MANIFIESTO ANTIIMPERIALISTA
El reciente atentado a las Torres Gemelas y el Péntagono, emblemas militar y financiero del imperialismo norteamericano, constituye un poderoso punto de partida para la más gigantesca campaña política y militar de los EE.UU., en contra de los explotados y oprimidos del mundo entero. Ante estos hechos, los trotskystas del Comité Constructor del Partido Obrero Revolucionario, declaramos:
1.- Con toda la espectacularidad producida por las cadenas periodísticas yanquis, el atentado ha dado inicio a una campaña contrarrevolucionaria, bautizada con el ridículo eufemismo de “Justicia Infinita”. A esta campaña se han sumado la Unión Europea, la Socialdemocracia, el Vaticano, la totalidad de los Gobiernos Latinoamericanos, Rusia, China y –curiosa novedad- Fidel Castro. Con mayores o menores reservas retóricas se ha conformado un formidable acuerdo político internacional “Contra el Terrorismo”, acuerdo que en la actualidad encabeza el Gobierno de Bush y que se propone legitimar la agresión imperialista sobre las naciones islámicas, sobre Afghanistán, sobre el recientemente satanizado y ex agente de la CIA Osama Bin Laden y su movimiento Al Kaida. Este virulento frente contrarevolucionario, es expresivo del incontrarrestable peso norteamericano frente a las otras potencias imperialistas, de la absoluta impotencia de los diversos nacionalismos de contenido burgués, como el de Chávez en Venezuela que ha prestado su apoyo a esta agresión, y de la profunda putrefacción del orden capitalista que requiere el expediente de la guerra genocida para mantener su poder. Con esta campaña el Gobierno norteamericano pretende satisfacer militarmente, con un golpe maestro, sus intereses sobre el petróleo en el Medio Oriente y ampliar su base social en el frente interno para aplicar medidas de crisis sobre los propios trabajadores norteamericanos, los 100.00 despidos anunciados por las aerolíneas y la industria aeronáutica, son una viva manifestación de esta ofensiva interna.
2.- EE.UU., su Estado y Gobierno, son los principales impulsores del terrorismo genocida a escala mundial. En todo el ancho del orbe, millones de explotados han caído bajo las políticas de exterminio diseñadas en el Pentágono. Los EE.UU., mucho más que la Alemania Nazi, inauguraron el período histórico en que el capital requiere para su propia conservación, la masiva destrucción de fuerzas productivas. A diferencia de los Nazis que expandieron su podredumbre sólo en Europa y por poco más de diez años, los EE.UU. –como potencia imperial- desde comienzos del Siglo XX y hasta nuestros días y en todo el mundo, han masacrado a millones de personas, levantado campos de concentración y tortura, exterminando poblaciones completas con explosiones atómicas (Hiroshima y Nagasaki), practicado la deportación masiva, invadido países y sustentado brutales dictaduras militares, todo ello en defensa de los inmundos intereses de Wall Street. Los EE.UU., que han masacrado población civil y practicado el Genocidio y el Terror en Japón, Corea, Guatemala, Nicaragua, Indochina, Chile, Argentina, Brasil, Líbano, Libia, Irán, Sudán e Irak; los invasores de Puerto Rico, República Dominicana, Grenada, Panamá y Somalía; los sostenedores e instructores de las más brutales y tenebrosas policías políticas del mundo. Este imperialismo norteamericano, en plena descomposición, es el principal responsable y sostenedor del terrorismo a escala mundial. Ellos han desatado un guerra abierta –desde hace más de un siglo- a los pueblos y explotados del mundo entero. En este marco el atentado a las Torres Gemelas es un hecho insignificante, resultado de la propia barbarie yanqui y que en nada mina su poder sobre el mundo.
