estado al 82% dejando sólo el 18% para las empresas asociadas en los campos grandes con una producción mayor a 100 millones de m3; los porcentajes de participación para los campos más pequeños se determinará a través de auditorias técnicas a las empresas; las acciones del fondo de capitalización en manos de las AFPs pasan a YPFB y obliga a transferir acciones hasta alcanzar el 50% más una a favor de YPFB. Las empresas tienen un nuevo plazo de 180 días (seis meses) para adecuar sus contratos a las normas del decreto.

El gobierno del MAS fue muy claro sobre su concepción de nacionalización. Reiteró que no sería confiscatoria, en efecto no se apodera de los bienes ni instalaciones de las empresas, en esa medida las empresas mantienen el control de la producción misma y seguramente lo utilizarán como poderoso instrumento de presión sobre el Estado.

El gobierno del MAS sostiene la absurda doctrina de que es posible el desarrollo del país en el marco capitalista y con la ayuda de las empresas transnacionales, de los organismos financieros internacionales y de los países imperialistas, por eso garantiza la presencia de las transnacionales y les ofrece seguridad jurídica.

Partiendo de todos estos antecedentes, no pueden sorprendernos las limitaciones del decreto de “nacionalización”. Por el contrario, hay que reconocer que es más duro para las transnacionales de lo que esperábamos, pero ello no cambia la esencia del problema. Lo más que se puede decir de ella es que es una nacionalización a medias de contenido burgués. En definitiva una impostura.

Como la experiencia de la administración de las empresas estatales por parte del Estado burgués nos ha enseñado, no basta que éste detente la propiedad de los recursos naturales, para que los recursos económicos que reciba por concepto de su explotación se destinen a atender las necesidades de los explotados y resolver el atraso del país.

Todo lo contrario, en manos del Estado burgués sólo han servido para enriquecer a la burguesía nativa y al imperialismo. COMIBOL, YPFB, dueñas absolutas en el pasado reciente de importantes yacimientos mineros y de hidrocarburos respectivamente, fueron las vacas lecheras de las que mamó la burguesía nativa robando y malbaratando los recursos estatales hasta llevarlas a la quiebra y luego entregar los recursos naturales a las transnacionales a precio de gallina muerta. Ahora ocurrirá lo mismo. Eso de que “los bolivianos” somos dueños de nuestros hidrocarburos es pues pura metáfora.

La prueba de lo que decimos: la calma y prudencia con que han reaccionado, hasta ahora, las empresas afectadas y sus gobiernos. No hay pánico, por el contrario, aunque entre lamentos han decidido quedarse, pero se reservan el derecho a acudir si es necesario a arbitraje internacional.

El gas es un recurso sumamente valioso en un mundo sediento de energía y lo necesitan, por ello no soltarán presa y se darán modos para seguir controlándolo.

EL OBJETIVO DE LOS EXPLOTADOS ES PULVERIZAR LA GRAN PROPIEDAD PRIVADA BURGUESA – LA NATIVA Y LA IMPERIALISTA- E IMPONER LA PROPIEDAD SOCIAL DE LOS MEDIOS DE PRODUCCIÓN. SÓLO ENTONCES, A TRAVÉS DEL ESTADO OBRERO, EN LA SOCIEDAD SOCIALISTA, LOS EXPLOTADOS SEREMOS DUEÑOS DE NUESTROS RECURSOS Y ESTOS SERVIRÁN PARA ATENDER NUESTRAS NECESIDADES Y ENCARAR LA TAREA DE SUPERAR EL ATRASO DEL PAÍS.

INTERVENCIÓN DE PARLAMENTARIOS TROTSKYSTAS EN EL CONGRESO BURGUÉS DE CHILE

 Publicamos estas intervenciones históricas de los parlamentarios trotskystas en el Congreso chileno. Hemos transcrito rigurosamente, algunos de sus discursos, teniendo como base las propias actas del Congreso Nacional.El Diputado Emilio Zapata y el Senador Manuel Hidalgo, con sus discursos, desarrollan una línea leninista de intervención de los revolucionarios en el parlamento burgués.Estos textos, como algunos más que pondremos a disposición de la vanguardia a través de esta página, sirven como referencia para contribuir a una crítica marxista a la intervención vergonzante que el Partido Comunista y sus satélites, en el terreno electoral, centrada en el último tiempo en la cantinela de la exclusión y el sistema binominal. Lo mismo se hace aplicable a los democratizantes de todo pelaje inclusive a algunos que atrevidamente se proclaman trotskystas como hacen altamiristas, morenistas y otras hierbas.Raúl BengoleaValparaíso, 8 de mayo de 2006.     

El Punto de Vista del Partido Comunista
Discurso pronunciado en la sesión de la Cámara de Diputados el 24 de Enero de 1933 por el diputado trotskista Emilio Zapata Díaz.

 El Sr. ZAPATA: En otras oportunidades, señor Presidente, no me ha sido posible expresar mis observaciones de acuerdo con la representación que tengo en esta Cámara y voy a aprovechar la oportunidad que se me presenta en estos momentos para manifestarlas           

Me he inscrito, señor presidente, para hablar porque deseo en esta reunión de los que aquí están como “representantes del pueblo”, exponer el punto de vista concreto del Partido Comunista. 

El Señor VEGA: ¿Qué Partido Comunista? 

El Señor ZAPATA: Del que soy miembro activo y parlamentario y por tanto el punto de vista que interesa honda y profundamente a las masas trabajadoras del campo y la industria.           

Como representante comunista, como soldado de fila de la revolución proletaria, no tengo ningún interés en legislar para el perfeccionamiento de este régimen de injusticia y explotación; como tal y como obrero revolucionario, soy mandado por mi Partido a combatir este régimen de miseria en la misma institución creada a tapar la expoliación a que se hallan sometidos millones de trabajadores.           

En la calle como en la fábrica, en el taller como en el campo, en el local obrero como en este local burgués los comunistas somos soldados de la revolución proletaria.           

Los trabajadores, las grandes masas de explotados, los millones e miserables que con su trabajo de esclavos han llenado de riquezas el mundo capitalista y que viven o mueren de las piltrafas constituyen los enterradores del capitalismo, los organizadores de la sociedad socialista que reemplazará a esta sociedad hambrienta.           

La Rusia soviética, en un esfuerzo gigantesco ha demostrado la potencia creadora del proletariado y de las masas campesinas. Ha demostrado al proletariado del mundo entero el camino que deben seguir para traer el bienestar al mundo entero.           

El socialismo que se construye a pasos agigantados en la Rusia de los soviets se realiza porque el poder político está en manos de los trabajadores y porque toda explotación ha terminado al terminar revolucionariamente el proletariado con la burguesía explotadora. Y ese es el camino que igual que en todas partes mostramos desde aquí a las masas trabajadoras de Chile.           

De los enemigos del proletariado no son los peores los que militan en las filas de la burguesía, no es la iglesia con su opio nefasto, no es la oligarquía criolla que estruja y extrae hasta la médula de los campesinos en jornadas de sol a sol; los peores son los que tildándose de partidos obreros no son sino ganchos de la burguesía para pescar las masas trabajadoras y arrastrarlas tras de su carro de reformas y compromisos.           

Los peores enemigos de los trabajadores chilenos son los demócratas, son los socialistas de todos los matices, son los llamados partidos izquierdistas, son todos los que usan el lenguaje y de las poses para engañar las masas obreras y envolverlas en su demagogia pequeño burguesa y entregarlas atadas de pies y manos a la explotación del capitalismo nacional e internacional.           

El Partido Demócrata que dice luchar por los trabajadores, fue uno de los puntales de la dictadura financiero militar de Ibáñez, fue agente exclusivo entre los trabajadores del ibañismo y de su propaganda y concurrió con todo su apoyo al incremento de las persecuciones, asesinatos, fondeos de los miembros del Partido Comunista y de las organizaciones revolucionarias de masas.           

Los partidos socialistas e izquierdistas, flora de terreno húmedo, no son sino un producto de la radicalización de las capas pequeño burguesas y por tanto de u desorientación. Estos partidos que se caracterizan por una serie de matices amarillos no van más allá de declaraciones líricas, de continuadas peroratas demagógicas que vienen a llenar una necesidad de la burguesía por cuanto forman el ala izquierda de ella y unida a ella por fuertes y estrechos lazos indisolubles y que se hacen valer en la primera ocasión poniéndose incondicionalmente al servicio y la defensa de los intereses de la burguesía criolla e imperialista.           

Estos son los peores enemigos del proletariado y de las organizaciones revolucionarias de masas y en especial del Partido Comunista al cual tratan de matar por todos los medios.           

Los comunistas no hemos podido llegar a plantear nuestra lucha aquí en la forma en que han llegado todos ustedes, porque estamos fuera de la ley, porque estamos fuera de la ley, porque ustedes lo han querido y porque así conviene a vuestros intereses que son los de la burguesía criolla y que son los del imperialismo internacional. Pero de todas maneras estamos aquí dispuestos a desenmascarar a todos los que son efectivamente enemigos del proletariado y de las clases trabajadoras a pesar de sus caretas de revolucionarios de cartel.           

El Partido Comunista me  envía aquí a cumplir con el papel que he desempeñado en donde he trabajado: a colaborar en el más rápido desenvolvimiento de la revolución proletaria, ayudando  a desarrollar la conciencia de clase de los trabajadores.            El Parlamento, institución que cumple con un papel, el papel de mistificar a las masas trabajadoras y facilitar la dominación de ellas por las clases gobernantes, se ha “convertido en la forma democrática de dominación de la burguesía, a la cual le es necesario, en un momento dado de su desarrollo, una ficción de representación  popular que expresa en apariencia la “voluntad del pueblo” y no la de las clases, pero que constituye, en realidad, en manos del capital imperante, un instrumento de coacción y opresión.           

Y esto que lo decimos como representante del Partido Comunista, lo decimos a las masas trabajadoras, a los miles, cientos de miles de cesantes, hambrientos y miserables que se mueren de hambre, frío y miseria, al proletariado en trabajo, a las masas trabajadoras del campo sometidas al yugo esclavista del inquilinaje y a todos los que viven de la venta de su fuerza de trabajo. Y lo decimos para que comprendan definitivamente que sólo una lucha feroz, organizada y dirigida por el Partido Comunista, puede triunfar de este régimen ignominioso de explotación inmisericorde de millones de  trabajadores.           

Aquí se pretende engañar al proletariado y al campesinado legislando y encubriendo, retardando y adormeciendo el movimiento  liberador de las grandes masas explotadas. Aquí se pretende digo, hacer creer que hay posibilidad de alimento, de ropa, de techo y de trabajo, dentro del marco del capitalismo explotador, dentro de este sistema putrefacto, en descomposición y que quiere hundirse exterminando al máximo de proletarios, el máximo de campesinos, el máximo de pequeños productores: quiere en resumen, morir matando.           

Los trescientos mil cesantes que llenan este país con sus clamores pidiendo pan, tienen que convencerse, tienen que de una vez por todas que de este sistema, del capitalismo, de la burguesía y oligarquía explotadoras, no pueden esperar sino balas y metralla; que su hambre se terminará en la masacres que se preparan hora a hora, día a día, en las clases explotadoras y dirigentes.            

No podemos sino gritar aquí, en plena institución burguesa, el sentir, el derecho de las grandes masas del campo y la industria, a imponer sus reivindicaciones económicas y políticas; no podemos sino convertir a esta tribuna que ha sido creada para adormecer a los trabajadores, en una tribuna revolucionaria que sirva para impulsar la revolución proletaria que dará al traste con todo este régimen afianzado en la explotación feroz de millones de hombres, mujeres y niños.           

Se ha convocado extraordinariamente al Parlamento para que estudie la Liquidación de la Cosach, en primer punto. Estamos convencidos, porque conocemos el régimen que combatimos que la liquidación de esa funesta compañía y a la cual dieron su entusiasta apoyo gran parte de los señores que dicen haber venido a defender los intereses de los trabajadores, no es sino el preámbulo de la constitución de una nueva Cosach con distinto nombre y a base del capital del imperialismo inglés o del imperialismo francés.           

La miseria no se disminuirá un ápice porque pasemos de un dueño a otro o porque aquí se tomen medidas de socorro o de limosnas o porque se aprueben con el mismo voto entusiasta con que acordaron la Cosach y todas la iniquidades que se han cometido y se cometen a diario; medidas de emergencia para solucionar la cesantía, nada de eso disminuirá en nada la miseria y el hambre crónica de las masas trabajadoras y esto por la sencilla razón de que queda incólume el sistema, el régimen entero con todas sus posiciones intocadas, con sus inmensas reservas de artículos de primera necesidad acaparadas por unos cuantos privilegiados a quienes las leyes amparan y protegen y porque el poder político sigue en manos de los explotadores, en manos de la burguesía en estrecha alianza con la oligarquía, con la iglesia y con el imperialismo internacional.           

Solamente la revolución proletaria triunfante, con la implantación de la Dictadura del Proletariado y con la destrucción hasta en sus raíces de toda explotación se podrá construir una sociedad en la que todos sean productores y en la que por tanto el que produce come, en reemplazo de esta sociedad en la que come hasta hartarse el que nunca ha trabajado pero que siempre ha explotado el trabajo de otros…            (Risas)            

El señor ZAPATA: Merecen a Sus Señorías las expresiones de este loco, tal vez porque de locos se ha tratado a los comunistas, a los únicos hombres del Partido Comunista que estuvieron en desacuerdo profundo con la creación de la Cosach, que fue aprobada por los diversos partidos políticos, que tienen representación en esta Cámara y que se manifestaron sumisos y serviles.           

Pretenden Sus Señorías reírse de este modesto proletario que ha llegado a tener un asiento en la Cámara en legítima representación de los trabajadores, quienes lo eligieron por sus espontánea voluntad. Porque yo no he ido a emborrachar a los trabajadores para obtener su voto; yo no he ido a violentar la conciencia de los trabajadores para conquistar un sillón en esta Cámara; he llegado legítimamente a ocupar un asiento en esta Cámara en virtud de la majestad de la voluntad del pueblo.           

Y cuando en este Parlamento se mistifica con leyes que se dicen van en beneficio de los trabajadores, yo levanto mi voz y hago estas declaraciones.           

Ayer Sus Señorías dictaron una ley que rebaja el veinte por ciento del valor de los arriendos de las casas. Esta ley es una continuidad de una ley dictada por el Parlamento elegido por la Dictadura de Ibáñez y debo declarar que los beneficios de esta ley jamás los ha recibido el pueblo. De este modo se mistifica al pueblo y por lo tanto tengo razón en decir que con leyes se está mistificando a la opinión pública que ustedes dicen representar, cuando no son representantes del pueblo.   

Orientaciones Políticas

Discurso pronunciado en la sesión del Senado el 24 de Febrero de 1933 por el senador trotskista

Manuel Hidalgo P.

 El Señor GUTIÉRREZ (Presidente): En la hora de los incidentes, tiene la palabra el honorable señor Hidalgo. 

El Señor HIDALGO: Durante el curso de lo que aquí se ha dado llamar el debate doctrinario, he sido aludido en varias ocasiones, y a veces en una forma que no corresponde con la verdad de los hechos; tal, por ejemplo, en el caso en que el honorable señor Gumucio, al referirse a los últimos incidentes ocurridos en el país, decía:            “Y me propongo exclusivamente examinar la posición que toman los demócratas ante el asalto que, contra la República y la sociedad, están dando, en todo terreno, el comunismo ruso del Señor Lafferte, el comunismo criollo del señor Hidalgo, el napismo del señor Matte y todos los auxiliares del desquiciamiento general”.            Señor Presidente: Yo creía que el honorable señor Gumucio, al hacer referencia al desquiciamiento general del país, quería aludir a la funesta organización de la entidad denominada la TEA, al concurso incondicional que prestó la prensa capitalista al primer asalto de los militares al poder público y al clamoroso aplauso que esa acción tributó el mismo honorable señor Gumucio en las páginas de “El Diario Ilustrado”. Sin embargo, Su Señoría, se refirió únicamente al comunismo criollo del Senador Hidalgo, al comunismo ruso del Señor Lafferte y, por último, al napismo.           

En atención a que en más de una ocasión he sido aludido en ésta y en la otra cámara en una forma que no corresponde a la realidad, voy a rectificar los hechos diciendo algunas palabras sobre mi propia actuación, antes de entrar a la materia principal de mis observaciones.           

Todos los honorables Senadores saben y, por lo menos, el país no lo ignora, que durante la férrea y brutal dictadura de Ibáñez el Senador comunista que habla mantuvo incólume sus principios, y que si alguien no supo ceder ante la insolencia brutal de este dictador, fue el que habla. Sin ningún propósito de vanagloria, puedo afirmar que este Senador comunista fue el único obstáculo que encontró en su camino ese dictador que dominó durante una época que constituirá una vergüenza en la historia de Chile.            Sin embargo, se olvidan muy a menudo los hechos en nuestro país, para caer en nuevos errores, pasando enseguida a otros sucesos de que se culpa a otros dictadores que no tienen de tales sino el nombre.           

Voy a hablar ahora a nombre del Partido Comunista.           

Alguien ha aludido en la otra cámara a la representación que invisto. He creído necesario ocuparme de ello para terminar con lo malentendidos. Nunca he dejado de pertenecer y representar al Partido Comunista. En los tiempos de la represión ibañista, cuyos ribetes adornan el civilismo de hoy, fui la cabeza visible del Partido  y conocí canallescas persecuciones y más de una deportación. Divididas hoy las filas del partido de clase del proletariado chileno, actúo y hablo a nombre de la fracción revolucionaria que cree en la extensión internacional de la lucha emancipadora, en la dictadura proletaria y en el ocaso del capitalismo. Y si supe mantener mis principios comunistas bajo la feroz dictadura militar, en que no se vio a ninguno de los gritones de hoy, con mayor razón los sabré mantener bajo la dictadura encubierta y constitucional que se avecina, pero en momentos en que la agonía del capitalismo nos señala claramente la ruta revolucionaria.           

Ahora, como siempre, es a los trabajadores a quienes me dirijo, desde esta tribuna burguesa que un día barreremos junto con la burguesía. No porque un hecho sea doloroso podemos nosotros, los marxistas, desentendernos de él. Y el hecho es que las filas de la Internacional Comunista se han escindido en todo el mundo desde que en sus esferas oficiales se olvidó la revolución mundial por la defensa de la Unión Soviética. De un lado permanecieron los revolucionarios internacionalistas de siempre que, como Trotsky, no han temido seguir una lucha acendrada en la vida toda, contra la burguesía y todos sus adláteres. Del otro bando los estridentistas y gritones atentos más al lirismo revolucionario que a los intereses de las grandes masas obreras. De un lado, pues, están los partidarios del “socialismo en un solo país”, los que en todo el mundo han guiado a las masas de derrota en derrota, los que oponen a la dictadura del proletariado la fórmula ambigua, e indigerible de “gobierno de obreros, campesinos, soldados, marineros e indios…”; del otro los que llevaron a los trabajadores rusos a derrocar la autocracia zarista bajo la guía de Lenin y Trotsky, los que luchamos por la revolución internacional, por la dictadura del proletariado, contra el confusionismo que pretende entronizarse en las propias filas del comunismo.           

En todo el mundo, las filas comunistas se han dividido. Ante cada partido oficial se ha puesto: la Izquierda Comunista, el Partido Comunista de Oposición. Y téngase en cuenta que en la Izquierda no están los que gritan más, sino los que luchan mejor. La posición del Partido Comunista (al) que represento ha sido idéntica a la de la oposición en todas partes, y en el Congreso de marzo adheriremos a ella. Si hay en el mundo una burocracia estaliniana que traiciona los principios de la Internacional Comunista, también hay auténticas fracciones bolcheviques que restituirán a la Internacional Comunista su efectividad revolucionaria.           

(Aplausos- El presidente amenaza despejar tribunas y galerías si ellos se repiten)           

Ahora que el mundo capitalista se debate en la crisis más honda e insubsanable, ahora que en Alemania sólo falta una dirección atinada que encienda la mecha revolucionaria, ahora que en China se va afianzando paso a paso la revolución proletaria, ahora que en la España convulsionada se presienten las claras demostraciones de la pronta emancipación obrera, ahora que en nuestro país son demasiado evidentes los estertores de la burguesía, lucharemos con más energía que nunca para barrer con la burguesía y con los comediantes de la revolución.           

 No he sido yo el primero en traer al Parlamento, a la faz de la burguesía, cuestiones de orden interno del Partido Comunista. Pero en estos momentos no es a la burguesía a la cual me dirijo, sino a los trabajadores que necesitan saberlo. Hemos decidido terminar con las contemplaciones que aún guardábamos al laffertismo. De ahora en adelante los excluiremos como lo que son, escoria revolucionaria, desperdicios del régimen capitalista en descomposición. Trotsky ha puesto una cátedra de intransigencia y en esa cátedra se generó la Revolución de Octubre. Algún día también en nuestra intransigencia se generará el Octubre chileno.           

 Exponiendo el honorable señor Matte los fundamentos que tuvo la revolución del 4 de Junio, que por lo demás, de tal no tuvo sino el nombre, decía ciertas palabras cuyo propósito yo no sabría como calificar, pues no se comprende si se quiere desfigurar el socialismo o escarnecerlo. Son las que siguen:           

“Desgraciadamente, en el momento de la acción hubimos de marchar unidos a elementos que no tenían esos mismos propósitos y que, bajo fórmulas socialistas que jamás han entendido ni menos amado ocultaban su sed de mando y predominio. Fue necesario vencer nuestra porfiada resistencia; pero hicimos ese gran sacrificio en la convicción de que había llegado la hora de asestar un golpe”.           

