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CONTRA LA CORRIENTE

EN MEDIO DE LA CRISIS BURGUESA DE LA CLASE OBRERA RESISTE EL PLAN NAFTA Y SE PREPARA PARA MAYORES ENFRENTAMIENTOS.

 

La lucha de clases en Chile evoluciona conforme se desarrollan dos procesos. Del lado de la burguesía, ésta procesa su crisis como consecuencia de la aplicación del Plan NAFTA. Del lado de la clase obrera y de las masas, éstas comienzan a despertar de un prolongado reflujo, protagonizando una extensa fase de reorganización.

 

1.- * EL CUENTO DEL “TIGRE”
            Chile atraviesa por una etapa de gran crecimiento en sus volúmenes de producción. En los últimos cuatro años la tasa de crecimiento del PGB (Producto Geográfico Bruto) se empina en promedio sobre el 6% y la inversión extranjera es de las más altas en toda la historia del país. Según la CEPAL el ingreso per cápita de nuestro país alcanza los US$ 2.800, superado sólo por Venezuela y México en el subcontinente.
            La inversión Extranjera Directa en los últimos tres años es superior a la materializada en nuestro país entre 1970  y 1990, constituyendo por tanto el elemento más dinámico de nuestra economía. Ello es observable en el hecho de que la Inversión Extranjera constituye un 20% de la Inversión Nacional, estos capitales provienen prioritariamente de USA (36.9 %) y Canadá (11.9%). La consecuencia es que de las 80 empresas más grandes del país, el 51% es íntegramente propiedad extranjera. La transnacionalización es mayor en el sistema bancario, el cual en un 72% es íntegramente extranjero.
            Vivimos por tanto, una etapa de “oro” en cuanto a inversión internacional. Así, el Gobierno de Frei se encuentra a las puertas de subscribir el Tratado de Libre Comercio -NAFTA- con USA, Canadá y México. Esta “excelencia” es ratificada por las preferentes ubicaciones con las que ha sido clasificada la economía chilena por las consultoras Salomón Brothers  y la Standards & Poor’s, que la ubican en el primer lugar para invertir en América Latina.
            Chile pasaría así, a jugar un rol de potencia “subimperialista”, una especie de Suiza de Latinoamérica, un centro financiero para la inversión en la zona. Luego de la fase privatizadora de servicios y empresas del Estado, le siguió una segunda, caracterizada por la expansión y diversificación de las exportaciones, esta tercera fase se sintetiza en la incorporación al NAFTA y en la virtual absorción de nuestra economía por el capital transnacional.
            Este es un proceso en curso en el que adquieren mayor desarrollo algunas ramas, como la minería, en que las principales empresas mineras a nivel mundial son a su vez propietarias de las mayores empresas mineras privadas del país, aportando el 50% de las exportaciones del rubro (Broken Hill, Río Tinto Zinc, Mitsubishi, propietarias de La Escondida; Exxon propietaria de la Diputada de Las Condes). En el campo de la Industria Alimentaria, las multinacionales Nestlé, Unilever y Parmalat son propietarias de la totalidad de las empresas del rubro de significación nacional.
            El sustento de la transformación de esta “Tercera Fase” se encuentra en el descomunal desarrollo del sistema financiero (dominantemente norteamericano y español) y de las telecomunicaciones. Ambas áreas han alcanzado el mayor grado de desarrollo de la región, y sirven por tanto, de soporte para la expansión del modelo, aún cuando quedan pendientes algunas reformas al sistema financiero (secreto bancario), los pasos fundamentales para la apertura de la cuenta de capitales se encuentra casi enteramente realizados. Esto ha permitido a los cuatro principales grupos económicos locales formalizar inversiones en el exterior por más de cinco mil millones de dólares, capitalizando parte de la privatizaciones en los países de América del Sur (Argentina, Perú, etc.).
            Más o menos de esta forma es como nos viene presentando la prensa oficialista el proceso económico que vive Chile.
            Este “cuento” es el que da cuerpo a la ofensiva ideológica del imperialismo y que logra devoción en las capas superiores de la clase media, la que en forma importante sirve hoy de sostén social del régimen.
            Esto es lo que ha hecho ver espejismos de “desarrollo capitalista” a la izquierda “renovada” (PS), como a la “consecuente” (PC y satélites), las que consienten en la idea de que “ el discurso clasista” se encuentra agotado y que “nuevos actores sociales” han emergido en la realidad nacional y consecuentemente “nuevos problemas” han surgido (ecología, minorías, etc.). Se distinguen –estas raleas de izquierdistas sólo en su grado de adhesión al modelo económico respecto del cual no existe una posición proletaria, vertiéndose la crítica en el terreno burgués.