3.- El atentado, perpetrado con métodos extraordinariamente rudimentarios: simples cuchillos para facilitar el secuestro de cuatro o cinco aviones comerciales, puso en evidencia la falsedad de la supuesta invulnerabilidad militar norteamericana. Luego de la Guerra del Golfo, en 1991, de la mano de la supuesta muerte del “comunismo”, circuló sobre todo en medios de izquierda la idea del inicio de una fase de guerra digital, ascéptica, en que el poder de los capitalistas se habría transformado en invulnerable. Se vivió durante la pasada década la idea reformista de que se cerraba la posibilidad de los explotados de acceder al poder mediante la violencia revolucionaria, el reformismo se nutrió adicionalmente del terror mundial que provocó el ataque a Irak. Se reprodujo milimétricamente la absurda idea difundida por los reformistas del Siglo XIX: que la invención de la ametralladora, haría igualmente imposible a los explotados tomar el poder mediante el uso de las armas. La historia se ha encargado de desmentir ambas extravagantes ideas, sin embargo ha puesto en evidencia un hecho sustancial: el verdadero poder del imperialismo no es militar, es político. La verdadera fuerza del Gobierno de Bush radica en su capacidad de utilizar el atentado como un instrumento para poner en línea con sus propios intereses al resto de las potencias mundiales, a los gobiernos de las semicolonias, a la Iglesia, a los vestigios del stalinismo, etc..
4.- En este sentido, a pesar de la espectacularidad del atentado y de las simpatías que este hecho pudo generar en los obreros y oprimidos del mundo entero, a pesar de la audacia y heroísmo de los pilotos suicidas, el atentado dejó intacto el poder del imperialismo, el cual lejos de debilitarse utiliza este hecho para intentar salir de su crisis y pasar a la ofensiva contra las masas. De ser efectivo que este atentado fue perpetrado por el grupo de Bin Laden, este atentado sería entonces además expresivo de la impotencia política del nacionalismo burgués talibán, de su incapacidad para enfrentar al imperialismo y de combatirlo efectivamente apoyándose en la movilización de las masas árabes. El humo de la explosión invariablemente se disipará, a la cabeza de tal o cual compañía radicada en las Torres Gemelas se reemplazará al ejecutivo muerto, es posible que reconstruyan los edificios destruidos, la rueda de la explotación capitalista volverá a girar como antes: sólo que la represión policial y las agresiones militares se harán más salvajes y brutales. El terrorismo individual, típico de la pequeña burguesía y en manos del nacionalismo integrista, habría demostrado una vez más, de trágica forma, su inutilidad en términos de potenciar la lucha de masas, de politizar a los explotados y de acercarlos a la violencia revolucionaria de masas que los conducirá a la victoria. Sin duda que quienes perpetraron estos atentados, no tenían en vista la revolución proletaria como estrategia. Si fue el nacionalismo de Bin Laden el impulsor de estas acciones, este mismo delineó su carácter de clase: no se cuestiona las bases sociales del imperialismo, en el mejor de los casos se busca golpear la mesa para negociar con él. En esta perspectiva las masas están de más, basta con estrellar aviones.
5.- Frente a estos hechos, es necesario poner el alto las concepciones políticas, programáticas, de la clase obrera. La burguesía ya ha hecho lo propio montando esta campaña y se dispone para pasar a la ofensiva, ella puede avanzar principalmente debido a la ausencia de una dirección revolucionaria que exprese, auténticamente y de forma internacionalista, los intereses de la clase obrera mundial. Es lamentable la postura pacifista, democratizante y “antiterrorista” que caracteriza a diversas corrientes de “izquierda” en Chile y el mundo. Pretendidos marxistas e incluso trotskystas, más allá de ciertas peroratas sobre la revolución, terminan postrados ante la campaña imperialista y parecen más empeñados en condenar al terrorismo y demostrar profesión democrática, que en organizar a la vanguardia obrera y en potenciar el combate antiimperialista. Reconocer y plantear correctamente los principales problemas políticos que hoy enfrentamos los explotados, pelear por la penetración del programa proletario en el seno de las masas, es la prueba de fuego por la que pasamos en estos críticos momentos los revolucionarios y antiimperilistas en el mundo entero. Esto es especialmente vigente en el Chile de hoy. Es imprescindible romper con la prédica impotente del pacifismo y enfrentar esta nueva situación con los principios y métodos propios de la lucha de clases. En este sentido Trotsky indicaba que “no tenemos nada en común con aquellos que posan de moralistas que, en respuesta a cualquier acto terrorista hacen declaraciones solemnes sobre el valor absoluto de la vida humana. Estos son los mismos que, en otras ocasiones, en nombre de otros valores absolutos, por ejemplo el honor de la nación o el prestigio del monarca, están dispuestos a hundir a millones de personas en el infierno de la guerra”.