Y agregaba más adelante: “La Compañía que, muy a nuestro pesar, nos impusieron las circunstancias fue, desde el primer momento, serio obstáculo a nuestros propósitos, y nuestra acción constructiva se veía paralizada con desgraciada frecuencia por las iniciativas dictatoriales y reaccionarias que a cada paso se nos oponían”.           

Yo me pregunto, si esta era la situación del honorable señor Matte dentro de la Junta Revolucionaria, si ésta era la composición de los que fueron al asalto de la Moneda, ¿cómo se explica, entonces, que los directores de la revolución se dirigieran al pueblo, a los obreros, diciéndoles que el movimiento se hacía a favor de la case asalariada?.           

En efecto, más adelante agrega:            “Así se procedió de inmediato a suspender los lanzamientos de los arrendatarios modestos morosos, considerando que la miseria general era la causante de la mora y que el lanzamiento agudizaba un mal social, sin mejorar tampoco la situación del proletariado”.           

“Se destinó una suma prudencial a devolver a los trabajadores sus herramientas y prendas de vestir, en atención a que se trataba de un pequeño sacrificio que el Estado bien podía hacer para aliviar la desesperación de los necesitados”.           

“Se domicilió en algunas casas desocupadas a cesantes en especial mujeres y niños, que paseaban su miseria y hasta su desnudez por las cales y plazas de día y de noche. La propiedad desempeñó así realmente una función social en momentos críticos para la Nación”.           

 Creo que este programa revolucionario socialista lo habría podido realizar el Partido Conservador que dice practicar el concepto de la caridad cristiana; pero llamar a esto socialismo por medios combativos es estar engañando de buena fe o no saber lo que se dice.           

Cuando se produjo la toma del poder por el grupo revolucionario, el Partido Comunista, a quienes los revolucionarios quisieron halagar con este socialismo, propuso las consignas que debía propiciar la revolución para triunfar. Eran ideas radicales que descansaban en la doctrina pura y que no estaban sujetas a las influencias que más tarde hemos podido ver en los continuos asaltos al poder en que los unos han desplazado a los otros.           

El Partido Comunista propuso las siguientes consignas para ir a la Moneda y afianzar la revolución obrera:           

“La Junta Revolucionaria debe formar a los trabajadores reconociendo sus comités y entregándoles armas para formar la Guardia Revolucionaria”.           

“La Junta Revolucionaria debe proceder de inmediato al desarme efectivo de las guardias blancas, cívicas y bomberos”.           

“Formación de comités obreros y campesinos, de obreros de fábricas, minas, salitreras, transportes, etc. Y su reconocimiento para el control de la producción por los trabajadores y su reparto”.           

“Entrega del control de las fuerzas a las clases, lo que se ejecutará por medio de asambleas de soldados y marineros”.           

 “Entrega de las municipalidades a los trabajadores y municipalización de las viviendas con el control de los cesantes sobre su alimentación y aprovisionamiento”.            “Socialización de los  medios de producción, expropiándolos sin indemnización y entrega de la tierra a quienes la trabajan”.           

 “Destrucción de la industria bancaria y creación del Banco del Estado”           

Estas simples consignas, el solo armamento de las clases proletarias, su organización como elementos directivos de la producción hubieran afianzado y hecho posible el éxito de la revolución que se propiciaba. Pero, desgraciadamente los elementos que formaban esa Junta no eran capaces de realizar ese programa. ¡La pequeñoburguesía jamás podrá realizar la revolución social para derrocar el actual régimen de capitalismo y hacer imperar el socialismo!           

Históricamente se demuestra que sólo el proletariado es capaz de realizar esta conquista revolucionaria; y lo hará encabezando él solo las fuerzas.           

 Esta es la causa del fracaso de la llamada revolución socialista, y no, como decía el honorable señor Matte, que parte de los elementos que formaban en el grupo revolucionario, en el momento decisivo, se pasaran al bando contrario, defeccionando lastimosamente.

            La causa fue que los propios y genuinos elementos revolucionarios no tenían ningún concepto acerca de lo que es una auténtica revolución socialista. Esto fue lo que trajo el caos y el desastre de la revolución.

            Así es que, sin temor a equivocarnos los elementos marxistas podemos decir que la revolución llamada socialista nació muerta; que fue un conato de asalto al poder como cualquier otro, pero que del socialismo no tenía ni la careta.

            El honorable señor Lira Infante, al analizar el discurso en que el honorable señor Matte expusiera las ideas que respecto al programa de Gobierno tiene la Nueva Acción Pública y al referirse a la revolución que el señor Matte había encabezado, decía en un párrafo: “…en medio de estas opuestas actitudes cayó fulminada la Junta por obra de otro cuartelazo, bajo la aplastante acusación del General Moreno que la denunció como culpable de haber “conducido al país por los tortuosos caminos del comunismo”. 

           Me parece, señor Presidente, que nadie tiene derecho a traer el testimonio del General Moreno para inflingirle un insulto gratuito al comunismo al citar palabras de ese militar, de quien todos sabemos que en vísperas de traicionar a su compañero de armas, el señor Grove, iba a su casa a pedir misericordia para que lo mantuviera en su puesto de General.

            La actitud del comunismo en esa ocasión, como siempre, fue absolutamente franca: no entramos en esa revolución llamada socialista porque repito no tenía de tal sino la careta. 

           Y agregaba Su Señoría, con una presencia de ánimo verdaderamente admirable, el siguiente párrafo, que es uno de los más descollantes de su discurso:

            “La historia patria no había conocido jamás tamaño desconocimiento de la soberanía popular. Arrogándose una representación que nadie le había conferido y que sólo el electorado pudo otorgarle”. 

           Señor Presidente: la persona menos autorizada para hacer esta declaración es, precisamente , el honorable señor Lira, que recibió del tirano Ibáñez un mandato de Diputado, sin que previamente se hubiera consultado al electorado nacional; pues, como se sabe, en la Termas de Chillán, designó quiénes debían venir al Senado y a la Cámara de Diputados. Se sabe también que una de las causas principales de la caída del señor Montero, a quién Su Señoría defendió con tanto calor, fue creer que un Presidente constitucional no podía disolver un Congreso ilegalmente elegido. 

El señor LIRA: ¿Me permite el honorable señor Hidalgo una interrupción, ya que tan directamente ha aludido a mi actuación política? 

El señor HIDALGO: Con el mayor agrado, señor Senador. 

El señor LIRA: Posiblemente cometí un error al ingresar al Congreso de 1930; pero tengo la satisfacción de recordarle a Su Señoría, que no ingresé a él para secundar en forma alguna la dictadura del General Ibáñez; al contrario, toda mi actuación dentro de la Cámara a que pertenecí fue de resistencia a sus actos arbitrarios y Su Señoría no puede olvidar que más de una vez nos encontramos luchando juntos, Su Señoría y el que habla, en la Comisión Mixta de presupuestos, en contra de abusos de ese gobierno (Aplausos). 

           Al hacer a Su Señoría esta aclaración lo he hecho con el propósito de que se establezca la verdad toda entera, no a medias.

            Agradezco a Su Señoría la deferencia que ha gastado conmigo al permitirle hacerle esta interrupción. 

El señor HIDALGO: Sólo he querido referirme al párrafo del discurso de Su Señoría que he leído, en que manifiesta que es imposible aceptar un mandato popular sin que ele electorado sea previamente consultado. Todos los demás argumentos del honorable senador, inteligentes como todos los de Su Señoría, no son sino atenuantes del delito cometido. (Aplausos).

            Por otra parte, no es que crea en esto del mandato popular, porque, a mi juicio, nunca ha existido en nuestro país, ya que, como muy bien lo decía el honorable señor Matte en una sesión anterior, las consultas al electorado no constituyen sino una de las tantas comedias con que se burla la voluntad de los trabajadores para generarse el poder de la burguesía.. 

           Entre las “interesantes” observaciones que formuló el honorable señor Cox, sobre la revolución encabezada por la NAP y su programa, Su Señoría dijo lo siguiente:            “Régimen individualista había en Chile 35 o 40 años atrás, cuando el concepto de Estado era el de simple instrumento central del orden público: “Dejar hacer, dejar pasar” ¿Es acaso el lema político y social de nuestro país? ¿Es acaso el lema del Partido Conservador?. 

El señor COX: Permítame decirle, señor Senador, que esa última frase no fue pronunciada por mí, estaba en el original de mi discurso pero la suprimí después. Tal vez no la borré completamente y por error fue impresa.

 El señor HIDALGO: Yo tengo que aceptar lo que se publica en el Boletín de Sesiones. Por otra parte, señor Senador, tomo esto como un simple antecedente. 

El señor COX: Repito que esa fue una frase que no la dije en la sala, de manera que no se puede tomar en cuenta ahora. 

El señor HIDALGO: A continuación de lo que he citado viene lo siguiente, puesto en boca de Su Señoría:             “¿No hay leyes  sociales en Chile? ¿No hay jornada de ocho horas, de contrato de trabajo, ley de seguro obligatorio, leyes de jubilación, ley de empleados particulares, impuestos de cesantía, leyes de desahucio y todas las leyes que protegen el trabajo contra los abusos del individualismo? ¿Por qué se sigue llamando individualista a nuestro régimen?”.            Yo digo, señor Presidente, que se sigue llamando individualista al régimen que impera en este país, porque en él se observa y está legalmente establecido el derecho de propiedad; porque los elementos de cambio y producción están en manos de unos pocos privilegiados; porque, como lo demostró ayer no más el honorable señor Azócar, sin que nadie pudiera contradecirle, la mayor parte de las tierras cultivables de Chile están en poder de un grupo reducido de personas; porque las famosas leyes enumeradas por el señor Senador no constituyen sino otras tantas burlas y paliativos para la clase obrera. 

           La jornada de ocho horas, ¿qué significado tiene para el trabajador? Que el obrero trabaja el tiempo que el patrón quiere, sin parar mientes en los mandatos de esa ley, como los vemos en los campos en que el obrero trabaja de sol a sol, en medio de una espantosa miseria. ¿Qué significa el contrato de trabajo? Solamente el imperio de la voluntad omnipotente del patrón. ¿Qué significa la ley de seguro obligatorio? ¡Más valdría no hablar de esto! Si hay estafas en Chile contra las clases trabajadoras, ésta es la más grande de todas.  

          La inmensa cantidad de millones que se extraen al escaso salario del obrero, recogidos en forma que constituye uno de los tantos abusos del régimen capitalista, mediante el sistema de seguro obrero, no tiene razón de ser, pues no habiendo una población mayor de ochocientos mil hombres que trabajan en condiciones de obreros en este país, aparecen más de dos millones de libretas de seguro. ¿Por qué es esto? Sencillamente, porque en cada oportunidad en que el trabajador va de un sitio a otro cambia de libreta y así, un mismo obrero puede tener varias, de manera que las cuentas que los obreros tienen en la caja de Seguro Obrero, no corresponden exactamente al número de trabajadores existentes en el país y los fondos correspondientes los pierden. De esa manera, la ilusión que tiene el infeliz obrero de alcanzar una jubilación, es otro de los tantos engaños cometidos en la ley. 

            De manera que las observaciones hechas por el señor Senador, en orden a que los obreros deben estar satisfechos con el sistema capitalista actual, no es sino otra forma de explotación que ellos tienen que sufrir.  

          Pero hay otra afirmación de Su Señoría que es de lo más interesante.            Dice el señor Senador, respecto a las doctrinas sociales, hablando de Cristo. “Las doctrinas sociales de Él, que vino a levantar a los humildes, a redimir a los desamparados y a predicar la hermandad entre los hombres, las han robado y desfigurado las escuelas socialistas, substituyendo la fraternidad por el odio, borrando el nombre de Cristo del corazón de las masas, que exigen el beneficio de su doctrina, sin rendirle su gratitud”.

            Por eso detestan la palabra caridad, la cual a pesar de sus protestas, seguirá siendo el gran vocablo en la vida de la sociedad humana”. 

           Me imagino que estas palabras son íntegramente del señor Senador y que no corresponden a los señores redactores de sesiones.

            Decir que las doctrinas socialistas han robado y desfigurado las doctrinas de Cristo, me parece que fuera una frase de Diógenes, no de Diógenes Laercio, el autor de “Una vida de Sócrates”, sino del Diógenes del barril, a quien sus contemporáneos llamaron “cínico” en el concepto filosófico de la palabra; porque si alguien ha combatido en el hecho al ilustre agitador ebonita, es precisamente, es precisamente Su Señoría y los que comparten sus ideas. Cristo que perteneció a una secta de los ebonitas, enemigos del derecho de propiedad y que mantenían todo en común, ha expuesto claramente en sus discursos su doctrina respecto a los ricos. Así, en el sermón de la montaña dijo: “Es más fácil que pase el camello por el ojo de una aguja, que un rico se salve”. Como se ve, no era muy halagadora para los ricos esta sentencia. Y cuando se acerca el discípulo rico y le pregunta qué debe hacer para seguirlo, le contesta: “Abandona vuestras riquezas, porque es sabido que ellas son el fruto del trabajo de los pobres”.

            Y como si esto fuera poco, encontramos en todos los padres de la iglesia, llamados apologéticos, los que estuvieron cerca de él, estas condenaciones rotundas y terminantes, sin atenuaciones, en contra de los ricos:            San Basilio ha escrito que “El rico es un ladrón”; Se Jerónimo ha dicho “La opulencia es siempre producto de un robo cometido por el propietario actual o sus antepasados” (y esto es una evidencia incuestionable). Por su parte, San Amborosio ha manifestado: “La naturaleza ha establecido la comunidad y la propiedad privada la usurpación”; San Clemente, añade: “En buena justicia, todo debería pertenecer a todos y que la iniquidad ha hecho la propiedad privada”. Y, como si esto fuera poco, San Juan Crisóstomo, en fin, exclama: “¡El rico es un bandido! Sería mejor que todos los bienes fuesen comunes”.            No me referiré al sermón de Bousset que se refiere a la dignidad de los pobres en la iglesia, porque esto no tiene importancia para el honorable Senado.

El señor AZÓCAR: Conste que estas frases no son de los izquierdistas. 

El señor GUMUCIO: Son del señor Neut-Latour, que ha escrito el discurso que está pronunciando el señor Hidalgo.            

El señor HIDALGO: ¡No admito insolencias al honorable señor Gumucio!            

El señor GUMUCIO: ¡Tiene que admitirlas Su Señoría!            

El señor HIDALGO: ¡Nunca las he soportado a nadie! Jamás he necsitado que otra persona me escriba los discursos; ni al señor Neut-Latour que, en todo caso, es mi compañero. ¡Si Su Señoría necesita buscar inspiración en el Arzobispo para hablar, yo no la necesito! 

           Decía que desde hace trescientos años ha sido una preocupación constante de los que siguen la doctrina del cristianismo falsear el derecho de propiedad, y la iglesia católica ha elevado este derecho dándole carácter divino; pero es curioso observar que, mientras el catolicismo acepta el derecho divino para la propiedad y el capitalismo, la iglesia rusa lo castiga y lo declara pecado mortal.  

          En consecuencia, se puede colegir de los antecedentes que he leído que no es la escuela socialista, ni menos Marx, los que hayan podido en manera alguna falsear las doctrinas de Cristo. Lo que en realidad hay es que entre el predicador ebonita y el socialista alemán existe de común el concepto radical de negar el derecho de propiedad.

            Entraré ahora a considerar desde el punto de vista de mis ideas qué es régimen capitalista.

            Se ha hablado, y se sostiene que dentro del régimen capitalista se goza de las mayores garantías, de las más amplias libertades, y una serie de cantinelas con que se halaga al proletariado, pero en verdad, la primera característica del régimen capitalista es la esclavitud económica a que está sometida la inmensa cantidad de proletarios que se encuentran sometidos a la brutal ley del asalariado. El régimen capitalista somete a las multitudes obreras a la esclavitud moderna de los salarios. 

           Frente a este sistema de organización económica, Marx decía “La única libertad posible que hay para el hombre es la económica, todas las demás son subsidiarias o consecuenciales de ésta”.

            En realidad, esto es lo que ocurre. ¿Qué sucede entre nosotros con las famosas leyes? El régimen capitalista establece la igualdad ante la ley. ¿Qué es esta famosa igualdad para los trabajadores establecida en la portada de la constitución Política? Un simple engaño. Aquí no existe igualdad política ni civil para los proletarios; sólo hay esclavitud para los obreros, servidumbre incondicional al régimen capitalista por un miserable salario. 

           Se establece la libertad de prensa y esto significa para los obreros únicamente la persecución cuando delatan o señalan las corrupciones que existen y los latrocinios realizados por la clase capitalista, se procede a señalarlos como subversivos, mientras que la llamada “gran prensa” puesta al servicio de los consorcios extranjeros  al servicio del capitalismo imperialista mundial, al que naturalmente está subordinado nuestro país, pues el régimen capitalista cuenta con toda clase de garantías, ya que es una organización hecha para defender las finalidades para las cuales ha sido creada. 

           La libertad de reunión, se dice, está garantizada plenamente por la Constitución, una de cuyas disposiciones dice que las personas pueden reunirse sin aviso previo y sin armas. Pues bien ¿Qué es lo que ocurre hoy día en este orden de cosas? Cada vez que las clases trabajadoras quieren celebrar una reunión pública tienen que pedir permiso a la respectiva autoridad administrativa, y esta puede darles este permiso o negárselo y generalmente es esto último lo que ocurre. En esto consiste el famoso derecho de reunión, que es otra de las ilusiones consagradas como principios constitucionales.  

          La libertad de palabra, se dice también, es otra de las libertades de que goza el pueblo chileno. Esta es otra de las fantasías musicales que consultan las disposiciones constitucionales de Chile. Desde el momento en que se prohíben las reuniones, desde el momento en que los obreros no son dueños de reunirse libremente ni aún dentro de sus propios locales sociales, la libertad de palabra no pasa de ser una de las tantas falacias que se encuentran en la Carta Fundamental y cuyo ejercicio acarrea la acción violenta del estado capitalista.  

          Llegamos a la otra libertad  garantida por la Constitución política: la libertad electoral. Con esta libertad se engaña también a los trabajadores, proclamando el triunfo de las ideas de democracia en el país. Entretanto, ¿qué es la libertad electoral? Sencillamente una mascarada aún careciendo las mujeres de derecho a voto. Nadie ignora que no es raro oír en el campo, donde los electores son simples instrumentos de la voluntad de sus patrones, que el candidato tal cuenta con los votos de los inquilinos de don Fulano o don Zutano. Para quien quiera que tenga sentido común ¿puede constituir el sistema electoral vigente en Chile una manifestación efectiva de libertad electoral?.

            El derecho de sufragio libre es sólo un privilegio de las clases capitalistas, que lo tienen a su servicio para asegurar la supervivencia del régimen actual. La libertad electoral es una ficción que da apariencias de legalidad a los que obtienen un puesto en la representación nacional. ¿podrá el régimen capitalista decir a los trabajadores este es un régimen democrático? Podrá decirlo, pero ese será otro engaño más para los asalariados, que nunca creerán en la llamada democracia burguesa. 

           Esta es la realidad de las cosas. Los capitalistas tienen fundos, tienen fábricas, tienen dinero y tienen a su disposición los tribunales de justicia y por satisfacer un capricho no vacilan en obligar a sus empleados a votar por el candidato de sus afecciones.

            En consecuencia, la base sobre la descansa la generación de los poderes públicos no la constituye un derecho libremente ejercido por los trabajadores, sino que esa generación se encuentra subordinada a la voluntad de los patrones, de los capitalistas. Y por esto la generación de los poderes públicos mediante el derecho electoral es, como decía un honorable senador, una ficción, una mentira, con que se engaña a las masas.   

         Así se explica que, siendo los obreros la inmensa mayoría de la población electoral, sólo llegue al Congreso un reducido número de genuinos representantes de ellos. Esto se debe a que las elecciones no corresponden sino a una determinante del régimen capitalista, cuyos dirigentes se hacen elegir por las fuerzas electorales de que disponen en sus fundos, fábricas, etc. Hay, pues, que llegar a la conclusión de que por medio de la elección según el sistema democrático, la clase trabajadora no llegará jamás a conquistar su independencia económica, la que sólo alcanzará por medio de una revolución estableciendo la dictadura del proletariado. 

           Se dice que la lucha de clases no debiera existir en este país, que esto constituye una monstruosidad y que es inexplicable que la acepten y propicien los elementos obreros. Si examinamos la historia de este país, que por cierto no es muy larga, que no ofrece muchos vericuetos, como que no se remonta sino a 300 o 400 años, podemos llegar a conclusiones ciertas en esta materia. Así, por ejemplo, tratándose del derecho de propiedad, ¿cuál es la primera institución de derecho público que se conoce en este país? Está representada por el régimen de encomienda, es decir por el robo y el engaño. Al llegar a Chile los conquistadores españoles, se repartieron entre ellos las tierras, confiando a cada dueño de encomienda la misión trascendental y casi sobrehumana de enseñar a los indios la doctrina cristiana, mientras se le sometía a la más inicua esclavitud y se le explotaba brutalmente. Esta es la génesis del derecho de propiedad en este país: el asalto y sometimiento del débil por el fuerte mediante la violencia y el engaño y haciendo creer a los indígenas que debían desentenderse de los negocios de este mundo y resignarse a su triste situación mediante la esperanza de una dicha ultraterrena. Pero los que eso enseñaban al indígena no se preocupaban sino de acrecentar sus encomiendas y de disfrutar de los goces de la vida.

            Y vemos que el régimen de encomienda existe todavía en Chile. Mientras los partidos burgueses se reparten las prebendas de la administración pública, al proletariado se le adoctrina en la civilidad, la constitucionalidad y otras engañifas y se le predica que se conforme a morirse de hambre y de miseria. 