 

* LA CRISIS INTERBURGUESA
            La aplicación de los planes imperialistas, aunque “El Mercurio” lo desee con fervor, no será sin roces, choques y hasta enfrentamientos entre los sectores burgueses que comandan este proceso y los que sufrirán sus consecuencias. Ello dentro del marco del sometimiento de ambos sectores burgueses al imperialismo.
            La crisis reconoce dos aristas: por un lado, el cumplimiento del plan NAFTA -de absorción por parte de las transnacionales de la economía chilena- supone que los sectores burgueses industriales desarrollados al amparo de la “sustitución de importaciones” de los años 30-40 y aquellos ligados a la agroganadería tradicional, deberían tarde o temprano desaparecer. Por otro lado, emerge como consecuencia de la necesaria privatización de CODELCO, la crisis de las FFAA.

 

* EL CHOQUE EMPRESARIAL
            Como ya se ha indicado, las transformaciones económicas que impulsa actualmente el imperialismo -a través, del servil gobierno concertacionista- buscan consolidar un modelo exportador, que haciendo pie en exportaciones que en un 60% son mera extracción y un 31% de procesamiento primario, sirva como base para la especulación financiera en la región.
            En efecto, el comercio exterior que antes del 82’-83’ equivalía a un 53% del PGB, en 1992 pasó a representar un 75% del mismo. Las exportaciones alcanzaron el 37% del producto, mientras las importaciones llegaban a ser el 38% del gasto de los residentes. Aún en plena fase recesiva y mientras caían los precios de las exportaciones chilenas, estas alcanzaron un 32% del PGB y los saldos fueron positivos para la economía y las ganancias fueron aún mayores. En los últimos diez años, la tasa de crecimiento de las exportaciones ha superado la del crecimiento de la producción.
            Esta evolución exportadora se explica además en el hecho de que las elevadas tasas de ganancias en nuestro país -por regla general- no se sustentan en el avance tecnológico, sino que en la disminución de los costos salariales y en la intensificación del uso de la fuerza de trabajo, reorganizándola y elevando sus ritmos.
            La estructura tradicional del capital, viene siendo golpeada sistemáticamente dando lugar a una hiperconcentración de capitales, tal como el que hoy reúnen los grupos Luksic, Matte, Angelini y Yaruszeck. Estos grupos aparecen asociados umbilicalmentea la banca mundial y se dotan para ello de una estructura horizontal (abarcando gran variedad de ramas de la producción) y operando desconcentradamente mediante filiales y subcontrataciones de cada parte del proceso de producción y distribución, hegenonizadas todas por el capital oligopólico (financiero).
            Estos grupos golpean a los menores y devastan a la mediana y pequeña empresa volcada al mercado interno. Ramas tradicionales de la industria como el calzado, textil, siderurgia y metalmecánica se encuentran en vías de extinción en la medida de que sigan bajando los aranceles aduaneros.
            En la agricultura tradicional el cuadro es similar, los cultivos de maíz, trigo, papas, arroz vienen en caída libre, ello, mientras se desarrolla la agroindustria orientada a la exportación. En el área tradicional sólo en los dos últimos años se han perdido 50 mil puestos de trabajo.
            Esta situación, está ocasionando resistencia, la cual hasta el momento viene siendo procesada dentro de las válvulas de seguridad del régimen, sin embargo, es difícil que estas válvulas - esencialmente políticas – puedan seguir operando a mediano plazo cuando el plan de entrega al imperialismo se siga desarrollando. La pretendida gradualidad del NAFTA no solucionará la necesaria desaparición de estos sectores. Hoy son cortes de caminos simbólicos, pero, la desesperada subsistencia de estos sectores necesariamente se hará sentir.