6.- El desarrollo de la situación política internacional hace imprescindible en estos cruciales momentos, plantear la necesaria constitución de un Frente Único Antiimperialista en los países atrasados y semicoloniales como los de América Latina y del Medio Oriente. En EEUU y demás países imperialistas el derrotismo revolucionario debe caracterizar la política del proletariado, los explotados norteamericanos, japoneses y de la Unión Europea, en solidaridad con sus hermanos de clase de los países oprimidos en el Medio Oriente, deben batallar contra la campaña belicista que pretende, con la sangre de los obreros de estos países imperialistas, servir los intereses de las grandes compañías transnacionales, únicas beneficiadas con la guerra. Ambas políticas, de frente único antiimperialista y de derrotismo revolucionario, deben proponerse la defensa de la nación islámica, la derrota del imperialismo y la transformación de la guerra imperialista en guerra civil, en lucha por el poder proletario. Se debe señalar con claridad que nuestro objetivo es la defensa incondicional de la nación afghana, de Bin Laden y su movimiento Al Kaida, frente a la agresión imperialista. Esto último de modo alguno importa una capitulación a las concepciones políticas ultrarreacionarias de los talibanes, sino que muy por el contrario es expresivo de una realidad política del porte de una catedral: el proletariado, sus métodos y estrategia revolucionarias, es la única clase capaz de desenvolver consecuentemente la lucha antiimperialista, que hoy día significa defensa de la nación oprimida, frente único antiimperialista en la clara perspectiva de la revolución y dictadura proletarias.
7.- Es ineludible señalar que este combate comienza en nuestros propios países, en la lucha contra nuestras propias burguesías. El desarrollo de este combate presupone actualmente en Chile, redoblar la lucha contra el Gobierno Pro-imperialista de Lagos, principal sirviente en nuestro país de los intereses norteamericanos que hoy día significan el horror genocida, vestido con el viejo traje del antiterrorismo. Sabemos lo que significa “antiterrorismo”, en nombre de ese objetivo en los 70 las Dictaduras Militares comandadas por EE.UU. hicieron desaparecer a 30.000 argentinos, 10.000 ejecutados políticos en Chile y decenas de miles de luchadores en todo el Cono Sur Latinoamericano, que cayeron bajo las garras asesinas de la “lucha contra la subversión”. Los mismos intereses asesinos que sostuvieron a Pinochet, son los que hoy día están detrás de la agresión militar contra el pueblo afghano. Es el Gobierno de Lagos el que vía privatizaciones y sirviendo el pago de la deuda externa, contribuye a financiar desde nuestro país la masacre en el Medio Oriente y se mantiene como su sirviente mediante los tratados de sumisión al imperio como la OEA, TIAR etc.. Es la hora de levantar las banderas del proletariado, de agrupar a la vanguardia en torno al único programa auténticamente antiimperialista: el programa obrero de la Revolución y Dictadura Proletarias. Construir el partido que busque llevar este programa a las masas, el POR; reconstruir el Partido Mundial de la Revolución Socialista, la IV Internacional; y desplegar todo nuestro combate por estructurar un Frente Unico Antiimperialista, son las tareas fundamentales a las que convocamos a los militantes que se reclaman de la izquierda y la revolución. Hoy, con mayor fuerza, adquiere vida y plena vigencia la tarea que planteara el Manifiesto Comunista en el Siglo XIX: ¡PROLETARIOS DEL MUNDO, UNÍOS!.
¡SOLIDARIDAD CON LOS OPRIMIDOS UNIENDO LAS LUCHAS CONTRA EL GOBIERNO PRO-IMPERIALISTA DE LAGOS!
¡A CONSTRUIR UN FRENTE ÚNICO ANTIIMPERIALISTA!
¡APLASTAR LA AGRESIÓN GENOCIDA COMBATIENDO POR LA REVOLUCIÓN Y DICTADURA PROLETARIAS!