           Este sistema continuó en el curso de la vida de la República, sin variación alguna; por el contrario, después de la batalla de Chacabuco, con motivo de la enorme hambruna que azotaba el país se había extendido el robo en forma desmedida. Para poner coto a este estado de cosas, dicen los historiadores, se reunió el Senado consulto y adoptó una resolución se castigaba el robo con penas corporales, y al efecto, se dispuso que al que se sorprendiera en delito in fraganti de robo, se le aplicaran cien azotes, pero si era una persona decente debía aplicársele ese castigo en privado. Se establecía así un privilegio a favor de la clase dominante, mientras que a los infelices se les azotaba en la plaza pública.

            Si seguimos examinando las diversas Constituciones que ha tenido este país y llegamos a la del 33, veremos que Huneeus dice en sus Comentarios que dicha Constitución, no sólo negó a las clases humildes uno de sus más elementales derechos, sino que también las afrentó privando a los sirvientes domésticos del derecho a voto. Y esto lo hicieron los fundadores de la República cuando estaban más entusiasmados con los sentimientos de fraternidad que nacieron en ellos durante las luchas por la independencia política que acababan de librar. Pero es que para ello primaban por sobre todo, los intereses de clase y sabían defender el concepto clasista en todas las circunstancias de la vida.  

          Vino después el Código Civil -y al ocuparme de este punto se dirá que el compañero Neut-Latour me ha dado también a conocer estos antecedentes- que establecía que, en los casos de juicios entre sirvientes domésticos y patrones, constituía plena prueba la declaración del patrón. No es raro entonces, habiéndose consagrado en la Constitución y en las leyes civiles este original  sistema de igualdad ante la ley que los conservadores se atrevan a decir que no es posible hablar de lucha de clases de este país… 

           Así como los revolucionarios del 4 de Agosto no estrangularon a la nobleza de Francia para darle a ese país una organización igual a la hasta entonces existía, sino para crear un estado que estuviera de acuerdo con las finalidades que perseguía la burguesía francesa, así también en los tiempos actuales la clase obrera, para solucionar el problema social y económico en que se debate no podrá menos que estrangular por su parte el régimen capitalista actual, a fin de darle a la sociedad una organización justa.

            Porque ¿qué ha significado en realidad para los trabajadores el advenimiento de la República? Nada, puesto que aún sigue prevaleciendo el mismo régimen de esclavitud anterior a ese régimen. En los campos los trabajadores no tienen hoy una situación mejor que la que tenía la gleba en la Edad Media. En las faenas agrícolas, no sólo se pagan salarios miserables, sino que aún se paga en especie, cosa que está estrictamente prohibida en la ley, que jamás se ha cumplido en este país. ¿Por qué? Porque los campesinos son rotos, mientras sus dominadores son poderosos terratenientes. 

           No se nos venga entonces a hablar de igualdad ante la ley, no se nos venga a decir que vivimos en un paraíso y que sólo circunstancias desgraciadas han producido esta desigualdad horrible en que vivimos. 

           Frente a este problema de la desigualdad económica, aparece el régimen capitalista  agudizándolo con proyecciones siniestras mediante el maquinismo. No es que los comunistas estemos contra el progreso y queramos que las máquinas desaparezcan, sino que queremos que las máquinas y los elementos de producción vuelvan a manos de la sociedad, pues se comprende que nadie podría pretender que se volviera al primitivo sistema de producción muscular. 

           El maquinismo es un problema grave y sin solución propia dentro del régimen capitalista y la clase obrera, empujada por la fuerza de los acontecimientos lo va a llevar a su total solución, poniendo la máquina al servicio de la sociedad. El maquinismo es el que ha creado la desocupación de setenta millones de hombres en el mundo capitalista. La lucha por la conquista de mercados se ha agudizado de tal manera que los industriales se ven en la necesidad de producir rápida, extensa y profusamente para desplazar a los demás concurrentes. El maquinismo, perfeccionado hasta lo infinito, mediante el taylorismo y la racionalización que hoy domina la industria, va creando un problema que no tendrá solución mientras persista el régimen de la máquina en poder de unos cuantos. El maquinismo ha creado en la clase obrera de muchos países y especialmente en Estados Unidos, por obra de la extrema subdivisión capitalista del trabajo que predomina en ese país, un grave mal que esta ya alarmando a los hombres de ciencia norteamericanos: me refiero a la neurastenia y la locura que son un resultante del sistema actual de producción, porque un hombre que pasa las ocho horas de la jornada de trabajo dedicado exclusivamente a una misma labor, está muy propenso a volverse loco. 

           En efecto, es fácil imaginarse el cansancio que producirá a un obrero el hecho de estar ocho horas diarias entregado a un solo trabajo, como por ejemplo el de colocar una etiqueta o un tornillo en la máquina que se está fabricando, lo que viene a ser algo así como obligarlo a mirar una cinta que pasa ante sus ojos, sin poder distraerse un solo instante. 

           Además el perfeccionamiento de la máquina ha llegado a tal grado de progreso que por mucho que se reduzca su empleo, no se logrará proporcionar trabajo a la inmensa multitud de desocupados que pasan años sin conseguir trabajo. La paralización de la industria salitrera, por ejemplo, ha dejado sin elemento de vida de ninguna especie a más de cien mil hombres que vagan a lo largo del territorio de la República, y si las oficinas vuelven a funcionar con el sistema Schanks, esos hombres obtendrán la colocación que necesitan, pero eso no sucederá porque la garra del imperialismo no va a simplificar la industria para dar de comer a los obreros cesantes chilenos, pues se comprende que no se ha interesado por la industria para hacer obras de misericordia y caridad, sino únicamente porque le interesan las utilidades que en ella puede obtener. 

           Así, hemos podido observar, que después de la guerra europea se estuvo por parte del régimen capitalista que para salir de esta situación de desequilibrio, producida por esta catástrofe que ha precipitado al mundo a su descomposición, era indispensable producir más, incrementar la producción, con lo que el mundo iba a salvarse y a restañarse las heridas causadas por aquel conflicto. Entretanto, terminada la guerra, se renovaba con igual violencia que antes la lucha por la conquista de mercado y las fábricas se han confederado e incrementado su producción de tal manera que la producción excede al consumo y se produce así la paradoja siniestra de que el mundo capitalista se muere de hambre por exceso de producción. ¿Cómo concebir o explicarse que mientras los almacenes están pletóricos de mercaderías y el trigo se quema o arroja a los canales, las multitudes de hambrientos deliran por un mendrugo de pan y el mundo capitalista fallezca de inanición? No es que esto obedezca a una razón de mayor o menor producción, sino a que el régimen capitalista debe inevitablemente desaparecer, como único medio de poder salvar a la humanidad del desastre que se avecina.            Cuando se produjo exceso de producción, se alegó otro argumento para satisfacer a las multitudes hambrientas: se les dijo que la situación en que se encontraban no se debía a un exceso de producción, sino porque no había oro y que los países ricos viven porque poseen grandes existencias de este metal. Sin embargo, como ningún país escapa a la ley del progreso, luego apareció el mismo fenómeno en los Estados Unidos y después en Francia. 

           Estados Unidos, que tiene empozadas las cuatro quintas partes del oro del mundo, que ha desplazado a Inglaterra como potencia financiera, puesto que el centro económico del mundo ha pasado de Londres a Nueva Cork, a pesar de poseer la inmensa cantidad de oro que tiene, cuenta con doce millones de hambrientos.            Y así hemos podido ver que ese país, que pagaba a los obreros jornales que no alcanzaban los obreros en otros países capitalistas, hoy día no paga al trabajador otro jornal diario que un pedazo de pan y esto cuando el obrero obtiene trabajo.  

          La verdad es que no es un problema de falta de producción el que ha creado ese estado de cosas en el país que posee la moneda más cara del orbe y que tiene las cuattro quintas partes del oro del mundo, así como es cierto también que no es un problema de mayor o menor existencia de oro, sino que es un problema propio del régimen capitalista, régimen que ha hecho crisis porque correspondió a otra época de la historia y porque es absolutamente imposible desentenderse de él y resolverlo a pesar de los enormes esfuerzos hechos en las convenciones y conferencias que han celebrado los banqueros, los alquimistas de las finanzas, los genios que andan buscando la piedra filosofal para tratar de salvar con ella al régimen capitalista.            Sin embargo, las realidades son escuetas y no permiten dudar que ante esta situación, todo el mundo capitalista se descompone, y así podemos afirmar que sólo se está luchando, desesperadamente por el predominio para monopolizar la explotación del mundo. Y frente a ese consorcio del capitalismo, aparece en primer término la miseria y el sufrimiento de los países semi-coloniales como Chile, entregando todas sus fuentes de riqueza a aquellos consorcios de capitalistas que lo explotan para aprovecharse de los elementos que no encuentran ya en sus territorios. El imperialismo es la última fase del capitalismo, así lo dijo Lenin; también lo dijo Spengler, que, por supuesto, no es comunista, con estas palabras: “El imperialismo es la última forma que alcanza una cultura y su civilización”.  

          Y ya que hablo de estas descomposiciones que se observan en este régimen decidida decadencia, quiero referirme, de paso, a una declaración que hizo el honorable señor Álamos en esta Cámara al hablar, en días pasados, sobre el último complot que se dice ha sido descubierto en Santiago en el cual estarían comprometidos los napistas, los provistas y los comunistas, y agrega el honorable senador que estos cuartelazos no obedecen al desenfrenado apetito de repartirse las prebendas del estado. 

           Y yo me pregunto ¿acaso estos cuartelazos son únicamente producto de esta voracidad? No, son también producto de los llamados gobiernos constitucionales. El señor senador no podrá olvidar que durante el gobierno de Montero, que era entonces presidente constitucional de Chile, cuya presencia en el poder garantizaba el cumplimiento de todas las leyes y el ejercicio de todos los derechos, -a pesar de los asesinatos inicuos que entonces se cometieron en contra de la clase obrera y que hasta hoy permanecen sin sanción- los apetitos de esta naturaleza eran tan desenfrenados como lo han sido durante los regímenes de dictadura, cualesquiera que ellos sean. Esto lo sabe el señor Senador, que denunciaba a los comunistas como complotados para derrocar gobiernos, mucho mejor que el que habla y sabe hasta qué   punto lograron satisfacer estos apetitos en tiempos de Montero.  

          Constantemente se nos acusa a los comunistas como responsables de los asaltos al poder ocurridos en este país, yo puedo afirmar que no hemos tenido parte en uno solo de los descalabros que ha sufrido el régimen capitalista porque si alguna vez la hubiéramos tenido, ese régimen estaría definitivamente liquidado. Nosotros no tenemos el propósito de detentar el poder por el poder, sino de tomarlo en nombre de la clase obrera, para transformar por completo el régimen en que vivimos, es decir, para implantar el socialismo, sin desfiguraciones ni cobardías.  

          Decir que el comunismo ha producido trastornos en nuestro país, es atropellar la verdad histórica. En Chile, sobre todo en los últimos tiempos, los trastornos que han ocurrido no se los debemos sino a la propia clase capitalista, que ha organizado estos sucesivos asaltos al poder. 

           ¿No se formó hace años por algunos famosos civilistas una organización denominada “Tea”, cuyos miembros iban a las propias filas del ejército para buscar elementos para derrocar al señor Alessandri? ¡Sí, señor Presidente! Y la prensa de este país, “El Diario Ilustrado” inclusive, proclamó como salvadores de Chile a los que lograron derribar al gobierno de Alessandri. ¿Fue o no fue la clase capitalista, pregunto yo, la que con este fin se dedicó a buscar prosélitos en los cuarteles del ejército?    

        Y no sólo esto. En las campañas electorales de este país, llegó a hacerse cuestión política a cerca de la persona que debía desempeñar el Ministerio de Guerra a fin de poder contar con el Ejército para ganar las elecciones. Y recuerdo que en una ocasión, en el año 1920 fueron las mismas clases capitalistas las que llegaron hasta fraguar una supuesta guerra con Perú para poder de esta manera movilizar las tropas del Ejército hacia la frontera con aquel país a fin de impedir que hubiera elecciones presidenciales y el señor Alessandri no llegara a asumir la Presidencia de la República.   

         Se ha llegado a emplear el Ejército contra las clases trabajadoras cuando protestaban de la explotación inicua que sufrían de parte de los industriales salitreros. Cuando los obreros se declaraban en huelga para conseguir que se les mejoraran los salarios y las clases capitalistas no tuvieron empacho ni reparo al poner el Ejército, que ellas mismas declaraban que representaban el honor de la República, al servicio de los capitalistas salitreros a fin de romper las huelgas.

            Si continuáramos examinando quiénes fueron los que empujaron por segunda vez al Ejército en contra del presidente Alessandri, veremos que no fueron las clases trabajadoras los que tal hicieron. Tampoco fueron miembros de las clases trabajadoras los que redactaron las insolentes cartas en las cuales el coronel Ibáñez invitaba al señor Alessandri  a retirarse de la Moneda, a fin de asumir él la Presidencia de la República. No fueron tampoco las clases trabajadoras las que lanzaron la candidatura del mismo coronel Ibáñez para Presidente de la República ni las que decían a quién quería aírloque él era el único que podía salvar al país.

            ¿No se recuerda acaso que Ibáñez invitó a todos los partidos políticos a proclamar su candidatura a la Presidencia de la República, y que fue el Partido Comunista el único que rechazó todo consorcio con el coronel Ibáñez? ¿Y se olvida acaso que el dictador encontró su mejor aliado para el logro de su ambición de llegar a la Moneda en las propias clases capitalistas? 

           Ibáñez hizo todo lo que pudo por aplastar por medio del Ejército las aspiraciones de las clases trabajadoras, por extirpar el comunismo y acabar con las huelgas, haciéndose parecer a sí mismo como salvador de Chile. Parecía creer que un tiranuelo puede ser capaz de destruir una idea. 

           Cuando el Ejército creyó que podía a él actuar por sí mismo, en lugar de ser dirigido por los sectores de la burguesía, ésta se apresuró a decirle: No, hasta aquí no más marcharemos unidos, ahora lo disolveremos o crearemos una nueva organización armada para defendernos. Y así, hemos visto que fuera de toda legalidad, se ha organizado una fuerza armada como Guardia Blanca, cuyo sólo espectro significa futuras masacres de las grandes masas proletarias. 

           Yo me pregunto: si se reunieran cuatro o cinco obreros y se armaran para defenderse de las asechanzas que a diario sufren ¿no se apresuraría la clase capitalista a decir que se había establecido el Soviet en el país, que se había instaurado la dictadura del proletariado, por el sólo hecho de haberse encontrado a unos cuantos hombres armados con algunas pistolas sin mango, se diría que esa actitud tenía todos los caracteres de un motín contra la República? 

           Así, hemos podido ver hace poco que se redujo a prisión a un grupo de infelices por el supuesto delito de querer complotar contra el régimen establecido. Si en este país hubiera justicia social y se respetara a los humildes habría que poner inmediatamente en libertad a esa pobre gente por la sencilla razón de que esos proletarios disfrazados de militares no tienen la culpa de que se les haya enseñado que la disciplina militar es un mito, que el asalto al poder es perdonado solamente cuando se tiene éxito. Yo estoy cierto que si mañana un grupo cualquiera de asaltantes del poder triunfa en sus pretensiones, por ese solo hecho queda sin sanción de ninguna especia. Ya lo hemos visto en todos los casos de esta naturaleza que han ocurrido en el país. Desde luego tal sucedió en la insurrección de la marinería. ¿Quiénes fueron condenados a presidio por aquella sublevación? Los infelices marineros y suboficiales que tomaron parte en aquel acto. Y la verdad es que no puede pasar otra cosa dentro del régimen capitalista.  

         ¿Quiénes eran los culpables del amotinamiento de la marinería? ¿Eran acaso los marineros, los suboficiales? No, por cierto, era la oficialidad que no deseaba que se rebajaran los sueldo. Y para demostración palpable de la irritante injusticia con que se procede en estas materias en el régimen en que vivimos, los mismos complotados, los que empujaron a la marinería a la sublevación, hicieron después las veces de jueces y de verdugos de ellos mismos. 

           ¡Esto es lo que se llama igualdad en el lenguaje y en los hechos del capitalismo! 

El señor GUTIÉRREZ (Presidente): Habiendo llegado la hora, se suspende la sesión. (Se suspendió la sesión)  

UN SOLO PUÑO CONTRA EL GOBIERNO ANTIOBRERO Y ANTINACIONAL DE BACHELET

UN SOLO PUÑO CONTRA EL GOBIERNO ANTIOBRERO Y ANTINACIONAL DE BACHELET

1.-        Este 1º de mayo encuentra, una vez más, a los trabajadores ante una feroz ofensiva de la patronal. En medio de la farsa electoral y ahora, valiéndose de las ilusiones que aún despierta el gobierno de la Bachelet, somos testigos de la caída de los salarios, la precarización del empleo, la profundización de la privatización de la salud y demás servicios públicos y del festín que se están dando las multinacionales con nuestros fondos previsionales.
2.-        La cabeza de esta ofensiva está en La Moneda. Es Bachelet la que ha dispuesto que este gobierno, el cuarto de la Concertación y, con el apoyo de la Derecha, siga adelante al servicio de la burguesía y el imperialismo. Todas las medidas de este gobierno son continuidad directa del anterior y éste, como el de Lagos, no hace más que desarrollar una política antinacional al servicio del capital transnacional, la banca, los grupos económicos y las multinacionales.
3.-        En la Salud, el gobierno ha seguido en la línea de desarrollo del plan AUGE, que lo único que persigue es la privatización del sistema hospitalario, profundizar su quiebra y extender la salud privada subvencionándola. Esto, en exclusivo beneficio del sistema privado de Isapres que deja cada vez más a la mayoría de los trabajadores excluidos de toda asistencia hospitalaria y médica, toda vez que para su acceso es necesario tener una relación laboral normalizada y siempre y cuando el patrón efectivamente esté pagando las cotizaciones previsionales.
4.-        En Educación, más allá del cacareo sobre los Jardines Infantiles y las Salas Cuna, lo concreto es que la educación básica y media, municipal o particular subvencionada, también se cae a pedazos. Los resultados de la prueba SIMCE son el fiel reflejo de la catástrofe social que sacude a nuestro país, que no es otra cosa que la descomposición el capitalismo con sus lacras de hambre, miseria y cesantía. En la educación superior, el capital privado ya se ha apropiado de la mayor parte de la matrícula y del crédito universitario, con lo que han recrudecido las presiones para la desaparición de las universidades estatales.
5.-        Una síntesis de la política antiobrera del gobierno de Bachelet, la encontramos en la “Comisión” de la Reforma Provisional, que lo único que persigue es hacer sustentable el negocio de la AFP, teniendo en cuenta que mientras la expectativa de vida crece, de aquí a 25 años más de un 70% de los trabajadores en edad de jubilar sólo podrán asilarse en la pensión asistencial del estado. La “Comisión” lo único que revela es la impotencia de la burguesía ante este descalabro social.
6.- Frente a estos hechos, tanto la CUT como la “izquierda”, aparecen paralizados. La CUT, porque su camarilla de burócratas contentos por haber recibido la visita del Ministro de Hacienda, sólo esperan protagonismo y las prebendas y corruptelas que les garantiza la cercanía con el poder. La llamada izquierda extraparlamentaria, reducida prácticamente al PC, paga el precio de su política de claudicaciones que la llevó al extremo de llamar a votar  por Bachelet en la 2ª vuelta. El PC en la actualidad con la excusa de “luchar contra la exclusión” concentra sus fuerzas en cuestionar el sistema electoral, haciendo el papel de crítico de un gobierno que desde su primer día le ha declarado la guerra a los trabajadores. El taparrabos “bolivariano” no es más que eso, el seguidismo al nacionalismo burgués de Chávez en Venezuela y a Evo Morales en Bolivia. Este último ya ha declarado un Estado de Sitio contra los campesinos y ha manifestado abiertamente que actuará como defensor de la gran propiedad privada capitalista, contando por lo mismo con las simpatías del genocida Bush.
7.- Desde las filas burguesas del gobierno, se alienta la idea demagógica de que el gran problema nacional es el fortalecimiento de la pequeña y mediana empresa que –efectivamente- concentra una proporción muy significativa del empleo a escala nacional, más de un 60%. Sin embargo lo que se oculta es que es éste sector empresarial el que más incumple las obligaciones laborales y concentra los más bajos salarios y tasas de sindicalización más bajas. El modelo de las pymes, también agitado por algunos izquierdistas y no pocos “anarcos”, tampoco es la solución.
8.- La única salida es la expropiación de todo el gran capital monopólico y pasarlo a manos de la clase obrera y los explotados. No basta, por ejemplo, con maquillar a las AFP, ni regular a los monopolios, hay que expropiar los fondos de pensiones y que su administración solidaria pase a manos de los propios trabajadores. Qué comisiones ni que ocho cuartos, no tenemos nada que dialogar con los grupos económicos que nos estrangulan y desangran día a día. La clase obrera tiene que ponerse de pie y aplastar a los explotadores. Ningún sistema electoral, ningún acuerdo “táctico” con Bachelet, podrá reemplazar esta necesidad impostergable de poner en pie a los explotados y salir al combate.
9.- Por eso este 1º de mayo, día internacional de los trabajadores, el Grupo Obrero Revolucionario – Contra la Corriente, pone en alto las banderas de la revolución y dictadura proletarias, única solución para la crisis de la sociedad capitalista. En esta perspectiva llamamos al conjunto de la militancia de izquierda y que se reclama de la revolución y los trabajadores, a agruparse en torno al programa del proletariado, a sus métodos de acción directa y movilización. Nada podremos conseguir por la vía legal o electoral: ya se dijo años atrás “sólo la lucha nos hará libres”.
10.- El desarrollo de esta lucha comienza en la unificación de las luchas hoy en curso, como la de los pobladores del conurbano de Santiago por imponer sus Tomas reivindicando el derecho a vivienda digna. Los pobladores, ayer los trabajadores sub-contratados por CODELCO, nos señalan nítidamente el camino. Todo nuestro apoyo a su lucha, la unidad de los revolucionarios ha de forjarse en torno a la propia lucha de clases, al enfrentamiento contra la patronal y su gobierno sirviente. Sobre estas bases ha de estructurarse un Frente Único Antiimperialista que sirva para potenciar la lucha de las masas contra sus verdugos.
¡ VIVA LA LUCHA DE LOS POBLADORES Y SUS TOMAS!
¡LIBERTAD A TODOS LOS PRESOS POLÍTICOS!
¡FUERA LAS TROPAS CHILENAS DE HAITÍ!
¡FUERA YANQUIS DE IRAK Y EL MEDIO ORIENTE!
¡VIVAN LA REVOLUCIÓN Y DICTADURA PROLETARIAS!
¡A CONSTRUIR UN PARTIDO OBRERO REVOLUCIONARIO Y LA IV INTERNACIONAL!
Valparaíso, 1º de mayo de 2006
GRUPO OBRERO REVOLUCIONARIO (GOR) – CONTRA LA CORRIENTE

PROGRAMA DEL COMITÉ CONSTRUCTOR DEL PARTIDO OBRERO REVOLUCIONARIO (CHILE)

I.- LA REVOLUCIÓN CHILENA, INTEGRANTE DE LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA MUNDIAL.