 

* DESMONTAR LAS FFAA Y ACABAR CON CODELCO
            Este problema es el que involucra mayor dificultad y es el que ha motorizado hasta la fecha las crisis más serias del régimen. La privatización de CODELCO - la empresa  cuprera más grande del planeta – es uno de los necesarios pasos que se han de dar “en la senda del NAFTA”. Esto, no sólo por su relevancia económica significativa de por sí, sino porque su privatización importará un signo inequívoco de que la sumisión de la burguesía chilena al imperialismo ha alcanzado su virtual absorción económica transformándose nuestro país en una “neo” colonia yanqui.
            Concretar este objetivo busca demás disciplinar, reordenar, las FFAA chilenas y su complejo militar industrial, los cuales son consecuencia de su hiperdesarrollo durante la dictadura pinochetista, han pasado a jugar un papel de relativa independencia y resistencia al plan imperialista. Ello por cuanto las FFAAA se financian con un 10% de las ventas de CODELCO, empresa que el año 94’ obtuvo utilidades del orden de los US$1.100 millones. Esto le ha permitido a las FFAA ocupar el segundo lugar en América Latina no sólo en capacidad de fuego, sino que en producción y exportación de armamento liviano y mediano.
            Se trata entonces – vía privatizar CODELCO – de cortarles su principal fuente de financiamiento y autonomía. Esto significa que las FFAA de conscripción regular, deberán ser reemplazadas por una fuerza profesionalizada, de elite, al estilo argentino o de la Guardia Nacional somocista. Por su parte, la industria armamentista, de no ser privatizada, deberá enfrentar su desmantelamiento.
            De ahí las giras del genocida por el mundo, y de ahí la circunstancia de que aún Pinochet permanezca al mando del Ejército. La resistencia es al estilo gorila, no se observa ni un asomo de lo que pudiera (así sea formalmente) constituir un enfrentamiento al imperialismo, ni menos de que pudiera buscar un espacio en las masas con una demagogia de última hora. La resistencia de Pinochet se mueve por el riguroso espacio que le permite defender su aparato y no es observable un grado mayor de beligerancia. No obstante ello, se trata de un aspecto especialmente sensible en el régimen y que persiste como foco permanente de tensión, lo que impide a la burguesía homogeneizar criterios y la mantiene hasta hoy dividida.

 

 

II.- * EL LENTO DESPERTAR DEL MOVIMIENTO OBRERO

            El movimiento obrero se encuentra atomizado e incapaz de dar una lucha a escala nacional de forma de voltear los planes del gobierno de Frei.
            Esto es algo que se enraíza en la crisis de dirección revolucionaria de la clase obrera la cual ha dado curso a una profunda transformación en la estructura de la clase obrera chilena. Ello, como consecuencia de los cambios operados en el patrón de acumulación de capital propio del Modelo Económico pinochetista.
La clase obrera ha experimentado una gran concentración en aquellas áreas productivas volcadas a la exportación, ello tiene como contrapartida la “reconversión” – destrucción de área textil y otros sectores industriales que se desarrollaron como sustitutivos de importaciones, produciendo por tanto para el mercado interno.
            Producto de los hechos expuestos, si bien aumenta la sobreexplotación a niveles siderales (la Tasa de Ganancia se empina sobre el 30%, es lo que hace atractivo invertir en Chile); si el sueldo mínimo cubre escasamente una CUARTA parte de la canasta familiar; si se desmantelan los servicios públicos y crece el déficit habitacional; si, hasta como el propio gobierno reconoce, 4.5 millones de chilenos vivimos en la pobreza, cabe preguntarse entonces, ¿POR QUÉ LA CLASE OBRERA NO SE MOVILIZA. QUÉ OCURRE CON SUS LUCHAS?.
            Trataremos de responder esta interrogante, partiendo de la premisa de que el elemento decisivo en este reflujo es político. Esto es, que la crisis de nuestra sociedad - como del capitalismo a escala mundial - es consecuencia de la falta de una dirección revolucionaria enraizada en el proletariado. Sin embargo, este elemento no puede agotar nuestro análisis. Revertir la crisis de dirección supone conocer la realidad que aspiramos a transformar y para ello, debemos conocer lo que concretamente esta ocurriendo en las bases obreras.