1.- Con toda la espectacularidad producida por las cadenas periodísticas yanquis, el atentado ha dado inicio a una campaña contrarrevolucionaria, bautizada con el ridículo eufemismo de “Justicia Infinita”. A esta campaña se han sumado la Unión Europea, la Socialdemocracia, el Vaticano, la totalidad de los Gobiernos Latinoamericanos, Rusia, China y –curiosa novedad- Fidel Castro. Con mayores o menores reservas retóricas se ha conformado un formidable acuerdo político internacional “Contra el Terrorismo”, acuerdo que en la actualidad encabeza el Gobierno de Bush y que se propone legitimar la agresión imperialista sobre las naciones islámicas, sobre Afghanistán, sobre el recientemente satanizado y ex agente de la CIA Osama Bin Laden y su movimiento Al Kaida. Este virulento frente contrarevolucionario, es expresivo del incontrarrestable peso norteamericano frente a las otras potencias imperialistas, de la absoluta impotencia de los diversos nacionalismos de contenido burgués, como el de Chávez en Venezuela que ha prestado su apoyo a esta agresión, y de la profunda putrefacción del orden capitalista que requiere el expediente de la guerra genocida para mantener su poder. Con esta campaña el Gobierno norteamericano pretende satisfacer militarmente, con un golpe maestro, sus intereses sobre el petróleo en el Medio Oriente y ampliar su base social en el frente interno para aplicar medidas de crisis sobre los propios trabajadores norteamericanos, los 100.00 despidos anunciados por las aerolíneas y la industria aeronáutica, son una viva manifestación de esta ofensiva interna.
2.- EE.UU., su Estado y Gobierno, son los principales impulsores del terrorismo genocida a escala mundial. En todo el ancho del orbe, millones de explotados han caído bajo las políticas de exterminio diseñadas en el Pentágono. Los EE.UU., mucho más que la Alemania Nazi, inauguraron el período histórico en que el capital requiere para su propia conservación, la masiva destrucción de fuerzas productivas. A diferencia de los Nazis que expandieron su podredumbre sólo en Europa y por poco más de diez años, los EE.UU. –como potencia imperial- desde comienzos del Siglo XX y hasta nuestros días y en todo el mundo, han masacrado a millones de personas, levantado campos de concentración y tortura, exterminando poblaciones completas con explosiones atómicas (Hiroshima y Nagasaki), practicado la deportación masiva, invadido países y sustentado brutales dictaduras militares, todo ello en defensa de los inmundos intereses de Wall Street. Los EE.UU., que han masacrado población civil y practicado el Genocidio y el Terror en Japón, Corea, Guatemala, Nicaragua, Indochina, Chile, Argentina, Brasil, Líbano, Libia, Irán, Sudán e Irak; los invasores de Puerto Rico, República Dominicana, Grenada, Panamá y Somalía; los sostenedores e instructores de las más brutales y tenebrosas policías políticas del mundo. Este imperialismo norteamericano, en plena descomposición, es el principal responsable y sostenedor del terrorismo a escala mundial. Ellos han desatado un guerra abierta –desde hace más de un siglo- a los pueblos y explotados del mundo entero. En este marco el atentado a las Torres Gemelas es un hecho insignificante, resultado de la propia barbarie yanqui y que en nada mina su poder sobre el mundo.
3.- El atentado, perpetrado con métodos extraordinariamente rudimentarios: simples cuchillos para facilitar el secuestro de cuatro o cinco aviones comerciales, puso en evidencia la falsedad de la supuesta invulnerabilidad militar norteamericana. Luego de la Guerra del Golfo, en 1991, de la mano de la supuesta muerte del “comunismo”, circuló sobre todo en medios de izquierda la idea del inicio de una fase de guerra digital, ascéptica, en que el poder de los capitalistas se habría transformado en invulnerable. Se vivió durante la pasada década la idea reformista de que se cerraba la posibilidad de los explotados de acceder al poder mediante la violencia revolucionaria, el reformismo se nutrió adicionalmente del terror mundial que provocó el ataque a Irak. Se reprodujo milimétricamente la absurda idea difundida por los reformistas del Siglo XIX: que la invención de la ametralladora, haría igualmente imposible a los explotados tomar el poder mediante el uso de las armas. La historia se ha encargado de desmentir ambas extravagantes ideas, sin embargo ha puesto en evidencia un hecho sustancial: el verdadero poder del imperialismo no es militar, es político. La verdadera fuerza del Gobierno de Bush radica en su capacidad de utilizar el atentado como un instrumento para poner en línea con sus propios intereses al resto de las potencias mundiales, a los gobiernos de las semicolonias, a la Iglesia, a los vestigios del stalinismo, etc..