 

1.-       Chile es un país capitalista atrasado, de economía combinada en el que domina el modo de producción capitalista y sobreviven subordinados modos de producción pre-capitalistas.
Nuestro país se encuentre integrado al capitalismo mundial el que ha llegado a nuestras tierras como resultado de la colonización española, siendo una fuerza externa e invasora.  Fue esta fuerza invasora la que moldeó el curso del incipiente desarrollo de las fuerzas productivas en nuestro país, dando cuerpo a nuestra formación social a partir de especiales relaciones de producción coloniales enraizadas en el pre-capitalismo (inquilinaje, encomienda, esclavitud y formas primitivas de trabajo asalariado) pero que estaban en función de la acumulación originaria que durante los siglos XVI, XVII y XVIII, realizaba la burguesía europea.  El papel desarrollado por nuestro país, en la incipiente división internacional del trabajo, se circunscribía a la exportación de cebo, trigo y sustancias mineras, esta situación posibilitó el desarrollo de una burguesía interrnediaria y comerciante que más tarde, con la agudización de la decadencia del imperio español pujó por a libertad de comercio, reivindicación sobre la cual cabalgó la de  la independencia política.  Sin embargo esta burguesía comerciante, tras la cual se encolumnaban latifundistas y dueños de minas -consumada que fue la independencia de España- fue incapaz de consumar las tareas realizadas por las revoluciones burguesas que en aquel entonces teman lugar en territorio europeo.  La naciente burguesía chileno -criatura prohijada por la raquítica burguesía española- fue incapaz de jugar un papel revolucionario, en términos de imponer el desarrollo integral de la sociedad sobre bases capitalistas, y no le quedó otro camino que el de seguir los designios de Londres y luego de Washington.  Este proceso selló el destino del capitalismo chileno, del cual no puede esperarse un desarrollo integral e independiente ni política, ni económica ni militarmente.
2.- Esto significa que la madurez mundial de las fuerzas productivas, la que impone a nuestra minoritaria clase obrera -acaudillando a la nación oprimida- la misión de consumar la revolución y dictadura proletarias.  Esta dictadura resolverá en un solo y permanente proceso revolucionario, las tareas propios de las revoluciones burguesas (caducas por la decadencia global del capitalismo), para proyectarlos hasta el cumplimiento del programa socialista que persigue la supresión de la propiedad privada de los medios de producción.  Esta Revolución que principia en la terreno nacional, encuentra su desarrollo en la lucha de clases internacional y sólo puede encontrar una salida de fondo con la imposición de la Revolución Socialista Mundial.  Por ello la revolución chilena sólo será tal en tanto sea preludio del desarrollo de la revolución mundial, la utopía reaccionaria del socialismo en un solo país ha demostrado ser un instrumento de la presión del imperialismo por sojuzgar al proletariado, a las masas explotadas y a las naciones oprimidas.
3.- Por lo indicado, es la masiva destrucción de las fuerzas productivas a escala mundial, la desintegración del orden burgués, materializada mediante le prolongada recesión de la economía mundial, lo que actualmente motoriza la aplicación de los planes imperialistas en nuestro suelo.  Esto pone de manifiesto la absoluta sumisión de la burguesía criolla al imperialismo y su incapacidad histórica de realizar elementales tareas democráticas y de liberación nacional, con ello se desnuda el carácter de clase del reformismo colaboracionista de clases, del stalinismo y de la socialdemocracia.  El empeño de los politiqueros burgueses y proimperialistas está puesto en cumplir el plan dictado desde la Casa Blanca y el Pentágono, éste les dicta la necesaria privatización de las empresas y servicios estatales, como asimismo la caída de los aranceles aduaneros, traduciéndose esto en la destrucción del mercado interno y el ataque despiadado a las condiciones de vida de las masas.
4.-       A partir de estas bases caracterizarnos a nuestro país como una semicolonia, siendo esta la única inserción posible de nuestro país en el orden político y económico mundial.
Caracterizamos a Chile como semicolonia por las razones expuestas y por cuanto su independencia de la Corona española, no llevó aparejado una Revolución democrático burguesa como en el caso de los EEUU o Canadá, sino que por el contrario ella se tradujo en la mera generación de un aparato Estatal nacional y sustentado en FFAA propias, lo que económicamente daba cuenta del desarrollo de una incipiente burguesía intermediaria minera y latifundiaria volcada a la satisfacción de las necesidades económicas de economías avanzadas.  Ni la formación de un mercado interno, ni el pleno desarrollo capitalista del agro, ni la ruptura con el imperialismo tuvieron lugar en nuestro país.
5.- Lo expuesto nos permite señalar que de un modo dominante, las tendencias que se hacen presentes en le lucha de clases nacional, no son sino la expresión refractaria y particularizada de los grandes impulsos de la lucha de clases mundial, cuya expresión de continuidad se encuentra en la clase obrera en cuanto es la única clase mundial, con intereses estratégicos comunes a escala internacional, la única -por tanto- con capacidad de liberar de conjunto de la humanidad de la barbarie capitalista.  La bancarrota del stalinismo consecuencia de su papel contrarrevolucionario en la restauración del capitalismo en los Estados Obreros, la crisis política de las democracias imperialistas, y el consecuente ascenso del fascismo, la agudización de los roces interimperialistas y la tendencia transformadora de la guerra comercial en conflagración militar abierta,, son todos aspectos que inciden decisivamente en la lucha de clases nacional, efecto especialmente intenso en nuestro caso por cuanto la falta de una dirección revolucionaria de los explotados ha impedido a nuestra clase obrera asumir un papel de liderazgo sobre la nación oprimida y actuar transformadoramnte sobre la realidad.

 

II.- EL RÉGIMEN: LA UNIDAD NACIONAL SUSTENTADA EN UNA DICTADURA CIVIL
6- El Gobierno de Aylwin y ahora el de Frei -como eje del actual modelo político- se constituye en heredero absoluto de lo que fue el antipinochetismo.  Aquí radica su fortoleza, en el haber logrado desviar la acción de las masas, del terreno de la acción directa al terreno burgués de las elecciones, conservando intacto el régimen “sin Pinochet”.  Este tutelaje se expresó al comenzar la década pasada en torno el arco que levantó la consigna del FUERA PINOCHET, y que agrupó a la DC, al PS y el PC.  Ello fue manifestación inicialmente de una crisis en el interior de la burguesía, derivada de la gran recesión del 81-82, a través de la cual, sin embargo, se logró filtrar el descontento de las masas.
7 - Sin embargo esta fortaleza política -la mantención del sojuzgamiento de las masas- se transforma en debilidad, los hechos lo han confirmado.  La coherencia del bloque gobernante y el circo de unidad nacional que lo sustenta, tiene como base el resguardo irrestricto de la institucionalidad y modelo económico pinochetistas.  Por ello, más allá del mermado discurso reformista que esgrimió Aylwin en sus inicios, este es absolutamente incapaz de dar solución a la más elemental de las reivindicaciones que levanten las masas.
            La alta concentración de capital que se inició durante lo dictadura pinochetista y el papel preponderante de los FFAA en el régimen, le dan a este un carácter pétreo, que no puede jugar a la demagogia con reformas y concesiones parciales del tipo bismarckista.  Esta característica esencial del régimen permite signarlo como una DICTADURA CIVIL, con lo cual sólo pretendemos popularizar este importante concepto político que define en definitiva a la forma como la burguesía ejerce su dictadura de clase sobre el conjunto de los explotados.  He aquí el punto débil de este régimen salido de las entrañas del triunfo histórico de la burguesía sobre el proletariado y las masas en el 73. Su subordinación al imperialismo es absoluta y en ella están involucrados hasta los huesos los aparatos de la DC, PS, PC, así, el enfrentamiento de las masas con el régimen capitalista -aunque lento y durísimo- se plantea en cada movilización las masas, las cuales lograrán ganar en radicalidad e impondrán sus intereses en la medida que se logre estructurar firmemente en ellas el partido obrero revolucionario.
8 - Entendernos por régimen político una especial combinación de instituciones a través de las cuales y de un modo preponderante la burguesía, ejerce su dictadura sobre el proletariado y el conjunto de la nación oprimida, como simple correa de transmisión del imperialismo en una semicolonia.
Así, mientras el año 71 la burguesía ejercía su dictadura cl través de los instituciones demo-burguesas, (especialmente mediante el inestable frente popular de la UP), al demostrar éstas su inutilidad dos años después, la burguesía y el imperialismo resuelven utilizar a las FFAA como últimas garantes del orden burgués, imponiendo un régimen policíaco militar como el de Pinochet.  Tomando estos elementos, es indudable que en el actual régimen toman un papel preponderante las instituciones las instituciones identificadas formalmente con lo democracia burguesa.  Decimos que sólo formalmente ya que en nuestro Chile semicolonial jamás ha existido un régimen de democracia burguesa, porque la burguesía criolla fue impotente y está imposibilitada históricamente paro realizar las tareas propios de una revolución democrático burguesa.  Las tareas de esta revolución, por lo mismo, han pasado a incorporar la plataforma de lucha del proletariado el cual es el único capaz de resolver los problemas nacionales, mediante la Revolución proletaria que en nuestros tierras es nacional y social.  Por lo expuesto definimos al régimen como semicolonial, y que asume un carácter de bonapartisrno "sui generis" al perseguir imponer los intereses del imperialismo, "arbitrando" entre las clases, sustentándose en un frente burgués de unidad nacional.
9.-       Si bien es cierto este régimen semicolonial sustentado en los partidos políticos burgueses y pro-burgueses (stalinismo) que posibilitan la unidad nacional, ello no significa que se trate de un todo monolítico y coherente en el que estén ausentes las contradicciones.  En su interior cada institución, el Gobierno central, las FFAA, la Justicia, el Parlamento y los propios partidos, juegan un papel específico.  Pero lo que ahora nos interesa es de qué forma siguen cumpliendo su función sostenedora del régimen burgués.  Esto es muy importante ya que ayuda a ordenar las fuerzas para golpear a los explotadores y unir en ello a los explotados.  La especial consideración de estos elementos, permite aprovechar las contradicciones existentes en el interior de la burguesía, no para apoyar a la facción "progresista" -como proclama la izquierda democratizante cuando hoy apoya el Gobierno frente al "pinochetismo"-, sino que para desplegar la política y el programa proletario frontalmente, clase contra clase, para derribar a la burguesía.
10.-     Adquieren, por lo expuesto, un lugar de primera magnitud la lucha por la imposición de las libertades democráticas.  Ellas pueden catapultar la unidad de los luchas en curso, caracterizadas por la inmediatez de sus objetivos -cuestión propia de las fases de reflujo de la lucha de clases- para ser elevadas y proyectadas a su necesaria conclusión anticapitalista y proletaria.  Indicamos especialmente la importancia de la reivindicación del derecho a huelga y sindicalización a escala nacional y por ramo de producción en forma irrestricta, el sueldo y pensión jubilatoria mínimas y reajustable de acuerdo a la canasta familiar, la escala móvil de horas de trabajo de forma de ser distribuidas entre la mano de obra disponible sin afectar el salario, la formación de tribunales populares (proletarios en alianza con sectores explotados urbanos y rurales) para el castigo a los genocidas, la liberación de los presos políticos y el aplastamiento de le represión; defensa política irrestricto de los minoras sociales oprimidas (por cuestión de orden nacional, sexual, etc.) y de derecho a expresión en todas sus manifestaciones.  Estas cuestiones -que hemos señalado por la vía ejemplar- de orden democrático deben aparecer necesariamente ligadas transicionalmente a otras tareas de orden nacional y social, como la ruptura con el imperialismo, la destrucción de las FFAA y el armamento general de la población, la expropiación sin indemnización de los medios de producción a la burguesía y su control obrero, la planificación central de la economía y el monopolio del comercio exterior.
LOS PARTIDOS POLÍTICOS Y SU FUNCIÓN SOSTENEDORA DEL RÉGIMEN.
11.-     Debido a su carácter de instituciones propias del juego parlamentario burgués, resulta concordante ordenarlos en función de los bloques electorales que han conforrnodo establemente desde 1989, y que en todo caso ha sido el agrupamiento que han tomado durante buena parte de este siglo
La modalidad izquierda, centro y derecha, siguiendo el esquema formal de las democracias imperialistas de la Europa continental, da cuenta de las especiales características de la evolución política de los masas chilenas.  En nuestro país, salvo el tibio intento Ibáñez, no han arraigado movimientos de corte nacionalista burgués, ello principalmente debido al temprano surgimiento del proletariado como clase decisiva en la escena política a través de las primeros organizaciones socialistas de América Latina, lo que impidió el protagonismo de los nacionalismos burgueses del corte MNR, peronismo, varguismo, etc.  Ello no ha impedido que décadas de veneno electoralista de la socialdemocracia y del stalinismo, hayan surtido su efecto sobre las masas las que han recorrido una larga experiencia política EN LAS URNAS terreno en el cual la burguesía ha logrado reducir sus expresión política.  El impacto permanente de las masas en el régimen, durante décadas ha ido articulando una especial conformación de los partidos, cuya mecánica opera come sigue.
12 - La derecha tradicional en el bloque Renovación Nacional y Unión Demócrata Independiente.  Este sector traduce en la actual coyuntura la crisis crónica de la derecha chilena la cual, incluso en los gloriosos días de Alessandri Palma, fue incapaz de construir un partido sólido capaz de expresar sus intereses de un modo directo ante los masas.  Indicamos aquí que luego de la largo agonía del Partido Liberal y Conservador, el Partido Nacional logra vivir escasos diez años disolviéndose el 14 de Septiembre de 1973, ya que la Junta gorila de aquél entonces lo hizo inútil.
Entendemos por "Derecha" a aquellos partidos de la burguesía que expresan de un modo directo los intereses de los explotadores y el imperialismo ante el proletariado y la nación oprimida.  Esto lo hace la derecha desde arriba, sin intermediaciones, sin orientarse a penetrar en las masas, sino más bien orientándose a negociar directamente con ellas.  En pocas palabras, la derecha busca suscribir pactos frente a las masas, y no inducirlos desde el interior de los movimientos sociales como lo hace por ejemplo el stalinismo, la socialdemocracia e incluso la democracia cristiana.
Hacemos esta precisión ya que no creemos que la derecha, en relación a la izquierda o al centro político, represente a un sector específico de la burguesía, lo que nos conduciría a una noción de los partidos políticos como estancos u organizaciones de corte gremial.  Esta referida ideología, acuñada por el stalinismo es la que sirve de base al frentepopulismo, nos enseña que mientras la derecha representa al imperialismo, a los grandes monopolios ligados a la minería, latifundio y banca, el centro por su parte representaría a la burguesía industrial, interesada en desarrollar el mercado interno y por tanto "progresista", antioligárquica" y "antiimperialista".  Es necesario consignar que este raquitismo político, es consecuencia del temprano desarrollo de tendencias clasistas, que impidieron el desarrollo del nacionalismo burgués como anotáramos más arriba.
13 - RN y la UDI expresan esta función propia de la derecha en el interior del régimen.  Son herederos de la tradición derechista chilena y de su actual concreción, el pinochetismo al cual continúan allegados.  Claro ejemplo de ello es que no han logrado (y no les interesa) llegar a ningún sector del movimiento de masas, teniendo presencia puramente electoral en la clase media acomodada y de sectores poblacionales ligados al lumpen, tipo UDI.  Es más, este bloque desde su creación en 1987, ha vivido en querellas internas por la herencia del patrimonio político de Pinochet.  Por lo mismo han sido incapaces de definir una línea de acción consistente en el interior de un régimen político que se sustenta contradictoriamente en el antipinochetismo como bandera oficial.  Esta disputa y esta ubicación crítica en el interior del régimen los tiene sumidos en eternas divisiones, feroces luchas internas y escándalos de corrupción.  Esto no obstante, no les impide, gracias al sistema binominal, aparecer como el segundo bloque electoral y como fuerza de equilibrio y "moderadora" el interior del Congreso, función como explicábamos, histórica.  Un fenómeno nuevo lo configuran en el interior de la derecha, los José Piñera, FJ Errazuriz y otros fascistizantes que pretenden seguir la huella de Fujimori, Collor y otros "atípicos".  En todo caso pareciera ser que se confirma lo regla de que en Chile no existe mayor espacio en el interior de las masas de los que ocupan los burgueses y pro-burgueses PDC, PS y PC.
14.-     La Concertación, núcleo de unidad nacional en torno al eje PDC y PS.  Se trata del bloque gobernante, reúne y sintetiza los características generales del régimen.  Proviene como alianza política del llamado grupo de los 24, formado en 1978 y que fue presidido en ese momento por el ex- Ministro de Justicia de Allende, Manuel Sanhueza. A este acuerdo le siguen en 1983 la Aliainza Democrática y la Asamblea de la Civilidad en 1986, las que expresan la continuidad política del mismo, proyecto imperialista.  Sustentado por la DC y el PS-Altamirano, este bloque plantea una línea de unidad nacional: dar estabilidad al régimen de Pinochet, insuflándole la presencia de los partidos políticos y demás elementos parlamentaristas propios de la democracia burguesa.  En este acuerdo no cabe sin embargo el stalinismo ya que lo impedía el fuerte anticomunismo norteamericano y lo imponía la necesidad -ya en ese entonces- de dejar una válvula de descompresión por la izquierda del régimen.  La falta de esta "pata izquierda" del régimen es considerado por este bloque como uno de los antecedentes del desastre de la UP.  Por ello se plantea la necesidad de fomentar el desarrollo de un cuarto referente político socialdemócrata y anticomunista, que relegue al pasado los viejos "tres tercios".  Esta es la salida que finalmente logran desarrollar al alero del imperialismo, de aquí proviene la aureola democrática de que actualmente goza esta coalición.
El haber conducido la transición que sacó a Pinochet, les permite hoy en día encaramarse en las principales organizaciones de masas como la CUT, principales federaciones obreras, organizaciones estudiantiles y la mayoría de los Colegios Profesionales.  Sin embargo, este control no se concretiza en militancia en las bases.  Este control es ejercido casi directamente por los partidos, de los cuales la burocracia es un simple apéndice y no goza del peso de la burocracia argentina, por ejemplo.
15.-     Encabeza este bloque la Democracia Cristiana, partido burgués nacido de las entrañas del Partido Conservador e impulsado por un movimiento político del imperialismo comandado por la Iglesia.  Esta organización ha logrado primero penetrar en los sectores más atrasados de las masas campesinas y de la pequeña burguesía urbana para luego, gracias a la Dictadura militar, lograr ganar importantes espacios en los aparatos sindicales del proletariado industrial y minero.
El Partido Socialista, por su parte, lleva a la Concertación su componente "popular" desempeñando el mismo papel que ha cumplido desde su fundación: practicar la colaboración de clases hablando a nombre de los obreros.  Su actual "performance" de renovador no es  tal, desde la izquierda (PC) se ha dicho que los socialistas se olvidaron del pueblo y ahora son un partido derechizante, que ha traicionado sus principios, llegando a la peregrina idea de que pelafustanes como los Palestro, Rivas y cía. representarían, ya con su, Movimiento de Recuperación Socialista o el reciente Partido Alternativa Socialista, un pasado revolucionario y proletario del PS, !!mentiras!!, el Partido Socialista ha jugado siempre el mismo papel -recordemos los antiobreros Frentes Populares y la propia UP- sólo que la actual coyuntura les permite un mayor espacio para maniobrar e inclusive para participar en tareas represivas como quedó demostrado en la investigación del caso Guzmán y en su papel protagónico en la formación de la Oficina de Seguridad Pública.
16 - El PARTIDO COMUNISTA, a pesar de sus reiterados y fallidos intentos de conformar un amplio bloque "extra Concertación", para lograr entrar como elemento de peso en el régimen, se ha visto condenado a seguir mendigando un puestecito en la institucionalidad burguesa y sigue siendo considerado por la burguesía como anquilosado y sin futuro.  Las versiones en orden a la eventual incorporación del PC en la lista parlamentaria de la Concertación, más allá de si fructifique o no, representa la continuidad con la política que han llevado adelante durante estos años, el ser la pata izquierda del plan imperialista.
Sin perjuicio de ello, el PC juega un papel importante como agente desmovilizador en conflictos gremiales de importancia (Salud, Profesores), sectores en los cuales aún conserva cierto peso a través de burócratas sindicales "gremialistas" los cuales no se dignan a aparecer ante las bases como comunistas, lo que los hace fuertes a la hora de desmovilizar y boicotear las luchas, pero extraordinariamente débil a la hora de conducir.
Su papel cortrarrevolucionario en el desarrollo de la conciencia política de los explotados, lo analizaremos más adelante al ver el problema de la dirección revolucionaria.  Por ahora sólo nos baste señalar que recientemente el PC ha declarado formalmente que ha dejado de ser un partido de la clase obrera., para asumir la representación de los pequeños y medianos empresarios, una especie criolla de Kuomingtang.  Esto es el resultado de su orientación política democratizante de "Revolución Democrática", de profundización democrática, la que acumulando fracasos le exige subordinarse más y más a los dictados de la política imperialista.
IV.- EL MODELO ECONÓMICO BASADO EN LA SUPEREXPLOTACIÓN, PPOFUNDIZA LA ENTREGA DE LA BURGUESíA CHILENA AL IMPERIALISMO.
17 - La Dictadura de Pinochet, aprovechando el enorme terreno ganado a las masas con el Golpe del 73, operó una profunda transformación en nuestra economía en favor de las grandes compañías transnacionales y del imperialismo, ratificando nuestra concepción de la absoluta inviabilidad del desarrollo pleno del capitalismo en nuestro país, y del probado e irrestricto sometimiento de la parasitaria burguesía nacional al imperialismo.
            Estas transformaciones han importado una colosal concentración de capital, en manos de cuatro grupos económicos (Luksic, Matte, Angelini y Yaruzseck),que actúan como filiales de las transnacionales y que tras la dura recesión de los años 82-83 formaron los principales conglomerados exportadores y se apoderaron a través de la capitalización de la deuda externa, de parte importante de los empresas y servicios del Estado.  Estos verdaderos oligopolios, han materializado la transnacionalización de nuestra economía saqueando el mercado interno merced una brutal superexplotación de la fuerza de trabajo.  El sostenido crecimiento del PGB en esta última década es de las más importantes en la historia del país, no obstante lo cual lo participación del salario en la renta nacional ha retrocedido en más de treinta años.  Por ello esta expansión económica se cimienta en la superexplotación de la fuerza de trabajo y en la destrucción del ya raquítico mercado interno.  La nuestra es una típica economía capítatista atrasada y semicolonial, que mediante cuatro áreas extractivos (forestal, pesca, minería y agro-industria) y el área servicios, busco el aumento de los exportaciones para solventar los requerimientos de la moribunda industria imperialista.  Expresamente el modelo impuesto por el imperialismo a la burguesía chilena, es el de los "tigres" asiáticos, este modelo significa aumentar el sometimiento al imperialismo y estrangular a nuestra nación en el hambre y en el atraso.  Es este modelo el que hace cosa de meses ha comenzado a desmoronarse estrepitosamente con la caída de la economía coreana (quiebres de Kía y Samsung) arrastrando al conjunto del sudeste asiático, haciendo con ello tambalear a Japón y por su intermedio al conjunto de la economía mundial. Es el inicio de la caída del "Muro” del capitalismo, es el desplome del paradigma de la postmodernidad.
18.-     La ofensiva imperialista busca barrer con los aranceles aduaneros y saquear a las
economías de sus semicolonias.  Esto supone la masiva destrucción de las fuerzas productivas y la virtual absorción de los burguesías criollas por los grandes consorcios transnacionales, esto supone una acentuación cuantitativa de la sumisión de la burguesía chilena al imperialismo, pero pensamos que la categoría de "recolonización" resulta excesiva toda vez que la subsistencia del Estado nacional aparece como un elemento distintivo y hasta necesario para el equilibrio que requiere el plan imperialista.
A partir de estos bases sostenemos que los planes de integración económica del tipo NAFTA O MERCOSUR, representan medidas antinacionales que golpearán aún más a la clase obrera ya que su aplicación presupone un conjunto de requisitos.  En primer lugar, concluir íntegramente el proceso de privatizaciones, lo que incluye a la gran minería del cobre (proceso en marcha con la llamado modernización de CODELCO), a la salud y a la educación, a la primera de las cuales se les pretende reducir al área preventiva y a la segunda que se pretende transformar en mera cacpacitación para las grandes masas mediante la llamada descentralización curricular y el apoderamiento de las escuelas por las empresas aledañas.  En segundo orden, y para garantizar el más absoluto vasallaje al imperio, se busca desmontar el tradicional aparato militar de masas sustentado en la conscripción regular por una fuerza mercenaria, "profesional" y de rápido movimiento para servir los requerimientos bélicos del imperialismo, cuestión que se liga a la privatización de la principal fuente de recursos de las FFAA chilenas, CODELCO.
19 - Debemos consignar, que la masiva presencia de compañías transnacionales evidencia un amalgama de capitales de diversas latitudes, que si bien estén hegemonizadas por el gran capital yanqui, introduce en nuestra economía la guerra comercial sostenida entre las grandes potencias.  Reconocemos aquí uno de los principales elementos que caracterizaron la aplicación del plan imperialista en nuestras latitudes además de suponer el aplastamiento y sumisión nacionales, ser el fruto necesario de un pacto con los capitales europeos y japoneses presentes en estas australes tierras.  La crisis interburguesa en Chile tendrá como motor -además de la resistencia inútil de facciones burguesas en decadencia- los choques  entre los bloques imperialistas.  De agudizarse esta tendencia no podemos descartar el intento de aplicación de otros medidas por otras facciones imperialistas, ello sí de la mano de una abierta conflagración bélica interiimperialista.
V.-  SOBRE LA ACCION DIRECTA, LA LUCHA INSURRECCIONAL Y SU PROYECCIÓN EN LA CRISIS DE LAS FFAA.
20 - Como marxistas excluimos por principio la pacífica y gradual transformación de la sociedad capitalista en socialista, no existen por tanto posibilidades de acomodar las relaciones de producción imperantes a las necesidades de la humanidad.  Es imperioso destruir estas relaciones de producción mediante el uso de la violencia revolucionaria.  Esta violencia, expresión política de la presión de las fuerzas productivas por liberarse de la propiedad privada de los medios de producción, se expresa mediante la acción directa de las masas y se consuma en la lucha armada e insurreccional de las mismas contra el Estado burgués.
La experiencia histórica de nuestra clase y de las masas oprimidas ha revelado que es el proletariado -a partir de sus propios métodos de lucha cimentados en la acción directa quien ha logrado definir los contornos de estas acciones imponiéndoles la impronta multitudinaria de sus luchas.  Es importante consignar que debido al pesado lastre de los partidos obreros democratizantes, persiste abrumadoramente en las masas el parlamentarismo en el cual durante este siglo ha realizado el grueso de su experiencia política la clase obrera.  Este factor actúa de un modo dominante en el retardo de la formación de la conciencia política del proletariado.
Esto realidad nos obliga a participar de esta experiencia de las mascas para ayudarlas a destruir sus ilusiones en el parlamento, las elecciones y la democracia burguesa en su conjunto.  Iremos, entonces, a participar en las elecciones en que tienen puesta su atención los masas para exponerles nuestro programa revolucionario y convocarlas a echar abajo con la acción directa de las masas- la institucionalidad de los explotadores.
Finalmente, debemos señalar que el parlamentarismo de las masas, su ilusión en la democracia burguesa, además de la repercusión en el retraso en la formación de la conciencia política del proletariado (la construcción de su propio programa y partido), ha incidido también en la radicalidad de las acciones de las mismas masas. Desde los años veinte, de un modo más marcado, la historia del movimiento obrero y de masas desconoce grandes alzamientos insurreccionales que hayan logrado desbaratar –así sea transitoriamente- el Estado y el aparato militar.  Nuestra historia desconoce movimientos como los de Bolivia el 52 o Nicaragua el 79, así como tampoco hay registro de Guerra Civil.  En definitiva, el contacto de las masas con las armas ha sido accidental, parcial y de corto aliento.  Ello no ha impedido que en determinados periodos (1931 en Concepción, 1973 en Viña del Mar) la clase obrera haya logrado quebrar parcialmente a las FFAA -especialmente a la Marina- y, si estas tendencias no lograron desarrollarse se debe a la tradición pacifista y a veces ultraizquierdista, pero siempre desmovilizadora y colaboracionista de clases del stalinismo y la socialdemocracia.  Corresponde a los revolucionarios ayudar a que las masas asimilen críticamente estas altas experiencias de sus propias luchas, pero irnpulsar sobre estos cimientos su embestida revolucionaria sobre el régimen capitalista.
21.-     La lucha de clases, el choque de clases antagónicas dentro de la sociedad, la lucha de las fuerzas productivas por libertarse de relaciones de producción que se han vuelto reaccionarias, constituyen el motor de le historia la que avanza críticamente en medio de revoluciones.
Sin embargo, en el interior de este proceso, los explotados dicen su palabra mediante la acción directa.  Entendemos por tal a todo movimiento en que las masas toman en sus propias manos la lucha por imposición de sus intereses y reivindicaciones, pasando por encima de la legalidad y las instituciones burguesas.  Se trate de un accionar que tiene por sujeto a las masas y que persigue la imposición directa, violenta, de sus intereses.  Hay acción directa, por tanto, aún sin partido revolucionario por cuanto ella emana la más de las veces de un modo espontáneo, sin que en ello intervenga una mayor maduración política.  Hay acción directa sin partido, pero no al revés, por cuanto es sólo e través da la intervención en la acción directa de las masas que el partido revolucionario podrá construirse, a condición de que busque forjar en dicha intervención el programa de!  Proletariado.  En consecuencia la acción directa, la multitudinaria fuerza de las masas en su lucha, constituye el hábitat de todo revolucionario, el suelo en el que germinará el partido revolucionario, el único camino que conecta o las masas con su programa y con la revolución, es el camino que comienza con caceroleos, brazos caídos, marchas, huelgas, pasando  a paros, piquetes, soviets y encontrando su máxima expresión en la insurrección.  Salvo excepcionalidades históricas, la acción directa en gran medida tiene lugar con independencia de la voluntad del partido, sin embargo la única posibilidad de que esta se proyecte hacia la concientización de la clase radica en le insustituible y abnegada rnilitancia de los revolucionarios.
22.-     El punto más alto que conoce la historia de la lucha de clases en Chile, se gesta a partir de Octubre de 1972, siendo aplastado por el golpe del 73.  Este punto la constituyen los Cordones Industriales, los cuales nacieron como embriones de doble poder que, sobrepasando los estrechos límites de la Unidad popular, alcanzaron un carácter de organización permanente de lucha.  Decimos que fueran embriones ya que no lograron consumar la histórica tarea pare la cual fueran instintivamente creados, ello ya por el efecto propia de falta del partido obrero revolucionario, estos Cordones no fueron capaces de llevar por sí solos a la clase obrera al poder.  Este hecho se yergue como un mentís a todo tipo de espontaneísmo y antipartidismo.
Sin embarco los Cordones, por sus funciones aglutinadoras del proletariado industrial, que permitieron en algunos casos que se ejerciera el control obrero de lo producción, se levantaron objetivamente como una muralla infranqueable para el reformismo de todo pelaje.  De ahí que no sólo los partidos de la UP, sino que hasta el foquista MIR acusaban a los Cordones como enemigos de la "vía chilena al socialismo”, por hacer paralelismo a la podrida burocracia de la CUT.
Sostenemos que a través de los Cordones Industriales era posible que la clase obrera -dotada de su partido-prcgrama instaurara su gobierno de dictadura proletaria  sobre las cenizas del  Estado burgués y de la propia UP. Decimos esto por cuanto estos organismos eran visualizados por el proletariado como instrumentos que vía acción directa (asamblea permanente, piquetes, algunas milicias armadas) materializaron las más urgentes necesidades no sólo de los trabajadores sino que de el conjunto de la población.  Los cordones materializaban la ocupación de las fábricas, el funcionamiento de los servicios públicos, abastecimiento, transporte, etc.. Por esto constituían los Cordones un referente político obligado para la vanguardia.  Por estas funciones que  amenazaban directamente la existencia del Estado burgués, quienes militaban en estas organismos fueron salvajemente masacrados por la reacción pinochetista y virtualmente exterminados.  El rearme político de la vanguardia pasa por la asimilación de esta valiosa experiencia y su proyección en el terreno programático.