 

 

* LA CLASE OBRERA SE ENCUENTRA EN MINORÍA
            El proletariado, clase que por su ubicación en el proceso productivo, es revolucionaria por excelencia, se encuentra en manifiesta minoría. Cuestión propia de un país de capitalismo atrasado en el cual se combinan modos de producción capitalistas, con modos precapitalisrtas (pequeños productores, indios, etc.).
            Los datos que arroja el último censo poblacional del año 92’ e información estadística de la dirección d.3...el trabajo, demuestran que de los 13.6 millones de habitantes, 5.3 constituyen la fuerza de trabajo. Dentro de ella, la pequeña burguesía urbana tiene un peso descomunal. Efectivamente, el 48.2% de la fuerza de trabajo, labora en el sector terciario de la economía. Sólo un 18.1% de la fuerza de trabajo se ubica en el sector primario (agricultura, silvicultura, pesca y minería), mientras un 31.7% lo hace en el sector secundario: industria, construcción, transporte.
Este dato estructural, pone de manifiesto que nuestra minoritaria clase obrera deberá arrastrar a las masas empobrecidas urbanas, incluyendo a la baja clase media, para efectivizar el Frente Único Antiimperialista y consumar su estrategia expulsando a la burguesía del poder.

 

* EL DESEMPLEO Y LA SUBOCUPACIÓN SUSTENTAN EL MODELO ECONÓMICO
            En el primer trimestre de este año la tasa de desocupación alcanzaba el 5.2% afectando alrededor de 272.000 trabajadores. Al término del 94’ la desocupación subió afectando prioritariamente al sector industrial (textil y calzado). La lucha en contra de este verdadero flagelo que azota a los trabajadores debe servir para orientar la movilización a partir de las huelgas sectorizadas, hacia un enfrentamiento de clase contra clase.
            Pero, las cifras absolutas de desempleo deben ser observadas con distancia, la información disponible considera como ocupados a miles de trabajadores que se desempeñan ya esporádicamente, o bien, vendiendo en la calle. Los trabajadores por cuenta propia y el servicio doméstico correspondían al 15.6% y 5.1% de la fuerza de trabajo respectivamente, agrupando a 956.186 personas. Si consideramos esos datos, podemos concluir que la cesantía y la sub- ocupación bordean el 15% del total de la fuerza de trabajo. Esta masa constituye una presión muy fuerte que es utilizada por el empresariado para desarmar los movimientos huelguísticos, especialmente en áreas de baja calificación de la mano de obra (construcción, agroindustria).

 

* UN MOVIMIENTO OBRERO ATOMIZADO Y MANIATADO
            La legislación laboral está concebida para impedir la organización de los trabajadores. Su efecto ha sido demoledor en el movimiento obrero, la clase ha experimentado en este terreno un retroceso histórico. Las cifras del 94’ evidencian una brusca caída en la tasa de sindicalización llegando hasta el nivel del año 90’. En términos absolutos, la situación es mucho más preocupante, ya que esta disminución corresponde con una caída de 40.000 trabajadores menos que dejaron de estar sindicalizados, esta situación no ocurría desde la crisis de los años 82’-83’.
            Así, podemos indicar que el año 93’ aumenta el número de sindicatos - 633 nuevos - pero, el número promedio de trabajadores por sindicatos baja. En otras palabras, hay más sindicatos, mayor división y disminuye bruscamente la fuerza de las organizaciones laborales. Basta señalar -reforzando este planteamiento- que un 30% de los sindicatos vigentes al año 93’ se encontraban en receso. La proporción de sindicatos inactivos ha venido aumentando de año en año.
            El movimiento obrero refleja a nivel organizativo ciertas particularidades según sea la rama de la producción  que se observa y la regla parece ser la siguiente: a mayor concentración de la fuerza de trabajo, la sindicalización es menor. En la minería, que concentra sólo un 1.9% de la fuerza de trabajo la sindicalización - una de las más bajas en la historia de esta rama fundamental en el proletariado chileno - alcanza un 56.7%. Por contrapartida la agricultura y los servicios (excluido el comercio) presentan tasas de sindicalización al 10%, en circunstancias que en esta rama se concentra un 47% de la fuerza de trabajo.
            El sindicato de empresa es la forma predominante de organización en la minería y la industria. En la agricultura y el comercio la forma principal de organización son los sindicatos de trabajadores independientes. La escasa fuerza organizada en la construcción está constituida por sindicatos transitorios. El 81% de los sindicatos activos tiene menos de 100 socios, sólo a este nivel puede ejercerse el derecho a huelga.
            Se impone, por tanto, la lucha por estructurar sindicatos que agrupen a las diversas ramas de la producción SINDICATOS ÚNICOS controlados por sus bases, para el combate. Para ello es necesario organizar ahí donde no hay sindicatos, y allí donde estos organismos existan, debemos luchar por su  más amplia unificación.