4.- En este sentido, a pesar de la espectacularidad del atentado y de las simpatías que este hecho pudo generar en los obreros y oprimidos del mundo entero, a pesar de la audacia y heroísmo de los pilotos suicidas, el atentado dejó intacto el poder del imperialismo, el cual lejos de debilitarse utiliza este hecho para intentar salir de su crisis y pasar a la ofensiva contra las masas. De ser efectivo que este atentado fue perpetrado por el grupo de Bin Laden, este atentado sería entonces además expresivo de la impotencia política del nacionalismo burgués talibán, de su incapacidad para enfrentar al imperialismo y de combatirlo efectivamente apoyándose en la movilización de las masas árabes. El humo de la explosión invariablemente se disipará, a la cabeza de tal o cual compañía radicada en las Torres Gemelas se reemplazará al ejecutivo muerto, es posible que reconstruyan los edificios destruidos, la rueda de la explotación capitalista volverá a girar como antes: sólo que la represión policial y las agresiones militares se harán más salvajes y brutales. El terrorismo individual, típico de la pequeña burguesía y en manos del nacionalismo integrista, habría demostrado una vez más, de trágica forma, su inutilidad en términos de potenciar la lucha de masas, de politizar a los explotados y de acercarlos a la violencia revolucionaria de masas que los conducirá a la victoria. Sin duda que quienes perpetraron estos atentados, no tenían en vista la revolución proletaria como estrategia. Si fue el nacionalismo de Bin Laden el impulsor de estas acciones, este mismo delineó su carácter de clase: no se cuestiona las bases sociales del imperialismo, en el mejor de los casos se busca golpear la mesa para negociar con él. En esta perspectiva las masas están de más, basta con estrellar aviones.
5.- Frente a estos hechos, es necesario poner el alto las concepciones políticas, programáticas, de la clase obrera. La burguesía ya ha hecho lo propio montando esta campaña y se dispone para pasar a la ofensiva, ella puede avanzar principalmente debido a la ausencia de una dirección revolucionaria que exprese, auténticamente y de forma internacionalista, los intereses de la clase obrera mundial. Es lamentable la postura pacifista, democratizante y “antiterrorista” que caracteriza a diversas corrientes de “izquierda” en Chile y el mundo. Pretendidos marxistas e incluso trotskystas, más allá de ciertas peroratas sobre la revolución, terminan postrados ante la campaña imperialista y parecen más empeñados en condenar al terrorismo y demostrar profesión democrática, que en organizar a la vanguardia obrera y en potenciar el combate antiimperialista. Reconocer y plantear correctamente los principales problemas políticos que hoy enfrentamos los explotados, pelear por la penetración del programa proletario en el seno de las masas, es la prueba de fuego por la que pasamos en estos críticos momentos los revolucionarios y antiimperilistas en el mundo entero. Esto es especialmente vigente en el Chile de hoy. Es imprescindible romper con la prédica impotente del pacifismo y enfrentar esta nueva situación con los principios y métodos propios de la lucha de clases. En este sentido Trotsky indicaba que “no tenemos nada en común con aquellos que posan de moralistas que, en respuesta a cualquier acto terrorista hacen declaraciones solemnes sobre el valor absoluto de la vida humana. Estos son los mismos que, en otras ocasiones, en nombre de otros valores absolutos, por ejemplo el honor de la nación o el prestigio del monarca, están dispuestos a hundir a millones de personas en el infierno de la guerra”.