 

23 - La generación de estos órganos embrionarios de doble poder, deja a las claras el grado de radicalidad que alcanzaron en aquel entonces las masas.  Hubiera sido necesaria la intervención del ausente partido revolucionario para que estos cordones se transformaran en verdaderos órganos de doble poder, tal y como si ocurrió con las Soviets de la Rusia del 17 y como comenzó a gestarse en Bolivia el 71 con la Asamblea Popular.  Lo que es seguro es que le formación de los órganos de doble poder en Chile pasa por la asimilación de la experiencia de los Cordones.
La existencia de órganos de doble poder es no sólo una condición insustituible para que el proletariado tome el poder -junto a la existencia del partido- único canal a través del cual el partido revolucionario puede ejercer su liderazgo sobre las masas y conducirlas.  El partido puede llegar a ejercer una gran influencia sobre los masas, llegar incluso o ser determinantes en la cultura de un país - como es el caso del POP boliviano-, pero a este partido le será imposible dirigir, ser la conducción física de las masas si las propias masas no generan sus propios órganos de doble poder.  En este punto el partido debe estar muy atento o la actividad real de las masas, o su estado de ánimo, o su voluntad colectiva, para estimular el desarrollo de los órganos de doble poder combatiendo en este terreno todo fetichismo en el terreno organizativo.
24.-     El enfrentamiento entre las clases, agudizado en su máxima expresión por el accionar del partido revolucionario, conducirá a la insurrección, que es el momento en que lo política de la clase se traduce en el armamento de las masas y embiste así al aparato militar de la burguesía.  Esta lucha tiene dos aspectos, uno es el propio armamento de las masas y el otro es lo lucha por ganarse a sectores de las propias FFAA burguesas y así apoderarse de sus arsenales, fracturándolas.  En nuestro país, las FFAA, pilar fundamental de todo régimen de clase, tienen características que las hacen distinguirse de las restantes en América Latina.  En primer lugar se trata de una de las ultimas FFAA de masas, sustentadas en la conscripción regular y en la que se busca formar ideológicamente a los jóvenes explotados.  En segundo lugar, las FFAA chilenas son las únicas que pueden exhibir una impecable coherencia ideológica y espíritu de casta, cuestión que las lleva a levantar la geopolítica como bandera a la hora de señalar que están llamadas a preservar la unidad nacional y a defender los intereses económicos del país allí donde éstos se encuentren, sosteniendo la concepción de “frontera móvil”.
25.-     A partir de 1973, la violenta reacción a la notable ofensiva obrera y de masas conduce a éstas bajo la dictadura pinochetista a un extraordinario desarrollo.  Las FFAA (especialmente el Ejército), se apoderaron por una ley secreta del 10% de los ventas de CODELCO, lo que da uno de los presupuestos más elevados de América Latina y las constituyen en una de las más numerosas y mejor equipadas.  En torno a este extraordinario presupuesto se desarrolla un complejo militar industrial que contempla armamento ligero y pesado.  Esto lleva a las FFAA chilenas a establecer un estrecho contacto financiero e ideológico con las FFAA brasileñas.  Contradictoriamente, este desarrollo que permitió salvar el capitalismo en su momento, hoy constituye un elemento de inestabilidad por aparecer a contrapelo de la tendencia a desmontar las FFAA de las semicolonias.  De ahí que lo crisis que atraviesa a las FFAA es precisamente consecuencia, del proyecto imperialista, que busca transformarlos en una ágil y disciplinada fuerza de elite, profesionalizada y mercenaria (tipo Guardia Civil somocista).  La vieja historia de la contrarrevolución devorando a sus hijos.
26.-     No pretendemos decir con esto que sea una tarea antiimperialista el defender los FFAA de Pinochet, ni que éste último pudiera jugar un rol beligerante frente al imperialismo.  Queremos puntualizar las particularidades del aparato militar burgués para destruirlo o en todo caso potenciar un trabajo político que mine su capacidad de fuego.  Es imprescindible realizar un sistemático trabajo político de penetración en los FFAA -contra la tradición del stalinismo criollo que se excusa de esta tarea so pretexto de caracterizarlas corno impermeabilizadas por el fascismo- con la finalidad de que sea la política del proletariado la que potencie la actual crisis de las FFAA, guiándola a la ruptura de la verticalidad del mando y a la subversión (reivindicando su derecho a sindicalización, trato digno, libertad de expresión, etc.). Esta actividad es consustancial con el armamento de las masas las cuales encontrarán aquí su principal arsenal, a condición de que el partido revolucionario que encabeza la insurrección sea capaz de plantear correctamente el problema militar, esto es, buscando, conforme al avance y desarrollo de su movilización la masificación, radicalización de los métodos de lucha para derrocar a la burguesía del poder.
VI.- PROLONGADO REFLUJO DEL MOVIMIENTO OBRERO Y DE MASAS.  EL PAPEL CONTRARREVOLUCIONARIO DEL STALINISMO.  LA AGUDIZACIÓN DE LA CRISIS DE DIRECCIÓN.
27.-     El movimiento obrero chileno, desempeñó un papel fundamental en América Latina.  Las primeras organizaciones obreras y partidos políticos que se reivindicaran socialistas y marxistas tienen lugar en nuestro país.  Este papel de vanguardia política llegó hasta los años treinta, siendo el último de sus frutos la formación de una organización oposicionista al stalinismo, la Izquierda Comunista, de gran influencia en Chile como en el trotskismo latinoamericano.  En esta última organización terminó su formación en el marxismo, José Aguirre Gainsborg, fundador del POR boliviano.
                                   La formación de las Mancomunales, de las Ligas Obreras y de las Organizaciones de Resistencia, luego de las Federaciones Obreras, en el plano sindical y de masas; así como del Partido Obrero Socialista, que diera nacimiento al Partido Comunista en 1922, en la arena partidaria, son hechos que dan cuenta de un movimiento extraordinariamente vivo y combativo que encuentra en Luis Emilio Recabarren a uno de sus más preclaros activistas y organizadores.  Sin embargo, aún en este período no podemos encontrar en el movimiento obrero de nuestro país la genuina expresión política del proletariado, su partido-programa.
            Si observamos nuestra historia desde esta óptica, debemos señalar con todo claridad que el legado que nos dejó Recabarren desde el punto de vista de la construcción partidario y de la elaboración programática es extraordinariamente pobre.  En sus orígenes el movimiento obrero chileno puede ser caracterizado como un gigante con cabeza de enano.  Más allá de las gigantescas federaciones obreras, de sus partidos con una enorme penetración en las masas, de sus acciones heroicas y de la precocidad impresionante de nuestro proletariado, no encontramos nada desde el punto de vista de la elaboración programática marxista.  Los propios escritos de Recabarren están teñidos de una ingenuidad rayano a veces con un moralismo de raigambre religiosa y otras directamente con el democratismo.
            Es cierto que la labor organizativa y agitativa de Recabarren ha sido deformada hasta la monstruosidad por el stalinismo, se ha pretendido hacer de él una especie de "apóstol de los pobres", negándose el carácter clasista de su extraordinaria labor organizativa.  Pero el esclarecimiento de la verdad histórica no puede llevarnos a hacer de Recabarren el marxista que no fue.  Nos parece que esta última deformación "de izquierda" de Recabarren, resulta doblemente venenosa por cuanto impide valorar con justeza su contribución al desarrollo del movimiento obrero y nos pasa de contrabando las desviaciones democratizantes y sindicaleras de este dirigente obrero.
            La comprensión científica de la historia del movimiento obrero nos exige ser rigurosos en esta cuestión, pues en sus orígenes esta historia nos indica en ciernes lo que más tarde serían sus desviaciones y deformaciones que han marcado su evolución a lo largo del siglo XX hasta nuestros días.  Hablar sueltos de cuerpo "del pasado revolucionarios de nuestro proletariado, del carácter "marxista" del POS y de Recabarren, es negarse cl comprender las verdades históricas que como revolucionarios estamos llamados a transformar y al mismo tiempo, constituye una concesión oportunista a las debilidades de nuestro clase obrera.