 

* VIVIMOS UN PERIODO DE REORGANIZACIÓN
            Hasta 1973, la clase obrera chilena se caracterizó por la existencia de poderosas organizaciones sindicales. Por esta vía y a través, de otros organismos que se fueron creando en la propia lucha, el proletariado protagonizó toda una etapa en su desarrollo político. La más alta expresión de este proceso lo constituyeron los Cordones Industriales, que durante la U.P el 72’-73’, desafiaron a la burguesía y al gobierno de colaboración de clases que encabezó Allende, y se dispusieron a  expulsar del poder a los explotadores y al imperialismo de  nuestras tierras. El Golpe, significó un corte en la continuidad de esta experiencia casi tan aguda como lo fue la Guerra Civil para la clase obrera española.
            Ya sabemos que si el proletariado no logró consumar esta tarea se debe a que faltó un partido revolucionario capaz de conducir ese proceso político hacia la revolución proletaria..
            El 80% de los actuales sindicatos tiene menos de 10 años de antigüedad.
            El 29.5% de la fuerza de trabajo está constituida por mujeres en circunstancia de que constituyen el 50% de la población. El 52.1% de la fuerza de trabajo tiene menos de 35 años de edad. El 23.4% tiene entre 35 y 44 años. Entre los 45 y los 54 hay un 14% y sólo un 9.5% de la fuerza de trabajo tiene más de 54 años.
            Vivimos, es evidente, un proceso de reorganización que caracterizamos como el necesario reordenamiento de un movimiento obrero fundamentalmente de resistencia y que prepara sus herramientas para dar grande luchas. La juventud y la pobreza económica de sus organizaciones hace que en su interior no hayan cristalizado grandes aparatos de burócratas sindicales del tipo argentino o de los “pelegos” brasileños. Sin embargo, debido al predominio del “apoliticismo” en las filas sindicales, los burócratas logran imponer la línea de colaboración de clases que le imprimen los partidos del régimen (Concertación y PC). Esto permite a una organización minoritaria como la CUT (escasamente nuclea el 10% de la masa sindicalizada) ejercer una importante influencia desmovilizadora hacia el interior del movimiento obrero.

 

* LA CONSTRUCCIÓN DEL P.O.R.
            La actual situación de reflujo del movimiento obrero es transitoria, así como lo es la pretendida estabilidad del régimen. La principal responsabilidad de los revolucionarios es la de construir el Partido Obrero Revolucionario. Debemos luchar incansablemente por estructurar a la vanguardia proletaria en torno al programa de la Revolución y Dictadura Proletaria.
            Esto significa, unificar las luchas de resistencia en curso, darles expresión organizativa y proyectarlas al enfrentamiento con el proyecto se sumisión al imperialismo del Gobierno de Frei. Debemos poner en claro que esto es algo concreto y que comienza con poner al centro del debate la necesidad de preparar una HUELGA GENERAL PARA APLASTAR AL GOBIERNO Y SU PLAN NAFTA. Al centro de esta lucha hemos de ubicar la estrategía obrera.
Las principales movilizaciones a nivel nacional del último año que ha realizado la Salud, el Colegio de Profesores, la Asociación de Empleados del Poder Judicial e incluso la reciente movilización de los mineros de Schwagger han sido movimientos que resisten la aplicación del                proyecto imperialista OBJETIVAMENTE. Si estas luchas no han logrado imponerse ello es consecuencia del aislamiento y traición ha que han sido sometidas por parte de los burócratas, sean estos de la Concertación o del PC. FALTA UNA DIRECCIÓN REVOLUCIONARIA, su construcción supone la expulsión de los burócratas de la CUT y la recuperación de este organismo de la clase obrera para las propias bases.
            La unificación de las luchas de obreros, empleados estatales, campesinos, mapuches y masas pobres del campo y la ciudad debe realizarse bajo el liderazgo del proletariado. Esto significa que la unidad que buscamos es para el combate anticapitalista y asume forma organizativa en el Frente Único Antiimperialista que llamamos a conformar. Este debe partir de la lucha  por las reivindicaciones más elementales de las masas: Salario y Pensión mínima igual a LA Canasta Familiar de US $500; Derecho irrestricto de Huelga y Sindicalización por Rama de Producción; Escala Móvil de horas de trabajo para absorber la cesantía; et. Para proyectarlas a la Revolución Proletaria.
Lucha Obrera, 6 de Abril de 1995, Valparaíso.

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