6.- El desarrollo de la situación política internacional hace imprescindible en estos cruciales momentos, plantear la necesaria constitución de un Frente Único Antiimperialista en los países atrasados y semicoloniales como los de América Latina y del Medio Oriente. En EEUU y demás países imperialistas el derrotismo revolucionario debe caracterizar la política del proletariado, los explotados norteamericanos, japoneses y de la Unión Europea, en solidaridad con sus hermanos de clase de los países oprimidos en el Medio Oriente, deben batallar contra la campaña belicista que pretende, con la sangre de los obreros de estos países imperialistas, servir los intereses de las grandes compañías transnacionales, únicas beneficiadas con la guerra. Ambas políticas, de frente único antiimperialista y de derrotismo revolucionario, deben proponerse la defensa de la nación islámica, la derrota del imperialismo y la transformación de la guerra imperialista en guerra civil, en lucha por el poder proletario. Se debe señalar con claridad que nuestro objetivo es la defensa incondicional de la nación afghana, de Bin Laden y su movimiento Al Kaida, frente a la agresión imperialista. Esto último de modo alguno importa una capitulación a las concepciones políticas ultrarreacionarias de los talibanes, sino que muy por el contrario es expresivo de una realidad política del porte de una catedral: el proletariado, sus métodos y estrategia revolucionarias, es la única clase capaz de desenvolver consecuentemente la lucha antiimperialista, que hoy día significa defensa de la nación oprimida, frente único antiimperialista en la clara perspectiva de la revolución y dictadura proletarias.
7.- Es ineludible señalar que este combate comienza en nuestros propios países, en la lucha contra nuestras propias burguesías. El desarrollo de este combate presupone actualmente en Chile, redoblar la lucha contra el Gobierno Pro-imperialista de Lagos, principal sirviente en nuestro país de los intereses norteamericanos que hoy día significan el horror genocida, vestido con el viejo traje del antiterrorismo. Sabemos lo que significa “antiterrorismo”, en nombre de ese objetivo en los 70 las Dictaduras Militares comandadas por EE.UU. hicieron desaparecer a 30.000 argentinos, 10.000 ejecutados políticos en Chile y decenas de miles de luchadores en todo el Cono Sur Latinoamericano, que cayeron bajo las garras asesinas de la “lucha contra la subversión”. Los mismos intereses asesinos que sostuvieron a Pinochet, son los que hoy día están detrás de la agresión militar contra el pueblo afghano. Es el Gobierno de Lagos el que vía privatizaciones y sirviendo el pago de la deuda externa, contribuye a financiar desde nuestro país la masacre en el Medio Oriente y se mantiene como su sirviente mediante los tratados de sumisión al imperio como la OEA, TIAR etc.. Es la hora de levantar las banderas del proletariado, de agrupar a la vanguardia en torno al único programa auténticamente antiimperialista: el programa obrero de la Revolución y Dictadura Proletarias. Construir el partido que busque llevar este programa a las masas, el POR; reconstruir el Partido Mundial de la Revolución Socialista, la IV Internacional; y desplegar todo nuestro combate por estructurar un Frente Unico Antiimperialista, son las tareas fundamentales a las que convocamos a los militantes que se reclaman de la izquierda y la revolución. Hoy, con mayor fuerza, adquiere vida y plena vigencia la tarea que planteara el Manifiesto Comunista en el Siglo XIX: ¡PROLETARIOS DEL MUNDO, UNÍOS!.
¡EXPULSAR A LOS YANQUIS DE AFGHANISTÁN, PALESTINA Y TODO EL MEDIO ORIENTE!
¡SOLIDARIDAD CON LOS OPRIMIDOS UNIENDO LAS LUCHAS CONTRA EL GOBIERNO PRO-IMPERIALISTA DE LAGOS!
¡A CONSTRUIR UN FRENTE ÚNICO ANTIIMPERIALISTA!
¡APLASTAR LA AGRESIÓN GENOCIDA COMBATIENDO POR LA REVOLUCIÓN Y DICTADURA PROLETARIAS!
Comité Constructor del Partido Obrero Revolucionario (Sección chilena del Comité de Enlace por la Reconstrucción de la Cuarta Internacional, CERCI)
Septiembre de 2001
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