 

28.-     Con todos sus debilidades y limitaciones, en el período que corre con posterioridad a la Guerra del Pacifico hasta mediados de los años veinte, la clase obrera chilena protagonizó grandes acciones, signadas todas por el gran desarrollo de sus organizaciones y de su propia prensa.  En este período instintivamente, el proletariado cambió la fisonomía de la lucha de clases en Chile y la acción directa, las huelgas masivas, el enfrentamiento con las FFAA, el sabotaje, pasaron a incorporarse a la experiencia de las masas.  En este período, por sobre todo la vigorosa acción directa puso a raya a la burguesía la que debió recurrir en reiterados oportunidades a la masacre para intentar doblegar a los explotados.  La desconfianza en la democracia y en la legalidad burguesas era muy profunda, lo que potenciaba el enfrentamiento de las masas con el Estado. Este clima político marcado por la presencia de un proletariado minero muy concentrado y una burguesía en crisis, facilitó la temprana penetración del socialismo y el anarcosindicalismo provenientes de Europa.  Expresión más alta de este proceso lo constituye el nacimiento del Partido Comunista, sección chilena de la III lnterncicional de Lenin y Trotsky.
Desmontar estas conquistas en la formación de la conciencia política de los explotados, destruir el PC nacido en las aguerridas salitreras y arrastrar a las masas a la colaboración de clases y al democratismo, constituye el principal crimen político del stalinismo criollo.  A partir de Lafferte, con la stalinización del PC y la III Internacional, las masas comienzan a batirse en retirada  y a enrielarse en el electoralismo cimentando profundas ilusiones en la legalidad y democracia burguesas.
            Este retroceso en el terreno político, no impidió que las masas siguieran protagonizando movilizaciones de gran envergadura, llevando la iniciativa  y presionando al régimen burgués en un ascenso sostenido que culmina en 1973.  Sin embargo, en todo este proceso el stalinismo y el surgimiento del Partido Socialista, logran hacer girar todo esta experiencia de las masas en torno al frentepopulismo.  Efectivamente, las masas jalonando sostenidamente una terca y ascendente lucha, fueron traicionados una y otra vez sacrificándose en el altar de la “democracia” burguesa sus intereses.  Pero es durante la Unidad Popular que estas traiciones conducen a una sangrienta derrota histórica, que marca -al igual que para España su Guerra Civil- un antes y un después en nuestra historia.
29.-     La UP fue la expresión más acabada de la política general de Frente Popular con que el PC y el PS venían conteniendo el ascenso de masas desde los años treinta.  Conformada por una alianza de partidos obreros (PC, PS) y burgueses (Radicales, Izquierda Cristiana, MAPU, etc. ) fue la expresión más nítida de la crisis, política que vivía el país.  De un lado reflejaba la falta de una dirección política de los explotados, de su propia conciencia de clase expresada como partido político, de otro lado reflejaba la profunda crisis en que estaba sumida la burguesía, la que en definitiva no tuvo otro camino que potenciar a la UP con la finalidad de contener el accionar de las masas.  Para la burguesía la UP constituía la antesala necesaria para doblegar a las masas e imponer un golpe fascista; para las masas, la figura de Allende y la UP representaban sus largos anhelos de redención social y nacional.
            Existe en consecuencia un hilo de continuidad entre la UP y el Golpe Militar, ambos representan políticas burguesas.  La UP como todo Frente Popular, expresó la más extrema crisis que haya vivido la burguesía chilena, pero ante todo era una política de la burguesía y no del proletariado.  La suscripción del Pacto de Garantías Constitucionales con que la DC condicionó su apoyo a Allende en el Parlamento a efectos resultar electo (no obtuvo la mayoría absoluta), sintetiza esta cuestión.  Con el mencionado Pacto la UP se compromete a velar por el respeto de la propiedad privada, a mantener cohesionada a las FFAA y a reprimir cualquier intento de las masas por violar estos principios, ya sea mediante la ocupación de fábricas o mediante su propio armamento.  Pero las masas fueron mucho más allá y sobrepasaron con creces los estrechos márgenes que pretendía imponerles Allende, baste señalar que el programa de la UP planteaba la nacionalización de no más de 40 empresas monopólicas y al asumir Allende los obreros habían ocupado más de 200 fábricas.
Sobrepasada la UP ésta buscó apoyo de la burguesía y de la burocracia sindical para frenar a las masas. En Francia el año 72, Allende reitera su absoluta defensa al orden burgués (de su democracia) y rechaza explícitamente la posibilidad de que se instaure en Chile la Dictadura del Proletariado; este mismo año la UP dicta la Ley de Control de Armas lo que le daba facultades  a las FFAA para reprimir y desarmar a las milicias y grupos armados que habían sido creados por las masas en sus luchas, en cierta medida el Golpe comienza con esta ley que según señaló en esos días fue firmada por Allende “por error”. Esta política de la UP , dio un respiro y permitió a la burguesía cohesionarse para preparar la salida fascista, es así como en Octubre del 72 realizan el llamado llamado Paro Patronal.  Sin embargo, este accionar de la reacción despertó mayores fuerzas en las masas, en respuesta a este paro crean los Cordones Industriales.  La respuesta a su vez de los partidos de la UP fue catalogar a estos Cordones como ultraizquierdistas y de pretender quebrar a la CUT.
            Esta política de concesiones permanentes a la burguesía, que por el efecto de la presión de las masas parecía errática revelaba que la UP no pretendió salirse ni un milímetro capitalismo y que todo lo que pretendía hacer era contener dentro de los marcos burgueses el extraordinario desarrollo de las luchas de las masas.  Así, si los obreros ocupaban fábricas, era la UP lo que designaba un interventor del Estado que tenia por misión contener bajo la tutela del estado burgués no sólo a la empresa sino que a los propios trabajadores.  Lo mismo se puede señalar respecto de lo Nacionalización del Cobre, la UP anticipó a aquello que los propios mineros estaban a los puertas de consumar con sus propias manos -el control obrero y la expulsión de las compañías imperialistas (esto explica que la nacionalización del cobre se haya votado por unanimidad en el Parlamento).
30.-     La UP en definitiva no fue más que un gobierno burgués, sustentado en un Frente Popular, y como tal se empeñó mientras existió en disciplinar a las masas a la legalidad burguesa.  Las acciones heroicas protagonizadas por obreros, campesinos y explotados general no encontraban, bajo la conducción del “compañero Presidente”, otra proyección que las elecciones.  Así, mientras la oposición conspiraba abiertamente y realizaban una campaña de sedición paro dar un Golpe Militar que barriera con los trabajadores, en Julio del 73, el Sec. Gral. del PC Luis Corvalán levantaba las manos diciendo “no a la Guerra y se preparaba para ganar la mayoría  parlamentaria en los elecciones del '76.  La historia demostrado que cuando se trata de traicionar la estupidez no tiene límites.
De esta forma el 11 de Septiembre de 1973, la reacción se encontrará con un movimiento obrero desmoralizado, incapaz de ofrecer resistencia alguno al Golpe militar.  Allende, quien condujo al proletariado a la derrota, mientras los Hawker Hunter de la FACH bombardeaban los Cordones Industriales y las poblaciones, muere jurando lealtad a la Constitución y legalidad burguesas.  Allende al morir, cumple -por última vez- con el deber de decirles a los trabajadores que confíen en la democracia burguesa y que esperen la masacre pasivamente en sus lugares de trabajo.  A contar de ese día se comenzaron a escribir las páginas más negras de la historia de la clase obrera chilena.  Más de 30.000 luchadores -toda una generación- caen masacrados a manos de la contrarrevolución sumiendo al proletariado en la más profunda derrota de su historia.  Esto no habría sido posible sin la política capituladora de la UP, su concepción frentepopulista constituyó en ese momento el último resguardo del orden capitalista antes del Golpe Militar.
A partir de esta experiencia, un río de sangre separa al stalinismo y a la socialdemocracia chilena de los masas.  El Golpe del 73 probó a fuego el carácter contrarrevolucionario de aquellas direcciones colaboracionistas, por lo que su asimilación progragmática debe servir de punto de partida para lo asimilación y la crítica del electoralismo y del frentepopulismo desde una posición proletaria y antiimperialista .
31.-     Pasarán diez años antes de que las masas comiencen a rearmarse y a resistir activamente la ofensiva burguesa.  Efectivamente, a partir de 1983 las masas entran nuevamente en acción con paros sectoriales, protestas nacionales, cacerolazos, barricadas en las poblaciones, etc.. Es aquí donde el aplastamiento y desorganización del proletariado tomo especial peso, ya que las luchas protagonizadas por una vanguardia fundamentalmente universitaria y conducida por direcciones burguesas y proburguesas no logra proyectarse más allá de una postura democratizante sintetizada en la política que contraponía democracia versus dictadura.  El proletariado no logró imponer el proceso ni sus métodos de lucha, ni su estrategia, debido esto último a la falta de una dirección revolucionaria.  La clase obrera no logró en definitiva acaudillar esta fase de movilizaciones, lo que ocasionó que la vanguardia pequeñoburguesa (inclusive aquella nucleada en torno al foquismo del tipo FPMR, MIR, Lautaro, etc.), sucumbiera presa de la política imperialista de “transición pacífica a la democracia" y fuera sometida al férreo control de la Alianza democrática (AD) y del Movimiento Democrático Popular (MDP).  Luego de grandes movilizaciones (30 de Octubre de 1984, 5 y 6 de Julio del 86), el atentado a Pinochet por un lado y por otro la decisiva intervención de la Iglesia Católica (visita del Papa en Abril del 87), dieron cuerpo a una gigantesca maniobra que logró neutralizar el papel de la vanguardia y maniatar a la clase obrera.  Mediante esto maniobra se logró formar un gran acuerdo de unidad nacional (Asamblea de la Civilidad), que ponía la vista en el Plebiscito del ´88 y las elecciones del '89.  La situación política fue "descomprimida" y las masas entran en un nuevo reflujo que persiste hasta nuestros días gracias a que se impuso la línea del conjunto de la burguesía, los partidos políticos, (desde la ultraderechista UDI al PC), la raquítica burocracia sindical y las FFAA, incluido el propio Pinochet.
32.- Este proceso explica la actual fase de la lucha de clases en Chile, que de una forma predominante es la pequeñoburquesía la que sigue ocupando un primer lugar en las luchas en curso (Profesores, Salud, Estatales).  Sin embargo, destaca de forma incipiente, un generalizado y casi clandestino proceso de reorganización de las bases obreras industriales y son los bastiones del proletariado, los mineros del cobre y hasta este ala del carbón, quienes señalan el camino con acciones huelguísticas de importancia (huelgas, cortes de caminos, ocupación de los minerales, en Late).  El carácter atrasado de la formación social capitalista chilena es un elemento -que sumado a la crisis de dirección- potencia las características de las luchas hoy dispersas.  Según el último censo (92) más de la mitad de la fuerza de trabajo corresponde a la moderna clase media (sector terciario y de servicios), poco más de un 15% trabaja en el campo y sólo un cuarto corresponde al proletariado, siendo un 10% de trabajadores de la Construcción (con fuertes rasgos artesanales), 13% del proletariado fabril y sólo un 2% de mineros, sector clave por su relevancia económica y política debido a su altísima concentración.  Estos elementos nos ayudan a proyectar la mecánica que ha de adoptar la lucha de clases en Chile.  El carácter minoritario de nuestro proletariado nos obliga a plantear la necesidad de estructurar el Frente Unico Antiimperialista, única palanca a través de la cual la clase obrera podrá efectivizar su papel de caudillo nacional.
33.-     Finalmente, creemos imprescindible puntualizar que la crisis de dirección no impide a las masas salir al combate.  Las clases sociales salen al enfrentamiento como resultado de la ley ciega que determina su enfrentamiento, que no es otra cosa que la contradicción entre las pletóricas fuerzas productivas y las arcaicas relaciones de producción capitalistas.  En estas luchas incluso pueden obtener importantes victorias.  De ahí que resulta errónea la afirmación fácil de que los masas no logran salir a la lucha o unificarse en el combate, por no existir una dirección revolucionaria.  Este afirmación es más bien fruto de la desesperación de revolucionarios que, como nosotros, hemos soportado casi una década de reflujo, de fortalecimiento de los ilusiones electorales de las masas y de aislamiento, pero es enteramente extraña al marxismo y rebela incomprensión respecto del papel de la dirección revolucionaria.  Cuando Trotsky planteaba que la crisis de la humanidad es la crisis de dirección revolucionaria, se refería en toda profundidad no a que la lucha de clases se detendría hasta que se construya el partido revolucionario, sino a que sólo mediante la, estructuración de una dirección revolucionaria podría el proletariado acceder al poder, arrasar con la burguesía, poner fin a la desintegración de la sociedad mundial y liberar las fuerzas productivas mediante la instauración del comunismo.  La revolución proletaria será el resultado del accionar consciente de los propios explotados, expresado en su partido y programa, o no habrá revolución.
VII.- LAS TAREAS DE LA DICTADURA DEL PROLETARIADO Y LA CONSTRUCCION DE LA SECCION CHILENA DE LA IV INTERNACIONAL.
34.- Nuestra finalidad estratégica la revolución y dictadura proletarias, moldea y define no sólo nuestros métodos y tácticas sino que el tipo y régimen de partido que propugnamos.  La Dictadura del Proletariado lo es para la minoría burguesa, y constituye democracia obrera para los mayorías explotadas y oprimidas.  Su imposición no será el fruto ni de elecciones ni de concesiones graciosas por porte de la burguesía, ella se impondrá como resultado de la violencia revolucionaria, de una insurrección armada triunfante.  Se trata de un régimen cimentado en las organizaciones de poder del proletariado, conductoras de las masas oprimidas y explotadas del campo (campesinado) y la ciudad (moderna clase media).  Por lo mismo será un régimen transitorio que buscará proyectarse sobre las fronteras nacionales hacia la palestra internacional para impulsar la Revolución Socialista Mundial, apoyándose para ello en la reconstrucción de la IV Internacional.  Sólo sobre estas bases el Estado tenderá paulatinamente a desaparecer en la medida que sean superados las diferencias económico sociales y las mismas clases, dando paso a una sociedad sin clases, el comunismo.
35.- Las tareas de este gobierno de dictadura proletaria en nuestro país, conforme a la tesis de la revolución permanente sintetizada en el Programa de Transición, comienzan por el cumplimiento, de las más elementales tareas propias de los caducas revoluciones burguesas (caducas históricamente por la absoluta sumisión de la burguesía al imperialismo), como son la liberación e independencia nacional para proyectarse combinadamente a la realización de tareas propiamente socialistas.  Estas últimas consumarán y darán contenido a las primeras, mediante la expropiación y estatización (sin indemnización alguna) bajo control obrero de los medios de producción y del latifundio.  Ello supondrá necesariamente el monopolio del comercio exterior y la planificación central de la economía sirviendo ésta a las acuciantes necesidades de las masas.
            Medidas de esta naturaleza impactarán decisivamente en la lucha de clases mundial, en un primer momento se observarán dos fenómenos.  El primero: la clase obrera mundial encontrará una vía para resolver su crisis de dirección, potenciándose políticamente la Reconstrucción de la IV Internacional como dirección revolucionaria del proletariado mundial.  Este no será un proceso instantáneo, ya que la construcción de secciones de la IV a escala mundial habrá de seguir el curso que le impongan les particularidades nacionales, pero la estructuración de partidos-programas de la IV serán favorecidas por una corriente mundial impulsada por el Estado Obrero chileno.  El segundo: la burguesía y el imperialismo internacional comenzarán a combatir interna y externamente el nuevo régimen proletario, buscando bases sociales de apoyo en el país, para darle organicidad a la reacción y en último término crear las condiciones para una invasión militar, esto deberá ser contestado por nuestro gobierno tensando al máximo nuestras fuerzas para lograr el más rápido ascenso económico del país, lo que posibilitará ampliar la base de apoyo del Gobierno revolucionario, social y militarmente.  El éxito de esta segundo tarea está condicionada por la mayor menor capacidad que tengamos pera impulsar la maduración de la revolución proletaria mundial, ello reconstruyendo la IV.  La lucha anticapitalista no culmina con la toma del poder en un país, sólo se potencia y extiende desde un nivel superior.
36.-     Para ejercer su propia Dictadura nuestro minoritario proletariado requerirá apoyarse en otras capas sociales explotadas y oprimidas.  Ello da a la revolución chilena no sólo un carácter social (proletario) sino que además nacional (antiimperialista).  El poder de este gobierno asentado en las organizaciones de masas que reunirán facultades ejecutivas, judiciales y legislativos, se sostendrá en el armamento de le clase obrera conductora de las masas explotadas.  Este papel conductor del proletariado no soslaya que ante todo la revolución se sostendrá en una alianza en la que por un lado estará el proletariado y del otro la pequeñaburguesía, el campesinado y la moderna clase media urbana, esta última abrumadora mayoría en el país pero incapaz histórica, productiva y políticamente de imponer su propio gobierno.  Por ello y como una forma de popularizar y difundir el carácter de la Dictadura del Proletariado, levantamos la fórmula de GOBIERNO OBRERO Y DE LOS EXPLOTADOS DEL CAMPO Y LA CIUDAD.  Sostenemos esto por cuanto la fórmula de Gobierno Obrero-Campesino no se aviene a la conformación de las clases sociales en Chile en la que el campesinado (en tanto pequeños propietarios que no se sirven de mano de obra explotada) tiene escaso peso frente a la abrumadora presencia de la moderno clase media urbana.  Para gobernar el proletariado requerirá apoyarse en ambos sectores y esto debe expresarse no sólo en la táctica del Frente Único Antiimperialista, sino que además en la fórmula de gobierno.  Obviar este hecho significa abandonar la lucha de la clase obrera para imponerse como caudillo nacional.
Nuestro gobierno revolucionario se hará cargo además, de las nacionalidades aborígenes oprimidas confiriéndoles todo el apoyo político y económico a efecto se autodeterminen conforme a sus propias aspiraciones y se liberen de la opresión del sanguinario estado burgués chileno, cuestión que comienza por la devolución de sus tierras usurpadas por el colonialismo español.
Nos definimos a favor de la formación de una Federación de Estados socialistas de América Latina, tarea unificadora respecto de la cual la burguesía se demostró incapaz, para potenciar la lucha antiimperialista y dar solución al conjunto de reivindicaciones nacionales frustradas por las burguesías criollas, como son los litigios limítrofes, la salida al mar de Bolivia, etc..
37.- Rechazamos y combatimos los concepciones etapistas de la revolución -reeditada recientemente por el último Congreso del PC- que disfraza su colaboracionismo de clases, con la excusa de que en nuestro país las masas no se hayan maduras pero realizar tareas socialistas y que por tanto hay que conformarse con defender las conquistas “democráticas” para preparar en diez mil años la revolución socialista.  Esta concepción stalinista que ha asumido diversas expresiones, postula por lo mismo una democracia popular expresada como gobiernos de trabajadores, gobiernos obrero-populares o diversos fórmulas gubernamentales que buscando mantener las ilusiones de las masas en la democracia burguesa, pretenden sostener la posibilidad de que la burguesía realice tareas antiimperialistas (el lugar del nacionalismo burgués ha pretendido ser llenado en nuestro país por el stalinismo) y de esta forma justificar que las masas se mantengan aún sometidas la explotación capitalista.  Estos planteamientos han probado su carácter anti-obrero y antinacional, demostrando que sólo encubren el desesperado y sostenido esfuerzo del stalinismo, la socialdemocracia y la izquierda democratizante aledaña, por mantener el orden burgués.
38.-     Con la misma fuerza rechazamos todas aquellas concepciones políticas de los autoproclamados “trotskystas”, que con la excusa de "facilitar' la construcción del partido cuartainternacionalista le han reemplazado ya por “frentes revolucionarios” (disolución del POR Valenzuela en el MIR), por el entrismo (Izquierda Comunista en el PS, JS morenista también en el PS), por los PT, etc.. Todas estas concepciones oportunistas han devenido en liquidacionismo organizativo y en el abandono de la estrategia del proletariado, para ser reemplazada por el electoralismo, el foquismo o el sindicalerisrno, todos de contenido burgués.  Es esta incapacidad del trotskysmo chileno pero penetrar en las mesas, y para conocer la realidad que se pretende transformar, la que lo ha reducido a un oscuro deambular de sectas carentes de programa y organización partidistas.  Con Trotsky, sostenemos que el partido es el programa y que por cuanto la estructuración de la sección chilena de la IV Internacional, recorrerá el arduo camino de la elaboración programática en el interior de la lucha de !os explotados.
39.-     El cumplimiento de nuestros objetivos supone indefectiblemente la estructuración, en el seno del proletariado y las masas, del Partido Obrero Revolucionario, como organización conspirativa y centralista democrática, integrada por cuadros de la revolución.  Este partido se conforma como sección chilena de la IV Internacional, y ve en el Comité de Enlace por la Reconstrucción de la IV Internacional, el embrión del partido mundial.  En su interior milita el POR boliviano, en quien reconocemos resume lo mejor de la tradición del marx-leninismo-trotskismo a escala mundial, por haber logrado estructurarse largamente como partido programa, buscando encarnar y liderar a las masas altiplánicas en su lucha por la revolución proletaria, estrategia a la cual tras seis décadas de combate se ha mantenido inquebrantablemente fiel.  Nuestra organización reconoce las limitaciones que le impone tonto la situación político como su escaso desarrollo, sin embargo pretendemos alzarnos sobre la rica experiencia de los explotados chilenos y sintetizarla como programa para penetrar de lleno en la masas y conducirlas a su liberación aplastando a la burguesía y el imperialismo con la Revolución y Dictadura Proletarias.
Valparaíso, Febrero de 1998

LUCHAR CONTRA LAS REFORMAS Y POR LA INDEPENDENCIA POLÍTICA DEL PROLETARIADO

El pasado Discurso de Lagos, inaugurando el 21 de Mayo el período de legislatura ordinaria, fue por sí sólo expresivo de la actual coyuntura política. Los temporales de fines de mayo ratificaron este mismo sentido. Con nitidez, las vivas contradicciones que atraviesan al país y que tienen por base el enfrentamiento entre la burguesía y el imperialismo de un lado y del otro las masas explotadas en lucha, se expresaron en ambos hechos.
            La llamada “Cuenta” Presidencial al Congreso Pleno marcó, por encima de toda consideración, una determinación continuista expresiva de la política de aplicar las reformas y planes que impone el imperialismo a cualquier costo. El Discurso de Lagos sintetiza esta impotencia de la burguesía criolla de levantar una política nacionalista y de defensa de los intereses nacionales, tal y como lo exige la crisis económica y social en curso. Esta total incapacidad del Gobierno, no es particularidad de la Concertación, de su desgaste,  es la burguesía chilena -como clase social- la incapaz de dar respuesta a los problemas nacionales. Es absurdo endilgarle a Lagos, a la Concertación, al sistema electoral, a los enclaves pinochetistas, la responsabilidad de esta situación. Esta responsabilidad existe, no cabe duda que Lagos es quien aplica las políticas imperialistas, pero ni él , ni la Derecha, ni Lavín, serían capaces de hacer algo distinto.
            Esta impotencia e incapacidad se manifestó, y se manifiesta diariamente en cada medida del régimen, en la necesidad del mismo de seguir descargando la crisis del capital sobre las espaldas de los trabajadores. El Gobierno concertacionista, la derecha y sus sirvientes, le han declarado la guerra a los explotados y buscan con el paquete de reformas que agitan como modernizaciones profundizarlas.
            Las “Reformas” a la Salud, Educación, al sistema Judicial son el soporte político de las medidas económicas tendientes a entregar los recursos nacionales a las transnacionales. De lo que se trata es de –junto con la privatización de los servicios públicos- generar un régimen funcional al patrón de acumulación de capital.

 

El “AUGE” de la Privatización

            En la salud el llamado Plan AUGE (Acceso Universal con Garantías Explícitas), busca establecer un paquete de prestaciones (se habla de 56 patologías) de salud que constituyan la base sobre la cual operará una especie de seguro gestionado por Compañías privadas (que pueden ser la actuales  Isapres, Aseguradoras). Esta estructura de financiamiento se articulará con la red de hospitales públicos o privados que se
disputarán en el mercado los “clientes” que busquen satisfacer sus requerimientos de Salud.
La aplicación de este plan, descrito en la propaganda gubernamental más o menos de la forma como lo hemos descrito supone a lo menos dos ineludibles consecuencias. En primer lugar, que se impone un número cerrado de prestaciones de salud curativa como mínimo “garantizadas” por el sistema; lo que no se dice es que en la práctica para la inmensa mayoría de la población tales prestaciones mínimas, garantizadas “explícitamente” constituirán el máximo accesible de salud. Esto importa una baja objetiva en el acceso a la salud y si se considera que hablamos de patologías, estos límites de la canasta de prestaciones del AUGE son los límites de la propia vida de los pacientes. Fuera de esa canasta “máxima”, más de 2000 patologías entre ellas casi todas las modalidades de cáncer, sólo la muerte.
Otra obligada consecuencia del AUGE es la autonomización de los hospitales y su autogestión. De la autonomización se desprende un quiebre en el desarrollo de cualquier política de salud pública, ello implica que los Directores de los Servicios de Salud de las diversas Áreas (explicar como está estructurado el SNSS) verán sensiblemente disiminuidas sus atribuciones técnicas para unificar el desarrolllo de una política de salud unificada. Los Directores de los Hospitales públicos utilizarán esta autonomía no para satisfacer las necesidades de la población sino para garantizar la estabilidad financiera de la entidad en la que laboran.
En el mismo sentido, la autogestión persigue fundamentalmente quebrar todas las conquistas de inamovilidad y propiedad del cargo que benefician a los empleados públicos. Bajo este nombre “democrático” se aspira a encubrir el total desmantelamiento de las conquistas de los empleados públicos, en este caso de los empleados de la salud. Se trata de un sueño largamente acariciado por los “modernizadores” desde los tiempos de Pinochet.
Como conjunto la reforma a la Salud aspira a la privatización y a la adecuación del Sistema Sanitario, a los requerimientos del Gran Capital. Se persigue en primer lugar la íntegra privatización del Sistema Nacional de Servicios de Salud, pero para hacerlo atractivo al capital privado, es necesario previamente desmantelar las conquistas de los trabajadores. En segundo lugar mediante estas reformas se consolida el carácter meramente curativo de la Salud; efectivamente, al establecerse una canasta mínima de prestaciones no sólo se está excluyendo una generalidad de patologías, sino que además se define un sistema sanitario que apunta prioritariamente a la acción curativa, de mera  recuperación, a efectos de garantizar la continuidad de la actividad laboral y su explotación.
Los explotados al oponernos a la Reforma a la Salud no lo hacemos por una actitud conservadora. El actual sistema de prestaciones de salud, tampoco satisface nuestros intereses y verdaderamente se encuentra en crisis. Frente a esta realidad se debe plantear una profunda reestructuración de todo el sistema de salud, cuestión que necesariamente pasa por el desarrollo y fortalecimiento de la lucha de los trabajadores de la salud y del conjunto de los explotados y oprimidos. La salud debe ser sometida al Control Colectivo de los trabajadores y de la comunidad organizada, la burguesía ha demostrado su incapacidad de mantener un adecuado sistema sanitario y corresponde a los trabajadores dar una solución radical a este problema.
A partir de este Control Colectivo ha de imponerse la completa expropiación del capital privado de Salud (Clínicas, Isapres, etc.) de forma de dar cuerpo a un Sistema Público Unificado de Salud que priorice las acciones PREVENTIVAS, por sobre las curativas, de forma de garantizar no sólo el acceso a acciones terapéuticas de Salud, sino que una efectiva protección sobre la calidad de vida de la población. Esto sólo puede ser el resultado de una Revolución Obrera, y de la acción directa de las masas en lucha. La enorme superioridad de la medicina cubana no sólo sobre la del resto de América Latina, sino que incluso sobre la de países avanzados, pone en evidencia que la Revolución abre las puertas de la Salud a las masas –aún con todas las limitaciones del burocrático régimen castrista- pero además nos señala con claridad que la burguesía es incapaz de dar respuesta al reclamo de Salud y que sus Reformas sólo redundarán en la mercantilización, privatización y destrucción de todo acceso a la salud.

 

Destrucción de la Educación Pública

La Reforma Educativa es otro de los pilares de la política gubernamental y ha demostrado seguir una línea “de Estado”. Vale decir desde la Dictadura Militar, desde más de veinte años que la burguesía viene trabajando con un mismo objetivo: privatizar la educación y precarizarla.
La Educación Superior fue la primera víctima de las modernizaciones. A pesar de que el Movimiento Estudiantil universitario desplegó gigantescas luchas contra la Dictadura y la privatización, las mismas fueron traicionadas por las direcciones capituladoras DC, PS o PC, las cuales fueron incapaces de potenciar el Movimiento, unificarlo y politizarlo de forma de aplastar las medidas que en los 80 comenzó a aplicar Pinochet. Con la llegada de los Gobiernos concertacionistas, la privatización continuó, sobrevino el repliegue de las luchas, el Movimiento Universitario terminó siendo derrotado y desarticulado y en la actualidad somos espectadores de una Universidad como ya se anticipaba hace veinte años: la mayor matrícula se concentra en entidades privadas, los hijos de obreros, campesinos y de la mayoría explotada ven imposibilitado proseguir estudios superiores y los planteles se han transformado en simples entidades capacitadoras de tecnócratas. No hay investigación, no se crea ciencia ni se genera tecnología. Las Universidades chilenas son el rostro de la impotencia intelectual de la burguesía criolla, de su sumisión al imperialismo, de su carácter antinacional.
Pero los requerimientos del capital no se agotaron con la Educación Superior. También desde comienzos de los 80 se viene desarrollando una lenta y paulatina destrucción de la Educación Pública y Gratuita  a nivel Básico y Medio. Su objetivo ya lo hemos enunciado: precarizarla y privatizarla.
La privatización tuvo su punto de partida en la llamada “Municipalización” que fue el proceso mediante el cual se traspasaron de manos del Estado Central a las municipalidades la propiedad de los establecimientos y la administración de sus recursos humanos, quedando en manos del Ministerio de Educación exclusivamente su coordinación a nivel técnico, planes de estudio, etc..
Con esta medida se logró dar inicio a un ataque desigual, según el Municipio, a las condiciones laborales del profesorado principalmente (aquí se genera la gigantesca deuda previsional con el Magisterio) y, lo más importante se dio cuerpo al régimen de Colegios Particulares subvencionados, los Sostenedores colaboradores de la acción educacional del Estado. Ambos sistemas, privado y municipal, se financiaron –como hasta hoy- con una cuota por día-alumno aportada por el Estado. Esto puso a las municipalidades y a los sostenedores privados a competir por la matrícula de la cual deviene su subsistencia.
El sentido de esta medida fue el e introducir y posibilitar el desarrollo de capital en un área en el que estaba muy poco desarrollada. Si bien es cierto el acceso a la educación sigue siendo gratuito, los prestadores del “servicio educacional” son privados lo que ha ido constriñendo el acceso a la educación debido a que operan con muchas mayores libertades en el manejo de personal y profesorado que el área municipal que aún debe respetar el estatuto de inamovilidad municipal. El resultado ha sido el desarrollo de la matrícula en establecimientos particulares subvencionados en detrimento de los establecimientos municipales que habitualmente van cerrando debido a falta de matrícula.
Este lento proceso de privatización, que posibilita el ataque a las condiciones laborales del profesorado (se amplía la cantidad de docentes en el área privada con casi nulas garantías laborales, fuera del Estatuto Docente) ha servido de punto de partida para una Reforma mucho más profunda: la precarización de la Educación Pública. Con ello indicamos que en cuanto a su contenido, la Educación Pública se ha ido caracterizando por la descentralización curricular, la hiperespecialización y estratificación.   
Todas las llamadas medidas de “personalización” educativa apuntan, más allá del discurso modernizador, a erosionar los contenidos y a segementarlos. El enfoque general del discurso validador de la Reforma Educativa está dado por la idea de que se debe educar para la Democracia y para el Desarrollo, para la inserción y competitividad de Chile en el contexto de un mundo globalizado, etc.. Esto ha tenido como único efecto práctico el hecho de que a los hijos de trabajadores no sólo se les educa para seguir siendo explotados (cuestión propia de todo sistema educacional burgués) sino que se les condiciona y capacita desde el nivel pre-básico para desempeñar determinadas y específicas funciones en el aparato productivo. No sólo se busca formar a obsecuentes sirvientes del capital, sino que se les robotiza y minimiza su espectro intelectual de forma de generar abundante mano de obra barata y calificada.
Demostración clara de este hecho lo constituye el desarrollo de los establecimientos polimodales, técnicos y capacitadores allí donde antes se prestaba una enseñanza unificada. Prácticamente según el barrio, según la actividad económica dominante en la zona, se definirá el curriculum  y plan de estudio. Ya a los 6 años un niño tendrá definido si vivirá para mandar, para desarrollarse y seguir estudios superiores o si su destino será el de servir, obedecer y someterse a la explotación.
Este proceso no sólo destruye el mito de la educación como agente de ascenso social y de progreso cultural. Pone a las claras la total decadencia y degradación del aparto educacional burgués y plantea, de la misma manera que frente a la reforma a la Salud, la necesidad de que este proceso sea revertido y se satisfagan los requerimientos educativos de las masas dentro del marco del programa proletario.
Se debe poner en claro que la educación debe dejar de ser un instrumento de dominación al servicio de los explotadores. La educación en manos de la clase obrera y de la mayoría nacional, ha de ponerse al servicio de la liberación social y nacional, la que no será el resultado de la educación sino consecuencia de ella. La Revolución liberará a la Educación de la miseria burguesa y la transformará en un instrumento potenciador del proceso, fusionará el proceso educativo con el productivo, ligando la teoría con la práctica, desarrollando el pensamiento científico y trasformador. No educación reiterativa y de estéril teorización, la educación fusionadora del trabajo manual y el intelectual, buscando el conocimiento de la realidad y su transformación.
Aunque la burguesía, e incluso esta misma reforma, jueguen con la idea del conocimiento, de integrar teoría y práctica, existe un motivo por el que la pedagogía burguesa no puede fusionar el trabajo manual con el intelectual: se lo impide la base estructural de la sociedad capitalista. Por ello la fusión de la teoría y la práctica en el proceso educativo –que reclamamos como bandera de lucha- supone la destrucción de la gran propiedad privada de los medios de producción y su reemplazo por la propiedad social. Los que trabajan serán los dueños de las máquinas y de la tierra de manera colectiva. Esta será la base de la nueva educación.

 

Reforma Procesal Penal: mayor y mejor Represión

Otro de los “chichés” del régimen, con el que atrevidamente posan hasta de democráticos los genocidas, defensores de genocidas y sus aprendices, son las mentadas reformas el Procedimiento Penal. Es decir a la FORMA como han de operar los Tribunales de Justicia para castigar la comisión de actos delictivos.
La verdad es que agitar la bandera democrática frente al actual Procedimiento Penal vigente en la mayor parte de Chile es bastante fácil. El antiguo Procedimiento es de los más arcaicos y reaccionarios en el mundo y no alcanza a calificar ni de formalmente democrático ni siquiera ante los organismos internacionales como la ONU (la misma que da su visto bueno para el asesinato en  masa de población civil en cualquier parte del mundo, si los  yanquis así lo quieren).
Nuestro Código de Procedimiento Penal fue hijo de la Guerra Civil del 91, hijo del triunfo del bando pro-imperialista, del Gobierno archireaccionario de Jorge Montt, que acabara con la tibia experiencia nacionalista de Balmaceda. Es un procedimiento de carácter inquisitivo regido por el principio antidemocrático de que “el inculpado se presume culpable mientras no se demuestre lo contrario”.
El actual procedimiento es el reino de la arbitrariedad y la corrupción y ha subsistido por más de un siglo porque da amplias atribuciones al aparto estatal para desarrollar actividades represivas dentro del marco de su “legalidad”. Su sola existencia es una clara demostración de que nuestro atrasado y miserable país no conoce ni ha conocido la Democracia burguesa siquiera en sus rasgos superficiales.
El mismo juez que investiga el delito es el que debe acusar al inculpado, y posteriormente juzgarlo. En pocas palabras desde que se inicia la investigación –en la práctica- el inculpado se encuentra condenado. Este hecho que popularmente ha sido calificado como “Justicia para los ricos”, no resiste la más mínima crítica. Cuestionarlo es lo más fácil y rentable en términos políticos. Defender el actual procedimiento penal es como defender los Campos de Concentración de la  Alemania Nazi.
Pero el nuevo Proceso Penal dista mucho de ser superador de los vicios que se enuncian como los objetivos a superar, a modernizar. Se ha organizado una Fiscalía Nacional, encargada de perseguir la responsabilidad de los delicuentes y una Defensoría  Pública que asumirá la representación de los imputados por la comisión de delitos. Estas “partes” darán lugar a un juicio oral, que será negociable, pero ante un Tribunal de Garantías  que definirá si existe mérito para accionar en contra del inculpado y condenarlo si procediere.
Hasta aquí este grueso bosquejo de los rasgos generales del nuevo Procedimiento. Es cierto que al menos formalmente esta reforma introduce cambios procedimentales que hacen más equitativo el Proceso Penal. Pero en la práctica este Procedimiento no redundará en una mayor extensión de los Derechos Individuales ya que el Código Penal y la legislación penal en general continuará siendo la misma. Vale decir el estatuto de derechos o garantías –de origen Constitucional- a los que toda persona puede apelar frente al Estado seguirá siendo el mismo. Lo único que mejorará este procedimiento será la capacidad represiva del Estado. El Estado será más eficiente para reprimir y gana además mayor adhesión a su sistema judicial, legitimándolo como un sistema moderno y democrático.
Este es un hecho de la realidad que escapa a cualquier demagogia. Fiscales, Jueces y Defensores, seguirán saliendo de la selección que realice el aparato burocrático del Estado. Las cárceles, aún cuando se privaticen, seguirán siendo instituciones represivas al servicio de la burguesía y lo más importante, serán capaces de dar juridicidad, legalidad, a la barbarie represiva de los explotadores.
Esta misma reforma –que ha sido concebida en Washington- ha sido aplicada hace años en Argentina, durante el llamado “menemato” de Carlos Menem. Esta reforma no impidió que los asesinatos a los luchadores sigan impunes, que los escándalos de corrupción sigan pudriendo al régimen y que llegado el momento –como lo hizo De la Rúa el pasado Diciembre argentino- lancen a la represión a la calle a matar y a intentar aplastar la lucha de las masas.
En nuestro país la situación es la misma. Es ridículo que se pretenda barnizar de moderno a un sistema judicial que ha conferido el beneficio de impunidad a los genocidas responsable de la muerte y desaparición de miles, del exilio de centenares de miles y de la represión sobre millones. Es ridículo que este sistema judicial reformado, pretenda erguirse como sancionadora de ilícitos delictivos, mientras se funda en el robo y el saqueo de nuestro país a manos de las transnacionales. La “vida y su integridad”, “la propiedad”, la “libertad individual” entre otros bienes jurídicos defendidos por este Procedimiento Penal, son pisoteados en la realidad por el estado y los Tribunales burgueses llamados a defenderlos. Porque sólo defiende la vida de asesinos como Pinochet y la propiedad de piratas y saquedaores como Yurazseck, Matte, Angelini, Telefónica, Endesa, City Bank etc..
El Procedimiento Penal antiguo y su nueva versión reformada deben ser destruidos, por cuanto constituyen un arma en manos de los explotadores. La facultad de juzgar y sancionar los delitos debe radicarse en la comunidad organizada, en los órganos de poder de las masas, en las estructuras asamblearias de que se dote el proletariado para instaurar su Dictadura sobre la minoría explotadora. Sólo estos órganos, genuinas expresiones de la voluntad e intereses de la mayoría, serán capaces de administrar justicia, de juzgar y aplicar dichas determinaciones, de ejercer el poder.
Derrotado el imperialismo, expropiada la burguesía y expulsada del poder estarán dadas las condiciones básicas para que pueda operar un sistema judicial que no ampare a una minoría, sino que exprese los intereses de las amplias minorías. En este proceso, que conduce al comunismo y a la desaparición del Estado (y de todo aparato judicial), podrá verse satisfecha la aspiración de un verdadero Procedimiento Penal que proteja los derechos individuales y se desarrolle como una palanca de la liberación de los explotados y la nación oprimida.

 

Conclusiones

En general, debemos concluir que el rechazo al plan de Reformas que impulsa el Gobierno en la Salud, Educación, Justicia y otras áreas, están dominadas por la necesidad de saciar la voracidad de los capitalistas y servir los intereses imperialistas. Frente a ellas sólo cabe levantar el programa proletario, en ningún caso abanderarse con algún ala burguesa, y defender frente a la crisis capitalista las concepciones propias de la Revolución Proletaria.
Se debe pasar por encima de la falacia de que la oposición a las Reformas constituye un acto conservador, reaccionario. Este argumento en manos de los reformistas de derecha, centro o izquierda, es un absurdo, ya que pretende identificar los intereses miserables de los capitalistas con los de la mayoría explotada.
Es efectivo que deben realizarse transformaciones radicales en la Salud, Educación, Vivienda, Justicia, Economía, etc.; pero estas transformaciones deben mirar a las bases estructurales de la sociedad y no limitarse a maquillar la olla podrida del capitalismo.
Hablar de Reformas en la actualidad supone la validación del orden existente. Sólo es posible reformar aquello que es deseable conservar y ese es el sentido último de las Reformas de Lagos: conservar el orden político y social existente, mantener la represión, profundizar el hambre.
Así como los pasados temporales pasados pusieron en evidencia la miseria en que vive la mayoría de la población en este país y nos plantean los desafíos reseñados; esos mismos temporales con su tempestuosa voracidad han comenzado a erosionar el lodo en que se cimienta el régimen. Es nuestra tarea aglutinar al conjunto del activismo revolucionario en torno a esas concepciones de modo de potenciar la construcción del instrumento que consumará la independencia política del proletriado: el Partido Obrero Revolucionario.
Valdivia, Junio de 2002.

 

CRISIS POR TODOS LADOS: ¿QUÉ HACER?

Si se observa superficialmente la situación nacional, pareciera que ni el conflicto Árabe- Israelí, ni la cercana crisis argentina, hacen tambalear el itinerario imperialista que se empeña en cumplir el Gobierno y los partidos del régimen. La prensa –toda oficialista- se empeña en alimentar el posible regreso de la Derecha a La Moneda y los partidos de Gobierno tratan de salir al frente planteándose como los auténticos creadores del “éxito” del modelo. Pero al margen de estas muecas, la burguesía aparece cohesionada, lo que le da gran fuerza para desarrollar su política de guerra a los trabajadores y explotados.
            Este fenómeno de estabilidad política y económica, extraordinario en la historia chilena, ha alimentado en la última década las más variadas corrientes tanto hacia el interior de la burguesía, en las capas medias, como en el proletariado. La explicación de este proceso ha marcado una común identidad de clase desde el pinochetismo, la Concertación y el PC. La década de los noventa, la de la “transición a la democracia”, más que en cualquier otro período de nuestra historia pretendió consumar el sueño neoliberal de Fukuyama y Pinochet: poner fin a la lucha de clases.
            Bajo esta concepción, que descansa sobre el aplastamiento del movimiento obrero y de masas, se articuló el retorno democrático, que valiéndose de las ilusiones democráticas de las masas expresadas como antipinochetismo, dio cuerpo a una colosal ofensiva sobre los trabajadores. Elocuente expresión  de esto es la caída del salario como participación de la renta nacional en la última década ha caído en casi un 20%, esto ubica a Chile entre los países con mayor desigualdad en la distribución de la riqueza en el mundo, superado sólo por Brasil.
            Base económica y material de este proceso es la hiperconcentración de capital y la enajenación del mismo a favor del capital transnacional. Si en los 70 Allende hablaba de las “60 Familias” para referirse a los grupos que conformaban en ese entonces la oligarquía, en la actualidad no podemos hablar de más de cinco grupos económicos. Sólo el sistema financiero ha experimentado en la última década una concentración que tiene hoy en día al grupo español Santander y al Luksic con más del 60% de participación del sistema financiero privado. Una situación similar la observamos en la estructura de propiedad de los servicios públicos (telecomunicaciones, puertos, carreteras, sanitarias). Este proceso económico ha limado los roces interburgueses, por la vía del extremo debilitamiento de la burguesía criolla.
            Si en los 40-50 la burguesía chilena desarrolló un tímido proceso de industrialización, que lo llevó en los 60 a ser una de las economías más industrializadas de A. Latina (el primer lugar per cápita), a partir de 1974, con la Dictadura Militar, este proceso tendió a revertirse de un modo agudo. La estructura arancelaria chilena, claramente proteccionista en algunas áreas cedió paso a una caída unilateral de los aranceles y protecciones aduaneras lo que no sólo barrió con la industria nacional sino que permitió el ingreso masivo de capitales extranjeros. En la actualidad los principales capitales, especialmente los financieros que concentran la gran propiedad burguesa, están en poder del las transnacionales.
            Este hecho estructural de la economía, ha transformado a la burguesía chilena en un simple parásito intermediario y comercial. Este hecho pone en evidencia la inviabilidad del desarrollo económico bajo bases capitalistas en las semicolonias. Contra la fraseología delirante de los economistas y políticos burgueses, que hablan de “subdesarrollo” como de una enfermedad de la que se puede salir con disciplina fiscal, la realidad nos indica que las transformaciones económicas operadas en las últimas décadas no nos conducen al “primer mundo” sino que muy por el contrario nos empujan a la barbarie. Si queremos saber a dónde nos conducen los planes económicos de los que se ufanan la Concertación y la Derecha no podemos pensar en un armónico desarrollo del tipo europeo occidental. Nuestro futuro lo debemos observar en Haití, en Africa, países y zonas en las que el capitalismo ha destruido toda base productiva de un modo depredatorio, sumiendo  a las masas en condiciones de barbarie. Ese es el futuro al cual nos conduce el capitalismo, el “crecimiento con igualdad” no pasa de ser una mala broma.
            Estas bases económicas y esta dinámica de descomposición del capital, explican la cohesión en las filas de la burguesía. No es la tranquilidad del éxito, es la paz de los cementerios la que se hace presente. Quienes quieren ver en esta quietud desarrollo y democracia, además de actuar como sirvientes del régimen, ciegan sus ojos a la realidad del capitalismo: éste nos conduce a mayor miseria y cesantía, a mayor represión y mayor dictadura. La totalidad de las transformaciones y reformas que hoy impulsa Lagos, están al servicio de viabilizar esta crisis de forma servir la voracidad de las transnacionales contra los trabajadores.
            La sola implementación del llamado plan AUGE es expresiva de esta situación. A partir de una evidente crisis del sistema sanitario, que priva de cobertura de salud a la mayoría de la población, en que una cuarta parte de los beneficiarios vía Isapres perciben beneficios superiores al 75% restante. Frente a esta realidad, en lugar de orientarse a garantizar el amplio, irrestricto y gratuito acceso a todas las prestaciones de salud, las medidas corren en el exacto sentido contrario. El plan AUGE establece una “canasta básica” de prestaciones de salud (que en la práctica será máxima para la mayoría); un sistema de prestadores autónomos de servicios de salud (con lo que se persigue flexibilizar el servicio hospitalario lo que redundará en despidos masivos); todo esto financiado por un sistema de aseguradoras que solventarán el sistema.
            En materia educacional las medidas caminan en el mismo sentido. En la educación superior el aporte indirecto crece, de la misma forma que se privatizan los créditos del “Fondo Solidario”, esto ha tenido como objetivo destruir la Universidad pública y tener un sistema universitario en que cerca de la mitad de la matrícula nacional está en manos privadas. A nivel Básico y Medio, por la vía de la subvención de los establecimientos particulares, el sistema también comienza a ser privatizado. Aún cuando el efecto inmediato es el de quebrar la resistencia del Magisterio (a los que crecientemente se les priva de la inamovilidad de funcionarios municipales), la tendencia creciente es al desarrollo de grandes Sostenedores (empresas propietarias de establecimientos que “colaboran” con la función educacional del Estado) y la quiebra de los más pequeños que perecen por falta de matrícula.
            De conjunto, tanto en materia educacional como de salud, se avanza en el desarrollo de un sistema funcional a la mantención de una abundante mano de obra de baja calificación, protegida por un elemental servicio de salud curativa. Instrucción y capacitación, en reemplazo de educación;  simple curación para la mano de obra barata, nada de salud. Esa es la lógica del modelo capitalista, a ello nos conduce el plan imperialista de Lagos & cía.
Esta condición estructural de la clase obrera y de los asalariados está determinada por la necesidad del capital aumentar las tasas de ganancia, cuestión que sólo puede consumar atacando las fuerzas productivas, concentrando capital, bajando salarios e incrementando la productividad de la mano de obra. Por ello la actual tasa de cesantía, de cerca de un 18% real (el 9% del INE considera como ocupados a una buena parte de subocupados) es parte de la estructura productiva del país, es la consecuencia obligada (que puede evidenciar mínimas variaciones episódicas) de la propiedad privada de los grandes medios de producción y del saqueo del país a manos de las transnacionales. Estas reformas económicas iniciadas por los Chicago Boys en los 70 y mantenidas hoy por los “demócratas” concertacionistas, se sustentan en la contrarrevolución pinochetista, en los 10.000 ejecutados políticos del 73, en el avance contrarrevolucionario que hace casi 30 años ensangrentó el Cono Sur latinoamericano en Bolivia, Uruguay y Argentina.
Estas bases, de estabilidad no de solidez del régimen, son las que están siendo sacudidas en la actualidad por la recesión económica que tiene en crisis las principales economías del mundo. El “milagro chileno” se acabó, la tasa de crecimiento de la economía a caído en un 50% los últimos 3 años, el precio de las materias primas sigue en picada y el único camino para salir de la crisis –en términos capitalistas- es seguir atacando los salarios, las conquistas sociales y las condiciones de subsistencia de las masas. A partir de estas consideraciones debemos concluir que la crisis actual, la caída de los salarios y el aumento de la cesantía, no puede ser resuelto por la burguesía ni por sus instituciones, ni por su parlamento, ni aún con sistema binominal: sólo podrá ser resuelto por la acción directa, la lucha y la movilización de la clase obrera, de los explotados y oprimidos de la ciudad y el campo, del levantamiento de la nación oprimida por el imperialismo.

 

Bases materiales del democratismo

 

Sobre estos hechos las reformas antiobreras y el genocidio fascista, comenzó a gestarse desde el Pentágono y la Casa Blanca, la necesidad de proyectar este régimen y protegerlo aprovechando las ilusiones que años de dictadura militar habían sembrado en la democracia burguesa. El primer triunfo político de este plan estuvo dado por la facilidad con que la burguesía y el imperialismo lograron abrir las puertas a la superación de la crisis, poniendo a todos los partidos políticos bajo su designio. Desde los ochenta comenzó a penetrar la idea de la democracia como resolución, consensuada, a los problemas sociales. Los partidos de izquierda, el PS y el PC, formalmente bajaron todo reclamo de tipo socialista y ajustaron su programa al libreto imperialista, como decíamos más arriba, es decir al simple reclamo democrático y ni siquiera eso: simplemente electoral.
El inicio de los 90 está caracterizado por una fiebre democrática que afectó a todas las organizaciones de trabajadores y de izquierda. Todo reclamo se encontraba condicionado a la estabilidad democrática. Recordemos el Paro convocado para Junio de 1991, que Aylwin se permitió ahogar con un simple llamado por cadena de radio y televisión exhortando a los trabajadores a cuidar la Democracia y a no pretender que en poco más de un año se resolvieran los problemas de 17 años de Dictadura Militar. Han pasado más de diez años de este hecho por lo demás sintomático, Humberto Cabrera, PC y máximo dirigente a esa fecha de la FENATS (actual CONFENATS), doblegó la movilización y mantuvo una actitud obsecuente con el Gobierno de la que devino el avance del plan privatizador de la Salud, que hoy encarna el aludido Plan AUGE.
El son naif de las salsotecas, de las batucadas, de los zanquistas y los mimos, el son del anémico “destape” chileno fue apagando los grandes reclamos democráticos, los que quedaron recluidos en las únicas organizaciones de trabajadores que subsistieron a la Dictadura: el Colegio de Profesores, FENATS y ciertos sectores de CODELCO y el Carbón. El movimiento universitario, que jugó un papel trascendental en la lucha contra Pinochet, luego de algunos movimientos destacables como las Tomas de la UPLACED en Valparaíso (movimiento en que nuestra organización nace en 1992) y del Pedagógico de Santiago, ya para 1995 se había apagado casi por completo como trinchera de lucha política antigubernamental.
Todo este proceso, que concluyó desmontando al movimiento de masas, lo caracterizamos como la segunda derrota de las masas, esta vez a manos de la reacción democrática. Lo que el 73 hicieron los Hawker Hunter y los Campos de Concentración, a partir del 89 lo hicieron los jingles televisivos del embobado democratismo con que la burguesía buscaba doblegar a la lucha de masas, y finalmente lo consiguió. Se inició una época caracterizada por la “renovación” como palabra rectora de la política de aquellos años, la caída del stalinismo a escala mundial, la aplastante derrota de Irak en la Guerra del Golfo, sirvieron de marco para el avance del democratismo. Los viejos partidos obreros chilenos el Partido Socialista y el Comunista, terminaron definitivamente de vaciarse de toda referencia clasista y pasaron a ocupar el lugar más o menos crítico de los liberales pipiolos de los primeros años de la República.
En el caso del PS esta situación no requiere de mayores explicaciones. Un partido que cuenta entre sus dirigentes con destacados enemigos de la clase trabajadora como el privatizador Tohá, el defensor de Pinochet, Inzulza, organizadores de aparatos de seguridad como Schilling, expresa en su piel su carácter burgués. Por encima de las individualidades el hecho de que el PS integre la coalición de Gobierno que impulsa los planes imperialistas y hoy tenga a un militante de sus filas, Ricardo Lagos, como el Presidente de los planes antiobreros y antinacionales, lo caracteriza ineludiblemente como una organización patronal. La lucha de clases los coloca en el lugar que les corresponde, la de los enemigos de clase. El PC, si bien es cierto no ha logrado acceder al Gobierno, ha mantenido una linea de capitulación al régimen, traicionando todo movimiento que ha pasado por sus manos y poniendo como centro de su accionar político la arena parlamentaria. Recientemente Gladys Marín indicaba en El Siglo que debía ponerse en primer plano las movilizaciones... pero para presionar a los parlamentarios y obtener reformas al sistema binominal.

 

Naturaleza de clase de la crisis de la izquierda
Estas concepciones, que repetimos han dominado a la izquierda en la última década, han terminado por consumar el desarme político y organizativo de la clase obrera. El movimiento de masas se encuentra empantanado y no logra salir a la lucha y resistir. En la izquierda coexisten dos concepciones: la cretina democratizante del PC pro oficialista, que es la dominante,  y la de los pequeños grupos revolucionarios, que rechazan el colaboracionismo de clases del stalinismo y buscan potenciar la formación de una dirección revolucionaria.
Ambas tendencias coexisten y la última no logra barrer con el colaboracionismo del PC. La superación del stalinismo presentado como la “única” oposición por la izquierda al Gobierno y al “modelo”, como la de todas las corrientes de izquierda que practican el colaboracionismo de clases, sólo podrá verificarse a condición de que se construya el partido político del proletariado.
Sobre esta cuestión abundan las polémicas y replanteamientos, hay grupos –las alas más de derecha- que pretenden soslayar la cuestión de la formación del partido y pretenden reemplazarlo por un amplio Frente Revolucionario, que exprese a las diversa tendencias de un modo horizontal. Esta concepción, mil veces superada por todos los procesos revolucionarios, pretende descubrir un “atajo” en la construcción del partido y reemplazarlo por la sumatoria de las debilidades de los grupos que se reclaman de la revolución. Ellos reemplazan el programa proletario por los ajustes y equilibrios entre las distintas capillas. Esta dinámica que se ha observado en múltiples instancias (Mesas, Coordinadoras, etc.) tiene un elemento en común, se realiza de espalda a las masas o bien sin ninguna perspectiva de ir hacia ellas. Más allá de una decorosa apelación al marxismo, estas tendencias expresan principalmente la impotencia de la clase media frente a la crisis y su incapacidad –en términos de clase- de jugar un papel de liderazgo en la lucha de clases.
Hay otras tendencias, en la actualidad casi totalmente dispersas, que partiendo de una caracterización común sobre las tareas y la necesidad de estructurar este “Frente Revolucionario”, como apuntábamos más arriba, lo hacen sobre la base del foquismo. La realización de un par de acciones de propaganda armada, la declamación más o menos lírica, sobre la necesidad de tomar las armas y llevar a las masas a ellas, agotan su programa. En general no logran salir de la polémica sobre los “medios de lucha” e ignoran –ante la incapacidad de comprender científicamente la realidad- la dinámica y actividad de las masas, a las cuales en teoría pretenden representar. No sabemos si la detención de los compañeros del FPMR y MIR en Sao Paulo, Brasil, el pasado mes de Febrero, se correspondió con un accionar represivo sobre un proceso de rearticulación de estas tendencias. Lo claro es que más allá de cómo se expresen en la actualidad, históricamente han sido incapaces de dar una respuesta política superadora del electoralismo y el colaboracionismo de clases, por cuanto programáticamente siguen empantanados en el reclamo democrático.
En los últimos años, especialmente en los medios universitarios, se han desarrollado varios grupos que se reclaman del anarquismo. En general los unifica una misma concepción ética, estética (ropas negras, peinados agresivos, cadenas, etc.) más próximo al contestatario contracultural, que a la lucha política. Pero es precisamente el amplio espacio dejado por las corrientes de izquierda, el que ha permitido que estos grupos, más próximos al rock`n roll que a la política, terminen expresando el descontento de los universitarios de izquierda. En general estas tendencias, más allá de sus esfuerzos militantes, no han logrado dar una respuesta global a la crisis de la izquierda, quizás porque precisamente se sienten fuera de ella, como en general se sienten fuera de la lucha de clases. Su visión infantil de acción directa, no pasa de una apelación casi afectiva al régimen, del cual reclaman “libertad” de expresión principalmente.
Un punto a parte lo merecen los distintos grupos que se reclaman del trotskysmo. Es necesario apuntar que las diversas corrientes existentes en la actualidad, forman parte de un prolongado proceso de crisis, escisiones y fusiones que han caracterizado al pretendido trotskysmo chileno desde la disolución de la Izquierda Comunista (escisión equivalente al PC de los años 30, que se identifica con el oposicionismo de Trotsky en el interior de la III Internacional) en el PS. A partir de este hecho, la historia del trotskysmo chileno ha sido la historia de su incapacidad para estructurarse como partido-programa. Esto es, la incapacidad de expresar programáticamente las leyes que rigen el desenvolvimiento de la lucha de clases en nuestro país, esta incapacidad teórica es el resultado de su débil inserción en las masas, de su falta de penetración en las mismas.
Las tendencias existentes en la actualidad expresan el pintoresco mosaico exudado por la crisis de la IV Internacional. Desde los tenues vestigios del Secretariado Unificado de Mandel, pasando por el altamirismo, para llegar a las numerosas astillas del morenismo argentino. Todas estas corrientes buscan, cual más cual menos, formal o informalmente, la construcción del partido político del proletariado. Todas se reclaman del Programa de Transición y de la IV Internacional. Con tamañas coincidencias, surge espontánea la pregunta: ¿por qué no se unifican?. La respuesta no es tan simple, con el mismo razonamiento sólo deberían existir dos partidos: el de la clase obrera y el de la burguesía. Pero los procesos históricos, y la formación de un partido revolucionario es un proceso histórico extraordinariamente complejo, no siguen un formulario, se rigen por la lucha de clases.
Es la lucha de clases, la que hizo estallar en la post-Guerra a la IV Internacional de Trotsky, la que fue destruida política y organizativamente por el revisionisnmo pablista (Michel Pablo, máximo dirigente de la IV a la muerte de Trotsky, llevó al despeñadero al trotskysmo mundial recomendando a sus secciones el “entrismo” en los Partidos Comunistas). Es la misma lucha de clases, la que se ha encargado de pulverizar a todas aquellas corrientes que han pretendido hablar a nombre del trotskysmo y han desenvuelto una política extraña al proletariado. Lo que mantiene pulverizadas a estas diversas corrientes y tendencias, es la ya referida incapacidad para penetrar en las masas elaborar programa, bajo la estrategia de la Dictadura del Proletariado. Esta incapacidad los conduce a ignorar la historia del país y a repetir abstracciones y generalidades sobre el capitalismo, esta incapacidad se transforma en parálisis y les impide jugar un papel transformador de la lucha de clases.
En general estos grupos muestran resistencia a enarbolar la estrategia de la Dictadura del Proletariado, no como consigna, sino que como herramienta programática que define a la acción directa y a la violencia revolucionaria, a la lucha insurreccional como única vía para consumar la Revolución. Defender la Dictadura del Proletariado importa expropiar a la burguesía y chocar frontalmente con el imperialismo, que en un país como el nuestro con un proletariado minoritario, obliga a desenvolver la táctica del Frente Único Antiimperialista para potenciar a la clase obrera como caudillo de la nación oprimida. Defender la Dictadura del Proletariado, en definitiva, es la única forma de hacer del internacionalismo una política concreta, la Revolución Mundial principia en ella, en la arena nacional, se desarrolla en la internacional y remata a escala mundial. La Dictadura del Proletariado es la viga maestra del Programa del proletariado.
Cuando hablamos de “Programa” no nos estamos refiriendo a un conjunto de reclamos agrupados como pliego o petitorio. Al decir Programa, estamos señalando una teoría, la elevación a nivel científico de lo que las masas espontánea o conscientemente desenvuelven día a día en las calles. Hacemos referencia a un método, a una concepción que desentraña la dinámica de la lucha de clases en un país o época determinadas. La formulación del Programa Nacional, base para la estructuración del partido revolucionario, puede experimentar ajustes, precisiones de diversa índole pero todas ellas encuadrados en el método del programa mundial: el Programa de Transición de la IV Internacional. El método marxista, sintetizado en el Programa de Transición , que encarna al marx-leninismo-trotskysta, no puede ser objeto de “actualizaciones” como plantean algunos. No es actualizable, porque lo que en él se expresa no es un juego de consignas, sino que una teoría que en lo esencial afirma que la lucha de los explotados en el marco de la descomposición capitalista, por elemental que sea, conduce a la toma del poder, a la Dictadura del Proletariado. Esto es trotskysmo.
Pero hablar de Dictadura del Proletariado, es también una abstracción, ella debe popularizarse y concretizarse en una precisa fórmula de Gobierno que exprese la identidad de las clases que harán la revolución, a las que convocaremos a tomar el poder. De lo contrario la propaganda revolucionaria deviene en eso, sólo propaganda, privada de transformarse en un efectivo instrumento de transformación de la realidad. No basta con indicar que se lucha por un “Gobierno de Trabajadores”, “del pueblo”, de “los de abajo”, es necesario precisar las clases sociales que realizarán las transformaciones revolucionarias. La Tesis de Abril, en la que Lenin adhiere a la concepción de Trotsky de Dictadura Proletaria, expresa una superación de la fórmula antigua de Lenin de “Dictadura revolucionaria democrática de Obreros y Campesinos”. Esta no era una preocupación de estilo o de puristas, arranca de la convicción de Lenin en orden a que el campesinado en definitiva sería arrastrado a la revolución por el proletariado, bajo la conducción de la clase obrera.
En Chile hoy, sostenemos que es la fórmula de Gobierno Obrero y de los explotados de la ciudad y el campo, la que mejor se aviene a la conformación de las clases sociales. El abrumador peso de las capas medias asalariadas urbanas, obligan a expresar a éstas aún por sobre el campesinado (pequeños propietarios) para identificar bajo esta fórmula a la inmensa mayoría explotada y oprimida, a la nación oprimida por el imperialismo. Este Gobierno Obrero y de los explotados de la ciudad y el campo, materializará no sólo las tareas socialistas de la Revolución, ésta por ser proletaria (obligadamente mayoritaria) cumplirá las tareas propias de la revolución demo-burguesa, de carácter nacional, las quie jamás han sido realizadas por la burguesía criolla. Por ello rechazamos la categoría de “2ª Independencia Nacional”, esgrimida en su momento por la UP y hoy por algunas corrientes que se reclaman del trotskysmo, por cuanto incurre en un error histórico fundamental: jamás ha habido en nuestro país una 1ª Independencia Nacional, porque jamás ha habido revolución democrático-burguesa. Mal se puede hablar de 2ª si no ha habido 1ª, con ello sólo se embellece a la burguesía criolla y se concede a la ideología patriotera, cimentada en los mitos de O`Higgins, San Martín y otros “próceres” y “padres de la patria”.
Estas puntualizaciones, se corresponden a la inevitable responsabilidad que tenemos los marx-leninistas-trotskystas de delimitarnos en términos programáticos, de clase, de toda otra corriente que exprese tendencias de otras clases sociales. En definitiva todas estas diferencias tienen sus diferencias en cuestiones de clase. El proletariado chileno, aplastado por la contrarrevolución pinochetista de los 70 y por la reacción democrática de los 80-90, ha dejado de ser una referencia para las masas, de ahí que se ha hecho sentir fuerte el peso de la clase media, de la pequeña burguesía. Por este motivo, se han fortalecido extraordinariamente las tendencias políticas democratizantes y sus concepciones “horizontales” y simplistas sobre la resolución del problema de dirección de los explotados.
Con esto no queremos decir que nos separe de la vanguardia de izquierda una barrera de clase. Todo lo contrario, porque partimos de la base de que los revolucionarios deben ser agrupados como partido bajo la estrategia del proletariado, es que combatimos implacablemente toda manifestación política que nos aleje de este objetivo. Si no damos esta pelea caeríamos en un sectarismo incorregible, que bloquearía –por la “izquierda”- la estructuración del partido revolucionario. A esta tarea convocamos a la vanguardia y al activismo, a retomar las banderas del proletariado, a construir el Estado Mayor de la Revolución, una organización centralista democrática, de cuadros profesionales de la revolución (no rentados), el partido-programa de la clase obrera chilena, su sección de la IV Internacional.
Valdivia, Abril de 2002